Capítulo 1

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Los gritos son lo único que se oye en la sala. Nunca me han gustado los gritos, menos aún si son de dolor, como en este caso.

La sala en la que me encuentro es muy grande, y hay mucho eco. La gente mira para otro lado, evitando mirar hacia donde se encuentra el chico, que está apunto de morir. Las pocas personas que lo estamos observando sentimos angustia por él, y lástima. Una última lágrima se resbala por su mejilla, y cae al suelo, al igual que él. Todos los presentes volvemos a respirar, aunque con dolor en el pecho tras la escena que acabamos de presenciar.

Tenemos la muerte muy presente, pero hablamos muy poco sobre ella, como si así pudiéramos evitarla, aunque sea lo único seguro en nuestra vida.

Los guardias reales se llevan al chico, mientras los demás esperamos a que entren el rey y la reina a dar el discurso. El palacio es grande, elegante, y muy frío; sobretodo muy frío.

Miro a mi izquierda para ver a la familia del recién fallecido llorar desconsoladamente. Me encantaría hacerlo a mi también, llorar por este acto de crueldad que ha pasado, aunque se que no puedo, que no me lo permitirían, al no mantener ninguna relación con el hombre. Aunque tan solo lo vi un par de veces en mi vida, me duele pensar que sus familiares le han perdido, por tan solo no haber encontrado a la persona que era dueña de su corazón.

Todos nos giramos hacia atrás, cuando escuchamos las puertas abrirse. Acto seguido, los reyes, y sus dos hijos entran a la sala real, donde estamos reunidos las personas que tenemos dieciocho años de Skylark y la familia del chico.

Los reyes entran, y rompen el silencio que reinaba en la sala, al hacer que la gente murmure sobre ellos, o como creo yo, sobre todo del príncipe. Desde pequeña había escuchado hablar a la gente del principe Kayden, pero no fue hasta hace un par de meses cuando anunciaron que el principe también participaría en los Sueños de Medianoche cuando me fijé en él.

No pensé que él también estaría obligado a participar, pero claro, aquí da igual de quién seas hijo o hija, no importa la sangre, es algo a lo que estamos todos obligados.

Parece que el principito no se ha salido esta vez con la suya, ¿eh?

No me caen mal los reyes, ni nada por el estilo, es más, me parece que son personas muy amables, pero me parece que su hijo es un niño mimado. Tampoco es que él me caiga mal, simplemente, me da la sensación de que es un poco creído. Además, no me hace mucha gracia que por el simple hecho de ser hijo de los reyes tenga más privilegios que los demás.

Los reyes son personas altas, morenas, y de tez blanca. Con una elegancia acorde a su estatus. En cambio, Kayden, no tiene nada de elegancia. Oh bueno, en realidad sí. Tiene la misma elegancia que un orangután, por muy bien que se vista. Tiene los ojos azules, y el pelo negro. Todos los del reino creemos que de pequeño se tiñó sin querer el pelo, y por eso lo tiene así. Su hermana Kiara, tiene el cabello castaño claro, como sus padres.

—Bienvenidos a todos. Os agradecemos enormemente que hayáis asistido esta noche a la Fiesta de Medianoche —comenta la reina, mirándonos a todos con sus ojos azules, con una gran sonrisa—.Como ya sabréis, después de esta noche, viviréis durante tres meses en el palacio de Skylight, donde seguiréis con vuestras clases habituales, y tendréis que cumplir con el desafío que os impondrán cada semana.

—Esperamos que sepáis que los desafíos no serán tan fáciles como los que hacéis vosotros, de verdad o reto y esas cosas —se oyen algunas risas cuando dice esto el rey, y después se pone serio—. Queremos dar nuestro más sincero pésame a la familia del recién fallecido, lo lamentamos.

Seguido de esto, la familia abandona el lugar. El ambiente se vuelve por un momento más siniestro, y frío, al darnos cuenta, de lo que puede llegarnos a pasar si no conseguimos el objetivo de todo esto.

—Como habréis presenciado hace unos momentos, si en tres meses no lográis encontrar a vuestro amor, ni descubrir su secreto más profundo, moriréis. Esperamos que eso no ocurra. Además, este año hay gente muy bella, seguro que más de uno estaba deseando que llegara este momento— dice la reina, en un intento de relajar el ambiente.

A mi derecha, mi amiga Emerald sonríe, y se acerca a mi oído a hablarme, para que pueda escucharla hablar por encima del ruido que hacen los reyes al hablar.

—¿Estás nerviosa por estos próximos tres meses, Tate?

—Para nada. Ya sabes que siempre se me han dado bien los libros de misterio, no me será difícil averiguar quien de aquí es mi alma gemela.

—Si bueno, quien de verdad debería estar nervioso es el principe— se ríe un poco, mientras mira al principe.—Todo el mundo empezará a decir que tienen sospechas de que Kayden es el amor de su vida.

Ese comentario me hace gracia, porque seguramente pase algo así.

—Al menos le alimentará un poco más el ego al principito. No queremos que se nos ponga triste cuando no pueda estar con todas las chicas que quiera—le digo de broma a Emerald, ya que todos conocemos su fama.

Justo en ese momento desvío mi mirada a la del principe, la cual esa mirando fijamente a algún punto detrás de la multitud que hay.

Me giro para ver a qué o a quien está mirando, y entonces me doy cuenta.

Es una Bonhoma, una bruja hereditaria que aconseja a la familia real. Sobre todo al principe. Creemos que en palacio están preocupados por Kayden. Hemos escuchado, que el principe no tiene un amor verdadero, debido algo relacionado con un embrujo familiar.

Cuando la bruja me ve mirándola, se desvanece, tras su capa. No es raro verla hacer algo así, las Bonhoma no son personas muy aficionadas a ser vistas. Supongo que pensaría que nadie se daría cuenta de que estaba aquí, y que quería ver cómo iba la fiesta.

Vuelvo a mirar al frente, para ver cómo los reyes finalizan su discurso con unas últimas palabras, para darle comienzo a la Fiesta de Medianoche.

—Recordad, mañana al amanecer, todos vosotros deberéis presentaros en las puertas de palacio para marcharos al lugar en que residiréis durante ese tiempo, como he dicho anteriormente, el palacio de Skylight, que se encuentra a las afueras del reino. Dicho esto, que comience la Fiesta de Medianoche.

Nada más la reina termina su discurso, y empezamos a aplaudir, vemos cómo el principe se va directo a la mesa donde se encuentran todas las bebidas, entre ellas también las alcohólicas.

Tras beberse de un solo trago su copa de vino, se va hacia la música y pone una canción más de fiesta, y luces más de ambiente. La princesa Kiara sonríe al ver lo que hace Kayden. Los reyes se marchan, y nos dejan solos a unos quinientos chicos con ganas de divertirnos.

En cuanto los reyes se van, Kayden se sube al estrado, para hablar, y dar su propio discurso. Estoy segura de que dirá alguna tontería de las suyas. No se puede esperar más de un chico que solo piensa en fiestas, alcohol, y divertirse, sin pensar en su pueblo. Seguro que no pierde el sueño ni una noche por cómo la gente vive.

Su hermana en cambio, si que se le ha visto más por el reino, que aunque sea pequeño, está muy necesitado. Los reyes y la princesa se preocupan mucho por todos nosotros.

—Bueno, por fin estamos solos ¿eh? Aunque supongo que la palabra solos no es la más adecuada, dado que estamos como quinientas personas. Vaya ambiente tan bueno hay aquí; si alguien tiene alguna sugerencia de canción, que la solicite, y la pondremos. Lo que más queremos es pasárnoslo bien esta noche, y estoy seguro que más de uno lo hará— cuando dice esto, levanta otra copa de vino que acaba de coger, y la alza, brindando.

Ah y una cosa que se me olvidó mencionar. Al principe le encantan las bebidas alcohólicas. Bueno, mucho es quedarse corto. A unos le gustan las chocolatinas, los refrescos, los pasteles... A él le encanta el vino.

Apenas un segundo después de brindar, todo el mundo empieza a bailar, y a animar la fiesta.

Sueños de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora