Merlin.... Porque hablé

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Cuando ya estaban en la pista de baile empezó a sonar un canción lenta, al empezar el baile se notaba que uno de ellos estaba tensó, evitaba mirar al otro compañero y solo se movia en sincronía.

Para todo aquel que viera esa escena, le parecería particular porque de cierta forma aunque uno se veía como más tenso, había un ambiente alrededor de los dos que era..... Atrayente de cierta forma.

El pelinegro hizo girar al rubio y luego lo atrajo hacia su pecho haciendo que sus miradas por primera vez conectarán, el esmeralda y el gris azulado chocaron en una batallas de voluntades, ninguno queria perderla pero ambos sabían que eran débiles ante el otro, el rubio bajo un poco la mirada y desvio los ojos.

Todo era tan confuso, porque lo detestaba de verdad lo hacía pero cuando estaba frente a el se volvía débil, su estúpido corazón le llevaba la contra y empezaba a latir como loco, en contra de sus deseos empezaba a orbitar a su alrededor.

Siempre buscando su mirada.

Otro giro hizo que volviera su atención al causante de su conflicto, ese que solo lo utilizo y se burlo de el, ese que le dijo que sus besos eran ambrosía, ese que le dijo que solo era un pasatiempo, ese que le dijo que sus ojos lo hacían volar y perderse en el cielo..... Ese que se burlo de sus lágrimas y dijo que le sorprendía que no fueran de diamantes.

Cómo podía no odiarlo cuando le había hecho tanto daño, pero....... Cómo podría no amarlo cuando en su momento el lleno los espacios faltantes, era tan doloroso estar en su presencia, era como estar demasiado tiempo debajo de un sol caluroso.

Quemaba, y los enrojecimientos en la piel dolían.

-No me niegues tus ojos, nunca mentí cuando dije que ellos me hacían volar lejos de todo.... Son lo mas bello que jamás he visto. - Le susurro en el oído al platinado, mientras sus manos traviesas lo atraían más hacia su cuerpo, su cabeza quedó posicionada en su cuello, oliendo así su delicioso y fino aroma.

El azabache no mentía, sus pensamientos más lúgubres siempre eran silenciados cuando veía esos hermosos ojos, era como su propia droga, no quería contar cuantos habrían caído en sus encantos porque tardará dias en hacerlo.

Sus miradas chocaron otra vez mientras ellos se movían con la música de fondo, creando así una red que atrapo sus miradas en el otro, creando mas atracción.

Ambos lo sentían pero solo uno estaba dispuesto a intentarlo, el otro solo quería ahuyentar todos esos sentimientos, no los quería, no otra vez, ya había aprendido su lección, no iba a tropezar con la misma piedra dos veces.

- No te atrevas.- le dijo al azabache cuando esté acerco su rostro a sus labios, lo miro a los ojos y luego a sus labios. - no te atrevas a hacerlo Potter.

Le susurro sintiendo la respiración del otro chocando con la suya, estaba seguro que muchos los estaban mirando pero ya tenía mucho en que pensar como para sumar algo más.

- No lo haré. - Dijo para plantarle un beso en su mejilla, solo rozando la esquina de sus labios.

Su piel cosquilleo bajo esos labios, se sintió sonrojar y mientras el otro le hacía dar una vuelta más aprovecho para mirar alrededor, mucho estaban bailando también, pero habían otros que si los estaban observando.

- Deja de pensar.

Su voz lo saco de sus cavilaciones, volteo a verlo.

- Tus pensamientos hacen ruido, solo..... Concéntrate en mí. - Apretó más su agarre y lo atrajo más hacia su pecho mientras seguía manteniendo el ritmo de la música.

- Para ti es fácil decirlo, siempre has estado bajo los reflectores. - Dijo mientras pasaba su brazos por su cuello.

- Tu también lo has estado.

UPS! ... no debí decir eso (harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora