Quiero hablar escúchame

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La primavera siempre fue su estación favorita del año, contrario a lo que muchos pensarían odiaba el frío... Lo hacía sentir solo, en primavera en cambio había un contraste entre frio y calor, y era muy lindo, florecían las flores, los árboles daban frutas y más hojas, todo era más alegre.

Eso no quiere decir que odie el invierno simplemente... No tiene con quién acurrucarse en una manta a tomar chocolate caliente mientras lee un libro, o bueno lo tuvo pero fue todo una farsa, una mera ilusión.

No iba a negar que todavía lo amaba, talvez no tan intensamente como antes pero lo hacía, amaba a ese hombre que le había lastimado profundamente.

Un hombre que le dejo cicatrices tanto físicas como emocionales, y las dos con el mismo nivel de dolor.

Pero su corazón era terco... Y seguía amando a ese tonto Griffindor de pacotilla, por más que intentaba mirar a otros no podía hacerlo,el tenía razón; cuando dijo que se había encargado de que siempre recordara su nombre al recibir una caricia.

Y es que su recuerdo a veces penetraba en sus pensamientos, podía estar haciendo algo que no tenga nada que ver con el y de repente le llegaba un recuerdo a su mente.

Pero el no se guía por su tonto corazón, si así fuera caería ante sus dulces palabras una y otra vez, el usaba su cerebro y su cerebro era inteligente.

Justo porque su cerebro era inteligente, es que no sabía que estaba haciendo en ese lugar.

Supone que su corazón lo controlo por un momento.

Estaba tomando su desayuno de forma tranquila, obviamente el maldito chisme ya se había regado por tada la maldita escuela, aunque estaba de mal humor decidió dejar esos pensamientos de lado y tomar su desayuno.

En lo que a él respecta no tenía nada que ocultar, podía atribuir todo a que Potter siempre a estado obsesionado con el.

No dejaría que eso lo afectará.

– Todos te están mirando.

– Que miren todo lo que quieran no me importa.– Dijo para luego llevar un trozo de pera a su boca.

– ¿Porque Potter dijo eso?, siempre creí que te detestaba.– dijo el moreno poniendo mantequilla a su tostada.

– Mmm igual su fijación por el otro nunca fue normal. – dijo el castaño mientras llenaba su vaso de jugo de manzana.

No comento nada sobre lo que ellos decían, simplemente se concentro en terminar su desayuno.

– La verdad nunca imaginé que fuera masoquista, mira que enamorarte de tu enemigo... Eso está chafado.

– Bueno la verdad siempre creí que el que haría ese tipo de confesión sería Draco, como siempre andaba pendiente a el.– comento el moreno con la boca un poco llena.

– Cállate Blaise, a mí no me gusta Potter.

Le lanzo una mala mirada y el otro solo rio como si nada con el de pelo castaño.

Soltó un suspiro de fastidio y tomo de su vaso.

Justo cuando estaba por terminar el desayuno, entraron las lechuzas entregando las cartas, delante de el calleron tres cartas.

Una era del consejo de profesores que le daban una respuesta a su petición de ser pasante de pociones, la otra era de su madre y la última no tenía remitente.

Guardo las cartas y se levanto del asiento, las leería al acabar las clases.

– Vamos dejen de hartar como cerdos, vamos a llegar tarde a clases.

– Pues yo sería un cerdo muy sexy.– soltó una carcajada ante lo dicho por Theo.

– Solo muevete jajaja.

....

Al acabar las clases fue a su habitación y hizo algunas tareas, dejo de lado las cartas por un momento y adelanto algunas tareas que aún le faltaban.

Cuando termino se levanto y se dió un baño, se puso su pijama de una vez, no tenía hambre así que no iría a la cena.

Ya acomodado en su cama empezó a abrir las cartas, su madre le comentaba sobre el baile de navidad que habría en la mansión en Francia y que si iba a llevar algún acompañante le avisará, no creía llevar uno pero igual preguntara primero.

La segunda carta, la del consejo de profesores decía que primero debía aplicar un examen y estaría en lista de espera si lo pasaba... Solo lo hacían porque era un ex mortifago, todavía se acuerda cuando su padrino se quejaba con el de los completos estúpidos que ponían como ayudantes de pociones solo porque asi podían tener más historial en su currículum estudiantil.

Si fuera Granger quien lo pidiera seguro no dudarían en decir que si.

La tercera carta, la anónima la tomo entre sus manos y la observo un rato, sintió escalofríos al verla... Era color roja y tenía unas partes vino tinto, tenía una leve sospecha de quien fue su remitente.

La abrió lentamente y empezó a leer.

"Draco... No he estado haciendo las cosas bien, creo que después de todo tienes razón soy un tonto Griffindor impulsivo, pero quiero remediar el como he actuado.

Así que te propongo algo, ven al claro del bosque prohibido, solo dos minutos y si lo que te voy a decir no te parece puedes irte y te juro que te dejare en paz... Solo déjame sentir que al menos hice el intento.

Att: Harry ♡♡"

Y aquí está hoy en el día siguiente, apunto de hacer caso a esa estupidez.

La verdad es que no tenía de que otra forma llamarle, porque en realidad no estaba equivocado, ir directamente hacia el hombre que te lastimo es una estupidez.

Pero su corazón era un estúpido que tenía curiosidad... Además le gustaba la atención que le estaba dando, pero eso no quiere decir que vaya a caer, no no claro que no.  Simplemente vera que quiere, lo hará rogar un poco más y luego se irá diciéndole que no, para así quedar satisfecho.

Al llegar al claro todo estaba oscuro, pero apenas puso un pie más adentro lámparas flotantes iluminaron el lugar.

En el centro del claro había una manta que estaba muy decorada al rededor, velas flotaban en círculo y pétalos de rosas estaban haciendo un camino hacia la manta.

En el centro se notaban bandejas tapadas, todo era muy hermoso pero estaba solo.

Mirando un poco al rededor noto que no había nadie más, cuando se iba a ir choco con el cuerpo del pelinegro.

– Si viniste.– El pelinegro fue el primero en hablar, sonriendo se empezó a dirigir a manta.

–No pensarás que solo por una cena en el suelo voy a caer ante ti.– Dijo el rubio cruzándose de brazos.

– De hecho se que no lo harías pero... No te pedí que vinieras por éso.– Dijo hablando serio de repente. – Toma asiento, tratare de ser breve y no tomar mucho de tu tiempo.

UPS! ... no debí decir eso (harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora