Lo que nos dijimos-2

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Todo estaba en silencio, solo escuchaba el sonido pesado de su respiración, y cuando menos lo espere ya lo tenia frente a mi.

– ¡¡Eres un idiota!!– Me dijo mientras me empujaba con sus manos en mi pecho. – ¡¡Por tu culpa se acaban de echar a perder tres semanas de trabajo, tres semanas de aguantarte, tres semanas de mi jodido tiempo!!

Si rostro estaba muy rojo, y sus ojos parecía que iban a echar fuego de ellos, empezó a caminar de una lado a otro mientras despotrica un montón de malas palabras.

– Bueno nos tocará empezar de nuevo, así que entre más rápido mejor.– Dije eso tratando de calmarlo y que sigamos adelante con el proyecto.

Al parecer no fueron las palabras adecuadas.

– Parece que no entiendes, cierto Potter, eres un completo estúpido, aunque no debería sorprenderme tanto, después de todo es obvio que te falta cerebro. – Siseó mientras me miraba de una forma furibunda, sus ojos estaban oscuros del enojo.

– Deja de insultarme Malfoy. – Me acerque mientras lo señalaba en advertencia.

– No Potter, te insultare todo lo que quiera, porque por tu culpa tengo que seguir soportando tu estupida e inservible presencia.

– Pues tu presencia tampoco es muy grata, de hecho es muy desagradable.– Dije con los dientes apretados del enojo que estaba empezando a tener.

– O claro porque fui yo quien daño todo el trabajo, fui yo quien no supo cual ingrediente agregar y cuál no. – Dijo con su estúpido sarcasmo. Y se acercó mientras con su dedo me empujaba hacia atrás con cada afirmación.

– ¡¡Ay Dios!! Eres tan exasperante, siempre hablando y hablando nunca te callas.

Lo mire y aparte su estúpido dedo de mi pecho.

– ¡¡Pues al menos hago algo servible, tu solo sabes poner tu cara de estúpido!!

– ¡¡También e ayudado en este proyecto!!

Ahora estábamos frente a frente mientras nos gritábamos cosas, no pude evitar fijarme en la forma en como sus labios color rojo se movían.

– ¡¡Solo has seguido las órdenes que te he dado, como un perro obediente!!– Me grito con sorna, esas palabras me sacaron de quicio, asi que lo empuje contra la pared y apreté su mandíbula con mi mano, la otra la puse en la pared, aun lado de su cabeza.

– Te reto a decir eso de nuevo.– Susurré mientras lo miraba a los ojos con una mirada sería y fría, su respiración estaba acelerada y sus mejillas estaban empezando a tornarse de color rojizo por la presión que ejercí en sus mejillas.

Apreté más haciendo que sus labios se separaran por la fuerza y soltará un suspiro, el apretó el ceño y me miró con ojos furiosos.

– Dije que solo seguías mis ordenes como un perro obediente. –Me susurro de vuelta, sus ojos estaban oscuros del enojó y apreté más haciendo que el pusiera su mano en mi muñeca y la otra en mi pecho.

– Veremos quién es un perro obediente. – Le dije para luego de forma ruda besar sus labios, esos que hace rato estaban llamando mi atención como el cantó de una sirena.

Seguí sosteniendo sus mejillas para que no se pudiera apartar, y mi otra mano la puse en la parte de atrás de su cuello, sujetando su cabello.

Sus manos se pusieron en mi pecho tratando de alejarme pero no lo permití he hice que se acercará más a mi, haciendo que nuestras caderas chocarán, haciendo que sintiera el comienzo de mi erección. El soltó un jadeo por mi repentino movimiento, y trato de alejarme más pero sus manos no tenían mucho espacio entre mi cuerpo y la pared.

UPS! ... no debí decir eso (harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora