CAPITULO 3.

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(⁠•⁠ө⁠•⁠)⁠♡




—Pórtate bien, por favor —suspiró contra mi mejilla. Presionó sus labios contra los míos una vez más y se apartó definitivamente de mí, obligándome a cruzar los brazos sobre mi estómago. El pulso me atronaba los oídos. Me puse una mano en el corazón. Palpitaba enloquecido.


—¿Crees que esto mejorará algún día? —me pregunté, más a mí mismo que a él— ¿Alguna vez conseguiré que el corazón deje de intentar saltar fuera de mi pecho cuando me tocas?

—La verdad, espero que no— respondió, un poco pagado de sí mismo.

Puse los ojos en blanco.


—Anda, vamos a ver cómo los Capuletos y los Montescos se destrozan unos a otros, ¿vale?



—Tus deseos son órdenes para mí.


Jungkook se repatingó en el sofá mientras yo ponía la película, pasando rápido los créditos del principio. Me envolvió la cintura con sus brazos y me reclinó contra su pecho cuando me senté junto a él en el borde del sofá. No era exactamente tan cómodo como un cojín, pero yo lo prefería con diferencia. Su pecho era frío y duro, aunque perfecto, como una escultura de hielo. Tomó la manta de punto que descansaba, doblada, sobre el respaldo del sofá y me envolvió con ella para que no
me congelara al contacto de su cuerpo.

—¿Sabes?, Romeo no me cae nada bien —comentó cuando empezó la película.

—¿Y qué le pasa a Romeo? —le pregunté, un poco molesto. Era uno de mis personajes de ficción favoritos. Creo que hasta estaba un poco enamorado de él hasta
que conocí a Jungkook.


—Bien, en primer lugar, está enamorado de esa Rosalinda, ¿no te parece que es un poco voluble? Y luego, unos pocos minutos después de su boda, mata al primo de Julieta. No es precisamente un rasgo de brillantez.  Acumula un error tras otro. ¿Habría alguna otra manera más completa de destruir su felicidad?

Suspiré.


—¿Quieres que la vea yo solo?

—No, de todos modos, yo estaré mirándote a ti la mayor parte del rato —sus dedos se deslizaron por mi piel trazando formas, poniéndome la carne de gallina— ¿Te vas a poner a llorar?


—Probablemente —admití— Si estás pendiente de mí todo el rato.


—Entonces no te distraeré —pero sentí sus labios contra mi pelo y eso me distrajo bastante.

La película captó mi interés a ratos, gracias en buena parte a que Jungkook me susurraba los versos de Romeo al oído, con su irresistible voz aterciopelada, que convertía la del actor en un sonido débil y basto en comparación. Y claro que lloré,
para su diversión, cuando Julieta se despierta y encuentra a su reciente esposo muerto.


—He de admitir que le tengo una especie de envidia —dijo Jungkook secándome las lágrimas.

—Ella es muy guapa.


Él hizo un sonido de disgusto.


—No le envidio la chica, sino la facilidad para suicidarse —aclaró con tono de burla— ¡Para vosotros, los humanos, es tan sencillo! Todo lo que tenéis que hacer es tragaros un pequeño vial de extractos de plantas...



—¿Qué? —inquirí con un grito ahogado.


—Es algo que tuve que plantearme una vez, y sé por la experiencia de Namjoon que no es nada sencillo. Ni siquiera estoy seguro de cuántas maneras de matarse probó Namjoon al principio, cuando se dio cuenta de en qué se había convertido... — su voz, que se había tornado mucho más seria, se volvió ligera otra vez— Y no cabe duda de que sigue con una salud excelente.

LUNA NUEVA [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora