Miro hacia la ventana, otra vez lluvia. Aquel sonido tan particular que no dejaban de emitir los canalones que se encontraban fuera. Era exactamente igual a los primeros segundos de Promise de Ben Howard, al principio dejándome invadir por aquel sonido y unos segundos más tarde incorporando cada vez más alto la melodía. ¿Tranquilizador? Quizás a algunas personas aquel sonido le es de lo más relajante. A mí me producía otras sensaciones.
Mi vista se detiene en mis brazos, que se encontraban desnudos ya que dentro de aquel lugar el calor contrastaba con el frío de fuera. Mi piel se erizaba, por el sonido de la lluvia, por la mera evocación de aquella canción. No tenía nada que ver con la letra o lo que esa canción tratara de transmitir. Era mi propia cabeza la que estaba produciendo miles de imágenes. Recuerdos quizás. No era yo quien de decidir qué era todo aquello.
Cierro mis ojos, como si al hacer aquello pudiera ver todo de forma más nítida. Un cosquilleo invadió mi cuerpo, parecido a una pequeña corriente eléctrica, que recorría cada extremo de mi cuerpo. Especialmente en mi cuello. Abro mis ojos de golpe, la corriente se desvanece, pero no las imágenes. Mi propio reflejo se encontraba fuera, en la lluvia. Estaba detenida, mirando hacia donde yo me encontraba ahora dentro. Me observaba con una mirada que no transmitía nada. Y no pudo tener la oportunidad de hacerlo ya que otra persona se acerca a mi reflejo y trata de cubrirla con la lluvia.
¿Por qué veía todo aquello? Mi reflejo se nublaba, aquella persona estaba colocando su chaqueta por encima de mí. No le importaba mojarse, simplemente quería sacarla de ahí. Sacarme de ahí. Se desvanecieron. Parpadeo.
Otra vez ellos. Mi reflejo no era consciente de que todavía les estaba observando. Ella se reía pidiéndole a aquella persona que la bajara de sus hombros, que dejara de darle vueltas en el aire. Se detienen. Él la baja y no deja de abrazarla. Ella le corresponde el abrazo rodeando sus brazos en el cuello de él. Él sonríe con ternura. Una de sus manos aparta un pequeño mechón que había caído sobre su cara para colocarlo detrás de la oreja. Ella se sonroja. Yo me congelo. Él me observa. Desparecen con la luz de un relámpago. Parpadeo.
Todo estaba más oscuro. La luz del día se muere, pero ellos siguen ahí. Pisaban la hierba de mi jardín transformándola en arena. Él hunde sus pies perdiendo de esta forma un poco el equilibrio. Mi reflejo lo sujeta, manteniéndolo en el camino, manteniéndolo recto. Ella intenta hablar. Sale el vaho de su boca, por el frío, por el tiempo y la baja temperatura. No hay voz. No hay sonido. Él la mira confuso, expulsando exactamente el mismo aire. No se escucha nada. No hay palabras. No hay significado. Su rostro es de duda. De confusión. Ella se gira hacia donde se encontraba mi ventana. Me mira nuevamente. Callada y con tristeza en su rostro. Puedo ver sus ojos reflejados en los mios. Brillantes. Algo enrojecidos. Me cae una lágrima y ella se disipa. Quizás con la lluvia. Quizás con el viento. Quizás con la arena con la que él se había tropezado.
Mi vista se detiene en él. Todavía ahí. Ahora estaba solo. No me veía. No era consciente de que en la ventana yo me encontraba observándole. Se sienta en la hierba, pero para él era la arena. El frío estaba humedeciendo el ambiente. Estaba apagando la poca luz que había. Estaba callado. En silencio. No podía entender aquello. Parpadeo. Continuaba ahí. Con menos claridad. Parpadeo. Un aura gris es desprendida de su cuerpo. Tristeza. Oscuridad. Otra lágrima se desliza por mi rostro. Suspiro al sentir como mi cuerpo era consciente de lo que aquella aura significaba en su estado de ánimo.
Llueve con más fuerza y él sigue mojándose, sobre la hierba, sobre la arena. Siento una punzada debajo de mi pecho. Aprieto con fuerza tratando de aliviar ese dolor. Pero no se va. No desaparece. Aquella letra que nunca transmitió nada sigue en mi mente Who am I? Se preguntaba un momento. Una pausa. Y nuevamente aquella duda. Who am I darling to you? Una pregunta sin respuesta. Una pregunta sin voz. Sin sonido. Sin palabras. Sin significado. Parpadeo. Who am I? Parpadeo. Who am I darling for you? No se iba. Seguía ahí. Su aura ahora entre gris y negra. La lluvia seguía cayendo, al igual que las lágrimas de mis ojos por cada vez que los cerraba por una milésima de segundo.
Salgo de ahí. En dirección a la puerta de atrás. Ya no estaba con el calor de dentro. Mi piel no estaba erizada, tan solo mojada. Las lágrimas que estaban por mis mejillas se mezclaron con la lluvia. Doy varios pasos acercándome a él. Miro hacia el suelo. No era hierba. Era la arena. Ya no veía mi ventana a lo lejos simplemente más arena y más oscuridad. Ya no llovía donde él se encontraba. Pero ambos estábamos mojados. No quiero tocarle. Tan solo me siento a su lado para poder mirarle. Ya no veía ninguna clase de aura. Ya no podía tener una idea de cómo se sentía. Pronuncio su nombre. Vaho. Aire. Sin voz. Sin sonido. Automáticamente me alarmo llevando las manos a mi cuello. No podía hablar. No podía comunicarme con él. Pero él me veía. Podía reconocerme. Una de sus manos que con anterioridad estaba rodeando sus piernas ahora se colocaba sobre la arena. Me invitaba a tocarle. Aparto mi mano de mi cuello dejándola en el aire. Lloro con más fuerza. No era eso lo que quería. Quería pronunciar su nombre. Quería hablar con él. Escuchar algo. Decir algo. Quería que él gritara algo. Cualquier cosa. Pero no quería ver ese aire —ese vaho— saliendo de dentro de nosotros. Quería palabras. Quería significado.
Pero no podíamos. Ninguno de los dos podía. Observo su mirada. Perdida. Él contemplaba su propia mano, pero sabía que realmente no estaba ahí. No quería tocarle. Pero me traicioné a mi misma. La mano que estaba en el aire se dejó caer. Sobre la suya. Sobre la arena mojada. Sobre la hierba mojada. Miro hacia atrás y vuelvo a ver mi ventana. Giro mi vista ahora hacia donde está él. Hacia donde estaba. No hizo falta parpadear. Tan solo querer hablar. Tan solo querer tocar para ser consciente de que eran imágenes. Eran recuerdos. Era ausencia de significado.
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Elementos [ES]
PoetryTe has sentido alguna vez arroyada por el agua, o quemada por el fuego? O quizás has sentido que no tenías los pies en la tierra por la fuerza del viento? Estos son algunos poemas que han surgido a partir de miles de situaciones y sentimientos, de...