Capítulo 3

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Geriah se ha negado a hablarme o siquiera mirarme, simplemente siguió adelante con la excursión y me ignoró a pesar de mis intentos por hablar. No me voy a disculpar, sería hipócrita de mi parte, porque a pesar de todo, fuí sincero con mis palabras.

Han pasado dos horas desde que partimos. A lo lejos, al noroeste se pueden ver las grandes montañas que están más allá de las Fronteras Dier que separan a Dercy del resto de Thaerén. El límite prohibido. Nadie sabe que hay más allá además de los inusuales árboles de Nam, que son tan bellos como raros. Sus hojas son color rojo sangre y su tronco es negro como el carbón, además se dice que sus raíces sirven para una infinidad de hechizos y conjuros, siendo la mayoría de ellos magia oscura; razón por la cuál, ha sido prohibido y penado el acceso a ellas. Tampoco es como que sea muy fácil conseguirlas. Es imposible atravesar la frontera y los árboles están a casi tres metros de ella.

Gymo se encuentra prácticamente en el centro del resto de reinos, aunque está más al oeste del continente, es el reino de las hadas, nuestra especie tiene la capacidad de ver cualquier lugar que no se nos haya ocultado explícitamente, solo con la mente, es algo como ingreso mental. Al norte está Diofer, el reino de las ninfas de nieve, esta raza mágica tiene la habilidad de curar cualquier enfermedad y/o herida mortal; Hileer está al oeste, es el reino de los cambiaformas, estos seres pueden transformarse en cualquier animal existente que conozcan y son increiblemente persuasivos y traicioneros; Feris es el reino de las sirenas y está al sur, dos terceras partes de su territorio neto está sumergido en el mar de Veranio, esta especie es capaz de crear y abrir portales, se dice que fue la especie que creó los seis portales de Thaerén con la Tierra; al suroeste está ubicada Zuendia, reino de los duendecillos, pero que no te engañen, no son seres enanos, verdes y rechonchos, son comunmente altos y delgados, con la piel extremadamente pálida y enormes ojos rojos; por último está Born, se encuentra al este de Thaerén, es el reino de los elfos y también es el reino más grande y poderoso del continente, cuenta con una cuarta parte completa del continente, los elfos tienen la capacidad de cambiar la estructura de la magia, llegando a lograr darle poder a cualquier especie, por ejemplo: pueden darle a un duendecillo la capacidad de cambiar de forma a un animal. Y no importa si la especie no es originalmente mágica, también se ha hecho con humanos. Fue por ello que fue una de las especies que más se sometió durante la Guerra De Portales, y también la que supo conservarse en pie, ellos no tenían que morir para darle a los humanos lo que deseaban.

De las cualidades y capacidades que unen a todas las razas mágicas, esta la capacidad de darle el poder que la criatura mantuvo en vida a otro ser, a medida es un allegado muy querido, más comunmente es una práctica que los padres hacen cuando están en su lecho de muerte, siendo su poder la herencia que le dejarían a sus descendientes. Una cualidad física también son las orejas, todas las criaturas mágicas pensantes tienen la misma forma puntiaguda de orejas.

Volamos a una altura de aproximadamente cuarenta metros, debemos mantener una altura que nos permita ver con claridad el suelo y al mismo tiempo ir por encima de cualquier obstáculo.

Orión se acercó a mi derecha y voló en silencio a mi lado. Erin se acercó a mi derecha e hizo lo mismo. Para de idiotas. Orión era casi tan alto cómo yo, castaño y de ojos amarillos y rasgos suaves. Erin era un poco más bajo, era moreno, de pelo y ojos negros y pómulos marcados.

Los guías hicieron una señal, eran dos hadas altas en sus treintas. Estábamos cerca de una longeva fortaleza que se remontaba a milenios antes del auto exilio de los faunos.

—Entonces —dijo Erin con voz grave.

—Entonces —coincidí.

—¿Discutieron? —preguntó Orión—, espera, no me respondas eso. Es más que obvio. Mejor dime, ¿Por qué?

—¿Qué más da? —respondí molesto. Ellos no saben lo de la humana y no pienso ser yo quien se los cuente. Ya no es mi asunto.

—Es que... ustedes dos enojados es... raro.

—Cállate, Erin.

Tenía una mala sensación y no quería pensar en nada justo ahora. Empezamos a descender al claro de la antigua fortaleza, era una estructura de piedra de volcán, de dónde es la piedra, nadie lo sabe, no hay volcanes en este continente, salvo tal vez en Dercy. Miré a Geriah por el rabillo del ojo, estaba de pie en el claro a un lado de su hermana. Quise acercarme, pero es que yo no podía simplemente ignorar el hecho de que se estuviese tirando de espaldas al abismo otra vez.

Éramos un grupo de cerca de cincuenta hadas. Y todas estábamos en el claro ahora, era un día soleado con no muchas nubes ligeras.

Uno de los guías estaban explicando y contando las historias a los nuevos jóvenes del grupo. Era una historia que ya me sabía de memoria. Cuenta la historia de un joven fauno que se enamoró de una fauna casada con uno de los más fuertes soldados que habitaban Thaerén —que en aquel tiempo llevaba el nombre de Fierje—. El soldado se enteró de la fascinación del muchacho por su esposa y mando construir la fortaleza para encerrar a la fauna, con la intención de esconderla de los ojos enamorados del joven. Pero el joven no lo miró con buenos ojos, así un día, el soldado más fuerte de los faunos apareció muerto, el joven fue encerrado en la fortaleza y la fauna murió de tristeza por la muerte de su amado. El joven vivió en cautiverio por años sabiendo que su amada murió porque él mató a su marido, y ahora él lo había perdido todo. Pero no murió hasta que no fue su momento.

Incluso existía un poema sobre ello, que supuestamente, lo escribió el joven fauno durante lo que le restó de vida en aquella fortaleza de piedra volcánica.

"Mi amada Xiara, te amaré en la eternidad a la que me conducen estas paredes en las que te viste atrapada también. Más sin embargo, no pediré perdón, porque sé que es un esfuerzo en vano de mi parte, yo mismo no me perdono, y sé que tú tampoco podrías. Aquí se termina lo que nunca empezó"

Era una historia muy triste y un poco absurda por como funciona la mente cuando el corazón se interpone.

Los guías callaron de pronto cuando un sonido invadió en aire a nuestro alrededor. El latido de mi corazón se intensificó al mismo tiempo que mi mala sensación. Todos nos tensamos cuando sonó la alarma de amenaza a la Corona.

El rey de Gymo [Thaerén I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora