Niñez

441 54 11
                                    

Bakugou Katsuki, el pequeño niño rubio cenizo de ojos rojos se levantaba por la mañana después de una larga noche de sueño. Frotaba sus ojos adormecidos antes de saltar de la cama con una sonrisa corriendo hacia la cocina.

— ¡Mamá! ¡Mami! ¡Tuve ese sueño de nuevo! — Decía el pequeño con la pijama de all Might mientras su madre preparaba el desayuno.

— Katsuki... ¿Otra vez? — Preguntaba la madre mientras servía una taza de café y la colocaba en la mesa.

— ¡Si! ¡Jugué con mi amigo de nuevo! ¡Pero olvidé preguntarle por su cicatriz de nuevo! — Dijo el niño rubio poniendo un puchero.

El padre del niño solo asomaba la cabeza por el periódico para ver a su hijo. Esos sueños recurrentes se habían convertido en algo bastante común.

Katsuki soñaba con un pequeño niño de pelo negro que jugaba con él en un campo de mariposas. Apenas se levantaba de la cama corría a contarle a su madre acerca de su sueño. La descripción siempre era la misma.

Un niño de pelo negro con ojos rojos y una cicatriz en proceso de curación encima del ojo derecho. Dientes puntiagudos y pelo en forma de punta que caía por su rostro moreno como un fleco.

Los padres del rubio habían pensado que era un sueño con alguno de sus compañeros de clase, sin embargo, no había niño con esa descripción en el aula de Katsuki.

— Katsuki... Ya hablamos de esto, no es bueno mentir corazón. — Dijo la madre agachándose al nivel del pequeño, a lo que el rubio solo soltó un sonido de frustración.

— ¡No estoy mintiendo! ¡Él estaba ahí! — Dijo el rubio bastante enojado por las palabras de su madre antes de ir corriendo a su habitación de nuevo dejando a los padres solos.

— Mitsuki... — Dijo el de lentes en la habitación levantándose de la mesa para acompañar a su esposa.

— Lo sé, lo siento... Pero ¿Cuánto tiempo lleva soñando lo mismo?... Estoy empezando a preocuparme. —Dijo la rubia mientras apoyaba la cabeza en el hombro de su esposo.

— Aún es pequeño, corazón... Lo olvidará en unos años. Es un niño aún, estoy seguro que solo es algo que ha visto en la televisión.

— Aún así es raro... No conozco a nadie de esa descripción y tampoco Inko... ¿Crees que estará bien? — Dijo la mujer con preocupación mirando a su esposo.

— Se que él estará bien... — Dijo el de lentes antes de darle un beso en la mejilla a aquella mujer.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

El pequeño rubio jugaba con algunos de sus crayones mientras dibujaba algo en una hoja de papel. El pequeño fanático de all might no mentía, y se lo demostraría a su madre.

Empezó a tomar los crayones, uno de color negro, uno rojo, y uno que simulaba el color de piel de aquel niño pelirrojo.

Dibujo algunas mariposas a su lado, y ahí estaba.

— Que listo eres Katsuki... — Dijo el pequeño rubio alabándose a sí mismo mientras miraba a su obra de arte.

Un dibujo de aquel niño con el que llevaba tantas noches soñando.

Cuando terminó de pintar le dio un pequeño abrazo a su hija arrugándola un poco antes de ponerla sobre su cama para mostrársela a su mamá para cuando ella entrara a buscarlo.

Mientras tanto, jugaba un poco y tarareaba aquella canción que tocaba de fondo cada vez que visitaba aquel hermoso campo y se reunía con su amigo en aquel sueño.

El irse a la cama a dormir cuando era noche ahora era su más grande emoción. Había incluso creado un hábito de irse a dormir a las ocho en punto de la noche para llegar a aquel sueño y visitar a su amigo.

No sabía su nombre, mucho menos cosas personales como su edad o donde vivía. Siempre se emocionaban a la hora de jugar juntos y por aquella razón nunca hablaban de manera profunda.

Aparte, siendo niños no era una prioridad. Al final, seguían siendo mentes inocentes y dulces en busca de diversión.

Todos le habían dicho a Katsuki que eran tan solo sueños, pero no. El sabía que su amigo tiburón era más que real, al igual que su amigo señor oso felpa de peluche o su crayón favorito Ryan.

Claro que si, totalmente reales.

Katsuki jugaba con sus peluches antes de escuchar la puerta abrirse. Tomó impulso para subir a la cama y tomar su dibujo.

— Katsuki ¿estás aquí cariño? — Preguntó la mujer rubia mientras buscaba por la habitación a su hijo — Oh, ahí estás.

— ¡Mira mamá! ¡Este es mi amigo! — Dijo mostrándole su dibujo, o como él lo llamaba, su más grande obra de arte.

Mitsuki solo se limitó a sonreír y a asentir con la cabeza mientras entraba a la habitación y tomaba asiento al lado de Katsuki sobre la cama.

Katsuki empezaba otra vez con su sueño, contándole como esa melodía bonita soñaba de fondo mientras él y su amigo corrían por el campo siguiendo mariposas. Relataba con lujo de detalles cómo iba vestido el niño y como reía mientras rodaba por el pasto.

Mitsuki solo acariciaba la cabeza de su hijo y suspiraba de vez en cuando.

— Oye mamá... — Dijo aquel pequeño niño antes de mirar a los ojos de su madre.

— ¿Si? — Preguntó la mujer mientras notaba como el niño abrazaba su dibujo.

— ¿Cuando conoceré a mi amigo? — Dijo el rubio expectante a la mujer mientras ella solo pensaba en qué decirle.

— Yo... Katsuki... Es un sueño, yo no creo que... — Se detuvo al mirar a los ojos de su hijo quien parecía tan emocionado por aquella respuesta que ella solo se limitó a sonreír y soltar un suspiro. — Creo que pronto, cariño. Solo no te apresures, todo a su tiempo. — Dijo ella antes de dejar al niño jugar mientras caminaba hacia la puerta.

—Pensé que le dirías. — Dijo el de pelo castaño mirando a su esposa mientras cerraba la puerta.

— Tengo un presentimiento... — Dijo ella dejando con duda a su esposo antes de sonreír y caminar con él escaleras abajo.

Sueños - KiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora