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La luna llena se alzaba majestuosa en el oscuro cielo del infierno, iluminando el gran palacio de Stolas con su resplandor plateado. En la vasta habitación, el búho contemplaba la luz lunar que se filtraba por los vidrios, lo cual le brindaba un pequeño destello de esperanza en su corazón abatido.

Decidido a romper el ciclo de soledad y oscuridad que lo había consumido durante todo ese tiempo, tomó la decisión que lo mantuvo despierto durante noches enteras. Con el corazón lleno de determinación y una gran pizca de nerviosismo, decidió que era hora de tomar acción. Invitaría a Blitz a su mansión en esta noche, bajo la luz de la luna llena, en un intento desesperado por reconstruir lo que, quizás, hubieran tenido juntos.

Se aferraba a la esperanza de que este reencuentro podría cambiar el rumbo de su vida, devolviéndole un poco de la luz que había perdido en la oscuridad de su propia mente. Aunque los miedos y las dudas lo atormentaban, Stolas se aferraba a la idea de que esta noche podría ser el final de su sufrimiento.

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Mientras tanto, en un pequeño departamento del infierno, Blitz se encontraba sumido en sus propios pensamientos. Desde el incidente con Striker, no había tenido interacción alguna con Stolas. Fue por eso que la invitación repentina del Goetia lo tomó por sorpresa, dejándolo confundido y con el corazón lleno de dudas.

Se quedó allí, en la penumbra de su hogar, con la mirada perdida en aquel mensaje de texto, mientras reflexionaba sobre el pasado. Los recuerdos junto a aquel monarca, se amontonaban en su mente, provocando un torbellino de emociones.

A pesar de su confusión y desconfianza inicial, Blitz no pudo evitar sentir una mezcla de emoción y curiosidad ante la idea de ver al príncipe nuevamente. Ese plan de volver a encontrarse con Stolas despertaba en él una rara sensación en su pecho, aunque estaba consciente de que el encuentro podría traer consigo más preguntas que respuestas.

Con el corazón lleno de incertidumbre, Blitz aceptó la invitación, decidido a enfrentar lo que sea que la noche tuviera reservado para ellos. Y así, bajo la luz de la luna llena, los destinos entrelazados del príncipe y plebeyo se preparaban para un nuevo capítulo en su tumultuosa historia.

Blitz se encaminó hacia la gran mansión de Stolas bajo el resplandor de la noche. Mientras conducía por las oscuras calles que llevaban al palacio, su mente se llenaba de recuerdos de los momentos que había compartido con el búho: las risas compartidas, los paseos bajo la luz de la luna, los suaves susurros de amor. Una sonrisa melancólica se formó en los labios de Blitz mientras recordaba cada detalle, pero la dulzura de los recuerdos pronto se vio interrumpida por la incertidumbre y la confusión. ¿Qué significaba esta invitación? ¿Qué esperaba Stolas de él después de tanto tiempo?

Inmerso en sus pensamientos, Blitz no se dio cuenta de la curva cerrada que se aproximaba. El sonido repentino de los neumáticos chirriando lo sacó de sus pensamientos justo a tiempo para ver el peligro que se avecinaba. Con un grito ahogado, intentó maniobrar la camioneta, pero era demasiado tarde. El impacto fue repentino y brusco. El crujido del metal retumbó en sus oídos, mientras golpeaba su cabeza contra el volante, recordándose lo tonto que era.

Cuando finalmente recobró la compostura, el imp se encontraba rodeado por el silencio abrumador de la noche. Sentía un dolor punzante en su cabeza, mientras se esforzaba por recuperar la paciencia y evaluar los daños, los cuales no eran grandes. Sin embargo, a pesar del dolor y la confusión, una sola pregunta seguía resonando en su mente: ¿qué le esperaba en la mansión de Stolas, esta noche de luna llena?

...

Con la luz lunar inundando su habitación, Stolas se encontraba frente al espejo, luchando contra los mareos que lo asaltaban debido a su reciente mala alimentación. Cada hueso sobresalía bajo sus plumas debilitadas, su figura demacrada reflejaba los estragos de la soledad que lo consumía.

Las ropas elegantes que solía lucir ahora le quedaban holgadas, acentuando aún más su delgadez. Las ojeras bajo sus ojos denotaban las noches de insomnio y la constante batalla que libraba consigo mismo. Los nervios por ver a Blitz después de meses sin contacto solo aumentaban su malestar.

A pesar de sentirse débil y vulnerable, Stolas se obligó a apartar todo pensamiento negativo de su mente. Había decidido invitar a Blitz a su mansión en esta noche especial, y no dejaría que sus propias debilidades lo detuvieran. Con manos temblorosas, se preparó con cuidado, ajustando cada detalle de su apariencia con meticulosidad, en un intento desesperado por ocultar las señales visibles de su lucha interna.

A medida que se dirigía hacia el gran comedor para esperar a su invitado, Stolas luchaba contra las contastes nauseas y el temblor en sus manos. La idea de enfrentarse a Blitz después de tanto tiempo lo llenaba de ansiedad, pero también de una pequeña chispa de esperanza en su corazón herido. Tal vez, solo tal vez, esta noche de luna llena podría arreglar las cosas y dar paso a una luz en la oscuridad que lo había consumido.

Bajo el suave resplandor de la noche, el Goetia esperaba en la larga mesa repleta de finos banquetes. Su corazón latía con rapidez mientras aguardaba la llegada de su querido imp. Cada segundo que pasaba le parecía una eternidad, y los temblores que lo asaltaban en sus extremidades no hacían más que aumentar su ansiedad.

Finalmente, el sonido de pasos resonando en el pasillo anunció la llegada de Blitz. El príncipe se puso de pie lentamente, luchando por mantener la compostura mientras la puerta se abría y su amado entraba al salón.

cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora