II

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La gran puerta se abrió, y Blitz detuvo su paso al ver a Stolas de pie frente a él. Por un momento, su expresión se ensombreció al notar el estado físico del príncipe. Sus ojos recorrieron el rostro demacrado del monarca, la delgadez de su figura y los temblores apenas perceptibles que agitaban su cuerpo. Sin embargo, a pesar de esa terrorífica vista, rápidamente ocultó su preocupación detrás de una mirada indiferente y se apresuró en acercarse, tratando de mantener un ambiente ligero y natural.

En un silencio incómodo, ambos se encontraban sumidos en sus propios pensamientos. Aunque el estado físico de Stolas era evidente para Blitz, este decidió mantener una máscara de indiferencia. No podía permitirse mostrar su preocupación, al menos no de manera tan evidente. Manteniendo una actitud distante, el menor decidió hablar.

"¿Por qué me invitaste después de tanto tiempo, Stolas?", preguntó el imp. "Después de todos estos meses, me resultó difícil entender tu invitación repentina".

"Oh, si... Lo siento por eso, Blitz. Sé que ha pasado un tiempo desde que nos vimos, y entiendo que te sientas confundido", respondió Stolas, con evidente nerviosismo en su tono. "Pero quería tener la oportunidad de hablar contigo e intentar resolver ciertas cosas..."

"¿Resolver qué, Stolas?", inquirió Blitz, creyendo notar la intención en las palabras del búho. "Después de toda la mierda que pasó, ¿en verdad crees que podremos seguir con el pacto como si nada?"

"No me refiero a eso, Blitz... Solo pensé que tal vez podríamos intentar comunicarnos más. A pesar de todo lo que ha pasado, la noche en Ozzie's, mi hospitalización... Quería tener la oportunidad de explicarte cómo me siento", expresó Stolas, jugando torpemente con sus largos dedos.

"Ah...", suspiró Blitz. "Cómo sea, Stolas. Entiendo que quieras hablar. Pero no esperes nada de mí".

"Al menos quiero intentarlo. Por favor, dame esa oportunidad", rogó Stolas con una mano sobre su pecho.

"Ya. Veremos qué sucede", respondió Blitz de manera indiferente, tratando de no mostrar ninguna emoción adicional. Acabando así, con esa corta conversación.

...

En el gran comedor, Stolas y Blitz se sentaron frente a frente, el ambiente tenso entre ellos apenas disimulado por el resplandor de las bellas y largas velas que iluminaban la extensa mesa. Los pequeños mayordomos del Goetia habían preparado una cena modesta. Sirvieron la comida con elegancia, colocando platos repletos frente a Blitz mientras el plato de Stolas permanecía vacío.

"¿Por qué tu plato está vacío, Stolas? Deberías comer algo, esta comida de ricos se ve extrañamente apetitosa", comentó Blitz, llevándose un gran pedazo de comida a la boca.

"Oh, no te preocupes por mí, Blitz. Ya he comido antes. Así que por favor, disfruta tú de la comida", respondió el monarca, tratando de sonar tranquilo. "Mis mayordomos saben hacer exquisitos manjares".

Blitz frunció el ceño ante esa respuesta, sintiendo una mezcla de molestia y preocupación. La disparidad entre sus platos era evidente, y no podía evitar sentir que algo no estaba bien.

"Pues no puedo disfrutar de esta comida sabiendo que estás sentado ahí con el estómago vacío. ¿Qué está pasando, Stolas? ¿Por qué te estás negando a probar los 'exquisitos manjares'?", interrogó Blitz, con migajas de comida en su boca.

Stolas bajó la mirada, sintiendo el peso de la vergüenza e incomodidad aplastándolo.

"Simplemente... no tengo mucho apetito últimamente. No te preocupes por eso", respondió cabizbajo.

Blitz frunció el ceño, sus preocupaciones eran confirmadas por las palabras de Stolas. Sabía que algo estaba mal, pero no intentó indagar más en eso.

...

Después de una larga e incómoda cena, Blitz finalmente terminó su plato. Se levantó de la mesa, ignorando lo que pasó y, esforzándose por sonar despreocupado, se dirigió al Goetia.

"Bueno, Stolas, ¿qué tal si nos dirigimos a tu habitación? Supongo que me invitaste aquí por algo, ¿no?", dijo Blitz de repente, sorprendiendo a Stolas. "¿Qué? ¿No me digas que de verdad solo querías charlar? Es luna llena, ¿lo olvidaste? La noche en la que sueles... disfrutar", añadió, tratando de sonar despreocupado, aunque por dentro la situación lo inquietaba.

"Ah... y por cierto, no traje el Grimoire, así que puedo dártelo luego de esta noche. ¿No hay problema, verdad?", agregó, formando una sonrisa forzada.

Las palabras de Blitz resonaron en el silencio del gran comedor, y Stolas se sintió golpeado por la brusquedad de su tono. Sin embargo, asintió en silencio y ambos se dirigieron a su habitación. Una mezcla de emociones revoloteaba en la mente del búho mientras caminaba junto a su querido por los interminables pasillos del palacio.

Al llegar a la habitación, el ambiente se cargó con una tensión palpable. El príncipe se sintió incómodo ante la frialdad de Blitz, pero decidió no mencionarlo. Abrió la puerta de su habitación y dejó que el menor entrara primero.

El interior estaba bañado por la luz tenue de la noche, creando una atmósfera íntima y acogedora. Stolas cerró la puerta detrás de ellos y se volvió hacia Blitz, que estaba de pie en el centro de la habitación, mirando a su alrededor con indiferencia.

"Bueno, ¿qué es lo que quieres, Stolas? ¿Vamos directo al grano o hay algo que quieras discutir?", pronunció Blitz, sin mirar al contrario.

Stolas se sintió herido por la falta de sensibilidad que mostraba, pero intentó mantener la compostura.

"No es solo eso, Blitz. Quería hablar contigo, discutir lo que ha pasado y ver si podemos... arreglar las cosas", contestaba Stolas, abrazando sus largos brazos.

"Estoy aquí. Habla", dijo Blitz con una actitud distante.

Stolas suspiró, sintiéndose frustrado por la falta de empatía del contrario.

"Blitz, sé que las cosas han sido difíciles entre nosotros últimamente, pero..." Antes de que pudiera terminar, Blitz lo interrumpió con un gesto de impaciencia.

"Sí, sí, lo entiendo. Pero ahora mismo, ¿quieres...? Ya sabes, hacer lo que vinimos a hacer o qué", interrumpió, con el cuerpo totalmente tenso y sin medir sus palabras. Estaba exhausto, no veía a Stolas desde hace meses y lo encuentra en este estado. Sabía que algo estaba mal, pero no podía hacer su preocupación evidente, no podía, Stolas es un miembro de la realeza después de todo. Era consciente de que algún día lo desecharía.

Stolas se sintió herido y confundido por la actitud indiferente de Blitz, pero sabía que no podía forzarlo a hablar si no quería. Con un suspiro resignado, decidió no presionar más el tema.

"Está bien, Blitz".

La decepción pesaba en el corazón de Stolas mientras se acercaba a Blitz, sabiendo que esta noche no sería lo que había esperado.

Blitz observó a Stolas con una mirada evaluadora, y luego, con un gesto brusco, lo empujó hacia la gran cama que ocupaba el centro de la habitación. Stolas cayó sobre las sábanas con un suspiro ahogado, sintiendo el impacto del colchón contra su espalda.

Antes de que Stolas pudiera reaccionar, Blitz se acercó y le levantó la camisa con brusquedad, revelando la delgada línea de huesos que se marcaban en el torso del príncipe, siendo levemente tapado por sus débiles plumas. El silencio pesado llenó la habitación mientras Blitz observaba en shock la frágil apariencia de Stolas.

"¿Qué... ¡¿qué demonios es esto, Stolas?!" explotó finalmente el pequeño imp.

cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora