Ese es mío.

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El 21 de mayo fue mi cumpleaños y simplemente estaba existiendo mientras escribía esto. Es mi auto regalo de cumpleaños y para el fsndom de MDZS qué sigue esperando que suba mis fanfics qué baje para copiar, la mala noticia es que no creo regresarlos. Tenía un par de historias algo dudosas en los borradores y me han llegado notificaciones de que se borraron (aunque claramente yo las baje antes de esto). Entonces nos vemos en Ao3. Jajaja cuando decida subir todo poco a poco porque mi pereza y ocupación me gana.

Luffy no sabia porque absurda razón la marina había decidido qué era lo suficientemente valiente para tocar uno de sus tesoros. No entendían porque el mundo seguía queriendo probar su Rabia.
Su ira era ardiente, brillante y salvaje como el sol abrasador del desierto. Tan intensa como el fuego de las fogatas y realmente temible como el mar en calma. Eran tan difícil conseguir qué su ira burbujeara, habían ciertas cosas, ciertos momentos donde su enojo tomaba lugar. Pero la rabia, ohh la rabia, qué Luffy podía llegar a sentir cuando realmente habían tocado algo que le pertenecía era más aterradora qué su ira.
No era la calma antes de la tormenta que normalmente se mostraría y destruiría una isla completa, no era ese silencioso momento donde su rostro se contorsionaba en seriedad o esas veces que gritaba en un intento de liberar tensión. Era salvaje, agresivo, casi primordial.

Todo el mundo sabía que sombrero de paja era el Yonkou más amable y divertido de los cuatro (Shanks podría amar ir de fiesta y beber, pero no era amable, no,el emperador pelirrojo era temible y cualquiera que haya tenido la dicha o la desgracia de enfrentarse al hombre sabía que tipo de monstruo se ocultaba bajo esa sonrisa borracha. Sabían que sí bien Shanks tenía menos tendencias de atacar a los marines a la vista, aún así era un Yonkou al qué no deberías cabrear).

Sí bien todos eran conscientes de que sombrero de paja era menos agresivo ante la presencia de los marines, eso no impedía qué la rabia de Mugiwara No Luffy fuera monstruosa y aterradora. El silencio acompañado de la seriedad abrumadora en el rostro qué nunca dejaba de tener una sonrisa tan brillante como el sol mismo solo aseguraba qué te ibas a arrepentir de haber hecho enojar al joven.
La señal qué mantenía a los marines tanto nuevos como viejos en alerta era su cabello negro tiñendose de un blanco puro y las carcajadas acompañadas del poder más estupido de todos los tiempos, le dejaba saber a muchos saber que el niño era una fuerza de la naturaleza de la cual temer.

Todo el mundo sabía que no debías joder con Mugiwara no Luffy, él chico era lo más parecido que podía a Akagami no Shanks, amaba las fiestas, la comida y la diversión, era alguien que navega a por el mar en busca de aventuras, de libertad, era un hombre que solo quería llegar a la cima para ser el hombre más libre de todos. Pero nada impedía que obtuviera el lado salvaje del hombre, ni que fuera tan unilateralmente agresivo como Benn Beckman cuando algo lo había echo enojar lo suficiente. Monkey D. Luffy, el cuarto emperador del mar había marcado las mareas desde el instante que llegó al Grand Line y solo se reforzó en el instante que derrotó a Kaido demostrando porque el gobierno mundial lo consideraba una amenaza en ciernes. Kaido había caído bajo sus puños, dejando ver que aunque su tripulación era significativamente más pequeña qué de los otros Yonkous, era poderosa, dejando saber al mundo porque su tripulación era lo suficientemente fuerte para estar compuesta de solo diez personas.

—¿Cómo que Ace será ejecutado?—miro a Boa con los labios curvados en enojo palpable.

Sus manos estaban temblando, mientras miraba a la emperatriz pirata enfrente suyo con enojo más que palpable ante la noticia de que alguien se atrevía a mirar de forma incorrecta a sus preciados tesoros. La dama solo le estaba informando sobre las noticias más actuales y no se tenia la culpa de que Ace fuera capturado. Luffy era consciente de ello, pero asumir qué su hermano pequeño sería herido nunca le había sentado muy bien. La ira se encendió y miro a sus compañeros con fuego en los ojos, Nami asintió en reconocimiento mientras gritaba indicaciones.

Él es mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora