Capítulo 18

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 20 de noviembre 2027 

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 20 de noviembre 2027 

Una hora antes de partir. 

Nunca me gustó la espera. Desde que subí al avión hasta después del accidente estuve, de alguna forma, destinada a esperar para llegar a casa. Hubo miles de contratiempos, si no era por las escala del avión, era por los asientos, o el tiempo de espera que conllevaba una sobreventa de ellos. Dios, estoy tan cansada de esperar. Era algo que odiaba profundamente, más porque sentía que cada momento de espera era como si un pedacito de mi vida se desperdiciaba en situaciones que, francamente, podrían manejarse de manera más... eficiente.

Mierda, lo admitía. Odiaba no sentir el control sobre mi propio destino, y eso solo servía para aumentar mi frustración.

— ¿No podes pensarlo más? Es decir, sé que aún los tenemos a la vista pero...—habló el profesor con preocupación— Speranza, por favor, es enserio, es peligroso y acá te necesitamos, están unas cuantas horas lejos y por ahí ni siquiera llegues a su lado. 

Suspiré mientras dejaba atrás cualquier miedo o inquietud que tenía, mi mente estaba completamente enfocada y si me mantenía así, podía lograrlo, lo sabía con seguirdad. Abroché la tercera campera, me puse unos guantes prestados, las botas lista y bien asegurada, mi bolso y alimento también listos. Está bien, vos podés Speranza, que no te gane el miedo, pasaste por cosas peores

— ¿Por qué lo hacés? —preguntó un angustiado adolescente a mi lado, miré a Daniel con el rostro completamente cubierto por el frío que hacía— No te vayas, no me dejes vos también. 

Sus palabras resonaban en mi mente como ecos dolorosos, cada una de ellas un era golpe directo a mi corazón. No quería dejarlo solo, pero tampoco podía cambiar de opinión. A pesar de haber pasado más de una semana tratando de ayudarlo a lidiar con su dolor, no podía evitar sentir que lo estaba abandonando, tal como su hermana lo hizo. Aunque sabía que no era lo mismo, que no se comparaba ni en lo más mínimo, el peso de esa decisión me oprimía el pecho. 

Después de un silencio cargado de emociones, estando frente a todos, le hablé con el corazón. 

— Dani, no te estoy dejando. Necesito encontrar una salida, para todos, es una locura sí, pero confío en que si no lo hago por mi misma no voy a poder aguantar más tiempo estando acá esperando a que... la nada llegue.—Mis manos seguían aferradas a sus hombros, transmitiéndole todo el apoyo y la confianza que podía reunir en ese momento.— A pesar de todo el trabajo que... venimos haciendo juntos, entiendo que es de ayuda que esté acá, pero estoy segura de que los que se quedan en el fuselaje pueden manejarlo. Lo peor ya pasó.

Él me miró con una mezcla de incredulidad y tristeza en sus ojos. Su mirada buscaba respuestas en las profundidades de mi ser, como si quisiera encontrar una razón que pudiera cambiar mi decisión.

𝓑𝓪𝓳𝓸𝓼  𝐈𝐧𝐬𝐭𝐢𝐧𝐭𝐨𝐬 © Enzo Vogrincic (Lento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora