El Hotel Royalty Plaza resaltaba a la vista por su vistosa iluminación, haciendo competencia a otros hoteles y casinos de Las Vegas en ostentación y espectacularidad. Cientos de personas al día acuden a su casino buscando la iluminación de la Diosa Fortuna, que en la mayoría de las ocasiones solo sonríe a la casa. Las fichas sonando sobre las mesas de juego, el tintineo del metal de las máquinas tragamonedas, los múltiples sonidos y campanillas que anuncian a un nuevo ganador, todo forma parte de una caótica orquesta que obnubila los sentidos de los jugadores. El flujo del dinero en este lugar solo tiene una dirección mayoritaria: Las arcas de los dueños, que se enriquecen cada día mientras los jugadores pierden sus esperanzas en un último soplido de los dados o una última mano de póker.
Sería este el lugar donde se realizaría uno de los torneos más importantes del Póker a nivel internacional, sorteándose un trofeo y la suma de veinte millones de dólares libres de impuestos, auspiciados por múltiples franquicias de bebidas alcohólicas y la mano oscura de ciertos patrocinantes, entre ellos el dueño del hotel, Tai Fu Yan, quien miraba desde la comodidad de su salón privado la evolución del evento.
Pocas horas atrás, Marvin Walberg y Laura Parker llegarían como una pareja de recién casados, los Matheson, que llegaban para disfrutar de un viaje de placer alejados de los compromisos familiares. Laura se veía casual, con pantaloncillos cortos y una blusa blanca sin mangas para refrescarse del calor de Nevada, mientras que Marvin lucía un pantalón color caqui, zapatos mocasín marrones, y una camisa desabrochada desde el cuello por dos botones, con un suéter amarrado al cuello. La típica vestimenta de un turista de ciudad dispuesto a gastar sus dólares en apuestas y contentar a una mujer de alto valor.
Ambos llegaron abrazados de la cintura, dándose mimos mientras hablaban con el recepcionista, quien les entregó la llave de la habitación matrimonial reservada para ellos. Así se mantuvieron mientras eran acompañados por el botones hacia su habitación, el número 107 del décimo piso, a quien le dieron una generosa propina con unos cuantos billetes. Poco podía sospechar el trabajador que ese dinero provenía del impuesto de los contribuyentes, usado por la operación policial para mantener la tapadera. Al cerrar la puerta, Laura y Marvin se separaron sintiéndose incómodos, pero esa sensación desapareció en cuanto entraron a la lujosa habitación.
Todo estaba en un perfecto orden y los muebles hacían honor al ostentoso lujo del Royalty Plaza. Había una chimenea falsa con una pantalla encendida mostrando un video de fuego encendido, el minibar repleto de pequeñas botellas de licor que costarían medio salario mínimo cada una, y una sala de estar con un enorme televisor empotrado a la pared. Laura miró a su alrededor para disfrutar de un lujo que no había podido tener desde que terminó en prisión, y de inmediato se fue a la habitación. Marvin la siguió de cerca.
La cama era tamaño King, con cuatro almohadas en la cabecera. En cuanto Laura la vió, se lanzó sobre el colchón y quedó tendida boca abajo, extendiendo a todo lo que podía sus brazos y piernas.
Laura sintió el peso de la cama hundirse a su lado. Marvin se había sentado a un lado.
- ¿Te sientes bien? –le preguntó él mientras sacaba del bolsillo de su camisa una caja de chicles para mascar uno.
Laura no pudo evitar el pensar que desde esa posición podía mirar perfectamente su trasero, pero eso no le importó.
- Me siento perfectamente. Extrañaba esta sensación de comodidad desde hace siete años. Hasta la cama del motel se sentía cómoda, pero esto es el paraíso.
- Me lo imagino –contestó Marvin con las palabras entrecortadas por la masticación-. Creo que iré a desempacar mi maleta. Deberías hacer lo mismo.
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La Reina de la Baraja
Mystery / ThrillerLaura Parker lo ha perdido todo: su carrera como detective de Victimas Especiales, su familia destruida por un peligroso mafioso, y una mancha en su vida al ser considerada una estafadora en los juegos de Póker. Sin embargo, ella se enorgullece de s...