CAPÍTULO 5: ESCALERA REAL AL INFIERNO

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El restaurante del Royalty Plaza aún tenía un abundante número de comensales que comentaban las jugadas del torneo de Póker. Los nombres de la pareja Matheson se escuchaban en la conversación como la comidilla del evento, como un caso inusual en el que un matrimonio participaría en un evento de apuestas. Ninguno imaginaba la operación que se ocultaba detrás de la fachada que Marvin y Laura trataban de mantener.

Caminaron pocas mesas más al fondo desde donde se abrió un segundo portón, dando paso a una zona exclusiva del restaurante. Aunque había pocas mesas, se notaba que los comensales no eran de la "gente común". Todos lucían trajes de gala y comían platillos de nombres impronunciables de quién sabe qué región de Europa. Laura concluyó que era una sala reservada solo para los súper ricos, la crema y nata de la sociedad, y quizá los patrocinantes del evento.

Tai Fu Yan los esperaba sentado en una de las mesas, olfateando una copa de vino en su mano. En cuanto se acercaron a la mesa, le sonrió a la pareja y los invitó a sentarse.

Laura sentía los nervios a flor de piel y podía escuchar el palpitar de su corazón en el oído. Allí estaba, después de seis años, el hombre que había acabado con la vida de su marido y con su propia reputación. Tenía ganas de saltar a su cuello y ahorcarlo, pero debía mantener la compostura, sobre todo por el guardaespaldas que los había guiado hacia la mesa.

Marvin se sentó a su lado con la espalda recta, respirando con grandes bocanadas para tratar de mantener la calma.

En los auriculares de ambos, la voz de Randall se escuchaba con claridad.

- ¡No quiero que cometan ninguna estupidez! Cuiden mucho lo que digan, y mantengan la cautela. Traten de sacarle toda la información posible. Si lo hacen bien, lo atraparemos.

Ninguno de los dos hizo un gesto a la orden de Randall.

- Me tomé la molestia de invitarlos para felicitarles personalmente –Tai Fu Yan tomó su copa de vino y bebió un sorbo pequeño-. Jugaron espléndidamente en la primera fase del torneo.

- Muchas gracias. Nunca imaginé que llegaríamos juntos a la final –Marvin extendió su mano, estrechándosela al mafioso. Laura asintió levemente, esbozando una tímida sonrisa.

- Que una pareja casada esté participando en el mismo torneo es algo muy inusual, si me permiten decirlo. Y más aún que ambos clasificaran a la final. Tengan por seguro que estarán en los noticiarios de mañana.

Tai Fu Yan bebió otro sorbo de vino, mientras miraba a Laura.

- ¿Le ocurre algo, señora Matheson? –preguntó mientras soltaba la copa, ladeando la cabeza.

- Oh... No es nada, en serio –Laura trataba de mantener la compostura, pero por dentro estaba aterrada. El hombre que mató a su marido estaba frente a ella después de todo-. Es solo que estoy agotada por los juegos de hoy. Estaba planeando dormir temprano.

- ¿Y perderse todo lo que el Royalty Plaza les ofrece? Creo que no es una buena decisión, aunque la comprendo. Después de todo, el estrés del torneo es bastante alto para cualquiera.

Tai Fu Yan hizo una seña a uno de sus hombres, vestido de traje y corbata. Tenía un bigote estilizado que llegaba hasta el mentón en ángulo recto y sus rasgos eran asiáticos. Se inclinó y escuchó a su jefe, que le hablaba en chino, y luego se retiró de la habitación. El otro hombre, el mismo guía que los había llevado ante él, estaba de pie, mirando de cerca a su jefe junto a la pared.

- Acabo de avisar que traigan la comida. He ordenado para ustedes una comida selecta para honrar su victoria. Espero que no sean alérgicos a los mariscos.

La Reina de la BarajaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora