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Fueron días de paz, noches de dormir abrazadas con miedo de lo que podría ocurrir al otro día, más que sentirse mejor, se inquietaban, como si de un momento a otro hubiera un peligro nuevo.

Freen solía llorar cada tanto, y Becky solamente la abrazaba, la mayor tenía un corazón de vidrio, mientras tanto, la menor aceptaba tener una cabeza de piedra, para soportar todo aquello con tanta frialdad, pero por dentro, su corazón era igual que el de Freen.

Fueron días de monotonía, días de paranoia, y Becky estaba cansada de ver a Freen asustada todo el tiempo mientras esperaba, que estuvo a punto de gritar que pasara algo de una puta vez.

Aunque fue una mañana, que despertó sola, y con golpes desde el exterior de la caja, en la cual por fin su paranoica paz terminó.

Sus pestañas se sacudieron, abrió sus ojos con cansancio, sintió frío y notó que Freen no estaba entre sus brazos, así que se levantó de golpe, sintiendo su cabeza girar por el movimiento tan brusco.

Sus ojos tardaron en enfocarse en la figura afuera de la caja, que golpeaba el vidrio.

—¿Freen? — murmuró, reconociendo su tono primero, se levantó, sus piernas comenzaron a temblar cuando notó que estaba sola.

—¡Becky!

—Freen, Freen... Tranquila— se acercó al vidrio, apoyó la palma en este, del otro lado Freen imitó el gesto, quedando tan lejos y tan cerca, separados por un cristal.

La mayor lloraba, y negó.

—N-No quiero verte pasar lo que yo— murmuró, negando.

—No me pasará nada— dijo la menor, en sus venas sentía la adrenalina correr, como si su cuerpo se estuviera preparando para pelear—. No importa lo que pase, Freen, no moriré... No veas si se pone feo, pero no te voy a dejar.

Freen abrió su boca para decir algo, no sabía qué, así que dudó, y sus ojos se iluminaron de golpe, su expresión cambió a una de miedo, y se alejó del vidrio unos centímetros.

Becky miró sobre su hombro, a unas furiosas llamas de fuego, altas hasta tapar su vista de la luz, que avanzaban devorando el colchón que seguía siendo el suelo.

Comenzó a sudar frío.

—¿Becky?

Se volteó hacia la mayor, quien la miraba con pánico.

—Freen... Voy a estar bien, recuérdalo— habló con seguridad, haciendo que la mayor asintiera.

Y en verdad sólo esperó en silencio a que las llamas llegaran, escuchó a Freen llorar fuera de la caja, llamando su nombre cada tanto, pero en verdad no había nada que decir.

El calor creció antes que las llamas, y comenzó a sudar de forma excesiva, respirando de reforma agitada para intentar regular un poco su temperatura.

Cuando las llamas estuvieron a menos de un metro de ella ya estaba algo mareada por el calor.

Y ya cansada, caminó hacia el fuego, sus ropas negras se encendieron, y a lo lejos escuchó los gritos de Freen para que no lo hiciera, pero quería demostrarlo, necesitaba demostrar que eso no le haría daño.

El calor la estaba ahogando, pero, parado en las llamas, notó que en verdad no la quemaban, sus ropas si se deshacían, en algunos puntos, hasta su piel se había puesto negra, pero no sentía dolor.

Cerró sus ojos y respiró profundamente, llenando sus pulmones de aire, notó que era fresco, no lo hacía toser, no lo asfixiaba, no era nada letal.

Agitó sus manos sobre las llamas, estas se movieron pero sus ojos se abrieron de golpe al verlas como una imagen de baja calidad al recomponerse.

Lo hizo de nuevo, en algún punto dejó de funcionar, pero lo había visto, como un error de programación, un leve detalle que no se había podido configurar a tiempo.

—¡Becca!

—¡Freen! ¡Estoy bien!

Bajó la vista a su cuerpo, su ropa estaba casi completamente quemada, y había desaparecido, pero lo que no pudo pasar por alto fue que en que podía considerar que sus pantalones se habían transformado en una especie de shorts, y no se quemaban más allá, cosa que no tenía sentido si las llamas llegaban hasta ahí.

—Censura... ¿Qué mierda? ¿Es un programa de t-? — su cabeza estaba trabajando a mil, intentando juntar los cabos—. Esto es falso... Esto no es real... Y es más que eso.

Miró alrededor, sobre su cabeza encontró la luz entre las llamas más altas, y por primera vez no lo vio como un sol, sino como un reflector.

—Se aburren... Y pasa algo nuevo... No, no se aburren ellos, se aburren todos los que ven...— murmuró—. Todo es falso... Esto no es experimento tonto, es más que eso... ¡Es un puto show!

Su mirada acosadora intentaba encontrar al menos una cámara, hasta que supo que no la había porque ese mundo que veían no era real, recordó que, en algún lugar del mundo real, estaba conectado a una fuente de alimento y de agua, dormido, conectado a algo.

—Es una Matrix— murmuró, de ahí los errores— ¡Es toda una farsa! ¡Ya lo sé! ¡Ya lo sé todo! ¡Ya pueden parar su show de mierda! ¡Y dejarnos vivir en el mundo real de una puta vez! ¡No seremos víctimas de su espectáculo, ya basta!

Y esperó, las llamas duraron un segundo de más, antes de evaporarse como si nada hubiera pasado, dejando la caja como estaba.

Su ropa tardó unos segundos más en volver a ser la de antes.

—Becky... — escuchó la voz de Freen cerca, y se volvió un momento a verla, la mayor estaba dentro, las lágrimas seguían en sus mejillas, estiró una mano hacia ella—. ¿Q-Qué has hecho?

Becky sonrió mínimamente, de repente, se sentía muy débil, su cuerpo se tambaleó un poco.

—Los descubrí, Freen— murmuró, y la mayor no entendió del todo.

Su estabilidad falló y cayó al suelo, lo último que vio fue el rostro de la mayor y la preocupación en su expresión, antes de terminar inconsciente.

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Uy y ahora tenemos inspiración de los juegos del hambre¿Ya adivinaron por dónde va el final de esta historia?

Lovely「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora