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"Como le dije señor Otake, este pasó no podrá terminar la universidad, será mejor que trate de cambiar o le ira peor" recordó el grandullón mientras caminaba por los pasillos, era un problema que siempre había tenido pero que hace tiempo su suerte había acabado, exactamente el año pasado, había mostrado bastante desinterés y ausencia que no logro salvarse por los pelos, desafortunadamente el año se consideró perdido, sentía vergüenza de si mismo y a este punto ya le daba igual ser o no.

-Otake!- Grito Hiro , lo conoció junto con Ray, uno tenía 24 y el otro 26 años, pero el ya tenía 27 años - ¿Que es lo que quieres?- le pregunto molesto.

-Pues ... conozco a alguien que pueda ayudarte, pero no estoy muy seguro, hace tiempo que no hablo con el y casi le he perdido el rastro, si le logro contactar le hable de ti para que te ayude ¿Te parece?

-¿Por que me estás ayudando? - pregunto confundido

-Porque el docente me pidió que te ayude ... pero no tengo mucho tiempo por el tema de mi tesis así que te buscaré ehhhh... mi reemplazo.

Hiro se marchó junto con Ray, tiempo después de conocerlos se enteró que ambos vivían juntos, como amigos. Otake salía desanimado internamente, pues su exterior no le ayudaba mucho a expresar sentimientos o emociones, además, su cuerpo era bastante grande y músculo, eso asustaba a algunos y a otros lo veía como alguien extremadamente sexi, fantaseando que con una sola noche con el los llevaría al cielo. Había comprado algunas cosas para preparar su almuerzo, vive solo en un departamento que estaba a 10 minutos la universidad caminando, sus padres estaban enterados de su situación así que decidieron dejarlo a su suerte, Otake había dicho que se podía mantener solo y no los necesitaba, los padres desaparecieron y nunca más supo nada de ellos.

Al regresar al departamento empezó a cocinar, dejo la mochila en un rincón tratando de olvidar todo eso de la escuela y los problemas, le gusta cocinar, se toma su tiempo, toma atención a los detalles y es bastante habilidoso, esto lo hace sentir menos inútil de lo que era.

Se quedó sentado en el sofá mientras comía , mientras la oscuridad en la habitación iba aumentando, estaba acostumbrado a la soledad, con Hiro y Ray se lleva bien, pero siempre mantiene la distancia.

Entro a su habitación luego de hacer un poco de sus deberes estudiantiles, encendió su laptop, recibiendo constantemente notificaciones de comentarios y mensajes privados de su cuenta en una pag web +18 que tenía, era bastante "conocido" y contactado para encuentros sexuales, su irresistible cuerpo era muy tentador y volvía locos a cualquiera con su " gran herramienta de trabajo" y gracias a las grabaciones a escondidas logro sacar bastante dinero, no se sentía mal por esto, de hecho era algo que le gustaba hacer, y lo mejor era que nadie sabía de su identidad, su edad , de donde venía , nadie conocía su rostro y tampoco lo conocían. Básicamente tenía una vida doble, una que todavía no sabe si es lo que realmente quiere tener.

Se quedó dormido por unas horas y salió del departamento a altas horas de la noche para hacer... lo que mejor hacía.

Gemidos fuertes y de placer salían de un chico de 23 años que estaba haciendo follado por Otake, el grandullón trataba de taparle el hocico mientras seguía con las embestidas profundas y rápidas, el chico desconocido pedía y suplicaba más y más haciendo que Otake se sintiera más excitado y con más ganas de destruir su retaguardia.

El tiempo pasó y las venidas de Otake no paraban, el chico empezo a sentir dolor, ese placer y ganas de seguir quería que se detuviera -Pa- para ah ah - para por favor - suplicaba, el chico empezando a sentir dolor, Otake seguía nublado por la excitación y no respondió nada, seguía con lo suyo, en un intento desesperado trato de empujar a Otake, pero este solo lo había empujado contra una de las paredes que formaban el callejón, dejándolo sin salida, Otake lo cubrió por completo con su cuerpo mientras seguía tapando el hocico que no dejaba de salir gemidos combinados con dolor y gritos. La eyaculación era bastante el condón se había roto ya hace rato, la parte trasera del chico estaba cubierta de semen mientras goteaba hacia el suelo haciendo un pequeño charco.

Otake retrocedió, respirando frenéticamente, apreciando lo que hizo, el chico, con las pocas fuerzas que tenía, salió corriendo mientras sostenía su pantalón y mientras el dolor por detrás lo hacía llorar.

Susurros del corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora