Papá C A P I T U L O 2

36 2 0
                                    


Todavía lo extraño, hay una parte vacía en mí, como es posible que me amo mucho y de pronto no me amo nada, no quiso saber más de mí, de mi hermano, tampoco de mi madre a quien un día en el altar tomo su mano y juro amor eterno. Recuerdo historias, aventuras que atesoro en mi corazón, fueron pocos momentos compartidos, fueron muchos más los que quise compartir con él, no paso, no se pudo, no sé si fue el universo, el destino, la vida o simplemente papá.

Seis años de edad, de la mano me llevaba al colegio, luego me pasaba a buscar, la plaza era el lugar donde recurríamos a jugar, yo corría, el por detrás, eran gigantes tardes de risas y juegos que disfrutábamos con él, añoraba que se repitieran una y otra vez. Pasaron los años, al parecer él se volvió a enamorar, yo tenía diez años y se olvidó de ser papá.

Fuimos padre e hijo, teníamos una relación frágil y hermosa, se perdió, perdimos todo eso en segundos. Se enamoro de su compañera de trabajo, con la cuál tuvo tres hijos, los cuales fueron más felices, ahora tenían algo que era mío, a papá. Lo extraño nunca lo voy a olvidar, creo que lo amo, aún lo amo, lo perdono, él fue papá el corto, fugaz y efímero tiempo que compartió conmigo, porque cabe aclarar, que hoy es otro papá, a él mío nunca me lo devolvieron. Mamá, aún no lo perdona, no perdona su infidelidad, su abandono, y su ausencia en la muerte de mi hermano. Ella paso la perdida de su primogénito, sola, yo lo vi, me sentí tan decepcionado del hombre que un día me dio la vida. Hermano murió de una sobredosis, el nunca soporto el abandono de papá, nunca acepto que el viviera a cinco cuadras de casa y nunca lo recogiera para jugar, para apreciar su vida, para preguntarle ¿Hijo cómo estás? Mi hermano se inundo en la tristeza, no supo salir de allí, le falto su papá.

Recuerdo que no paraba de preguntar a mamá ¿cuándo vuelve papá? ¿se fue muy lejos a trabajar? ¿Por qué papá no me contesta las llamadas? En ese momento a mamá se le quebraba la voz y para dejarnos tranquilos nos decía, que en el trabajo de papá eran muy exigentes, que por este motivo no podía contestar mensajes. A los doce años de edad mi hermano empieza a dudar de la situación, caminando se dirige a la escuela, de repente ve salir de una casa a una figura muy similar a la de papá, queda en shock, paralizado, vuelve a casa, su rostro empapado de lágrimas abrazado a mamá le dice, ahora entendí todo, papá se fue, nos abandonos, nos olvidó.

 Hermano creció, creció marchito, de repente el asunto se fue de las manos, yo era el espía de mamá, cada paso en falso de mi hermano quedaba notificado, empezó con un cigarro, después con un porro, luego con cocaína más alcohol, luego termino con su vida, el primogénito de la familia perdió su vida, tras insertarse en el mundo de la fantasía, el que nos brinda paz tan solo por un momento. Mamá se enfermó, nunca supero la perdida de su hijo, nunca perdono a papá, quien paso a ser una persona totalmente desconocida en nuestras vidas. Mientras tanto, mamá cuido de sus hijos, como pudo, con las herramientas que tuvo a su alcance. Fue una madre con todas las letras, con dos bocas que alimentar, una casa que mantener, dos hijos que criar, todo esto y más, pudo ella solita a su manera, eso fue ella una luchadora que día a día saco fuerzas de donde no tuvo para que a ellos, a sus príncipes nunca les faltara nada.

Recuero a mamá llegar del trabajo, cansada, agotada, derrotada, encerrarse en su cuarto y comenzar a llorar desconsoladamente, repitiendo el nombre de mi hermano una y otra vez hasta quedarse sin lágrimas, hasta quedarse dormida. Mama se olvidó un poco de mí, pero obvio que la entendí, una parte de ella ya no estaba, quedo vacía, sus heridas quedaron a flor de piel, ya no era la misma, se perdía, miraba un punto fijo mientras yo le contaba mi día, la llene de abrazos, de almuerzos, de tiempos compartidos, pero nada volvió hacer lo de antes, nada de mi alcanzo para yo curarla, para yo sanarla, mamá no fue la misma, desde el abandono de mi padre, desde la muerte de mi hermano.

Miles de actos escolares sin papá, muchos cumpleaños sin papá, miles de competencias deportivas sin papá, muchos goles atajados, pero no de papá, me hizo falta en muchas etapas de mi vida, pero al final, feliz y pleno, porque siempre para mí ahí estuvo, MAMÁ. 

El Prófugo RefugiadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora