Kim JongIn

23 6 1
                                    

❤️🐻📸

El ladrido de un pequeño can hizo reír a Kim JongIn, un muchacho de veintidós años que se encontraba gustoso en la granja de la Señora Nam, jugando con los pequeños cachorros de Lila, una bonita bonder collie que había sido mamá unos meses atrás. A decir verdad, él en realidad debía cuidarlos, alimentarlos, bañarlos, todo lo necesario para que esas cuatro bolitas de pelo color blanco y negro estén en perfecto estado, sin embargo, los traviesos perritos se enloquecían cada vez que lo veían llegar y él no podía negarse a jugar cuando tiernamente, la única hembra en aquel grupo de cuatro, le traía la pelota.

A decir verdad, amaba su trabajo de cuidar a los perritos, pero más amaba cuando todo ese trabajo era capturado para siempre a través de una fotografia, así que se encargaba de siempre llevar su pequeña cámara consigo para retratar todo lo bueno en su vida. JongIn amaba tomar fotografías, era un hobbie que siempre había tenido desde que encontro la antigua camara de su abuela cuando era pequeño y que pronto se convirtió en algo más pasional, cuando a los quince le regalaron un modelo más actual con él cual se encargo de retratar cada hermoso detalle desde ese momento.

— ¿Qué pasa, Mimi? ¿Quieres que te la tire? ¿Eso quieres? — Pregunto a la cachorrita usando un tono infantil mientras amagaba tirarle lejos la pelota amarilla que se le había sido entregada anteriormente.

La vida en el campo era grandiosa, o al menos así lo creía Kim, vivía allí desde su nacimiento y estaba orgulloso de todo a su al rededor, si... levantarse temprano, estar rodeado de animales, hacer trabajos de agricultura y demás cosas típicas de las zonas rurales, no era algo para cualquier persona, pero para él, que era un amante de cada animalito sobre la tierra, para él, que era un joven fuerte y capas, para él, que era amable y amistoso con todos sus vecinos, y que de paso, amaba fotografiarlo todo, la vida allí era perfecta.

— Sin duda le agradas, hijo... — Comento la Señora Nam tomándolo por sorpresa, entregándole de paso un vaso de jugo de naranja natural como recompensa a su trabajo con los perritos.

— Mimi prefiere jugar conmigo que con aquellos tres, míralos... — Comento levantándose del suelo y tomando el vaso con una sonrisa, señalando con su cabeza a los tres cachorros machos que estaban literalmente arrancandose los pelos entre sí con total de adueñarse de una soga, tomando una fotografia de la graciosa escena segundos después.

— Ah, hombres... — Comento pesadamente la señora siendo regañada segundos más tarde con un "¡Oye!" de parte de JongIn, quien la hizo reír altamente. — Ya, buen trabajo, pero anduve hablando con tu madre... — Continuo la Señora Nam, siguiendo al muchacho que ya había comenzado a escapar de la conversación iniciada.

— Ya... no quiero hablar de eso, aún no me decido, aún soy joven... — Explico casi refunfuñando, con un puchero en sus labios como si fuera un niño chiquito.

— Ya, ya, tienes razón, pero tarde o temprano deberás tomar una decisión... — Explico también la señora, tenía razón después de todo.

Ambos terminaron allí con aquel tema de conversación y comenzaron otro trivial mientras volvían caminando a la casa de la mujer, aquella mujer que era muy unida a la familia Kim y que llevaba cuatro años contando con la ayuda del menor de estos en su granja, JongIn era una especie de... "todo un poco", ayudaba principalmente con el cuidado de los animales pero también, funcionaba como mecánico, pintor, herrero, fotógrafo, de todo un poco, sería un gran granjero en el futuro según ella.

Según ella, según su madre, su hermana, sus vecinos y amigos, pero JongIn aún no estaba seguro. Claro que se convertiría casi obligatoriamente en granjero en un futuro, pues heredaria toda la granja de su familia, sin embargo eso pasaría hasta dentro de quizá treinta años o más, y por eso ahora debía pensar en lo que sería en el presente, si aún no era granjero, no era pintor, no era herrero, ni siquiera un fotógrafo, ni nada de los numerosos trabajos que tenía en la actualidad, ¿Que rayos era?

Allí entraba en su cabeza nuevamente el tema de conversación que todos trataban de tocar pero él trataba de evitar, su madre le había ofrecido enviarlo a la gran ciudad con la idea de que ingrese en alguna universidad y se capacite como veterinario profesional debido a su gran amor por los animales o fotógrafo profesional ante su amado hobbie, según ella tenía un futuro prometedor, pero para ello debía abandonar su entorno y empezar una nueva vida, una nueva rutina, nuevo ambiente, nueva casa, nueva gente, nuevas comidas incluso y eso lo ponía nervioso, no estaba seguro de querer aquello pero tenía tan solo unos días para elegir, pues el boleto de tren que su madre le compró secretamente expiraba al final del mes.

— Ah, no se que voy a hacer... — Dijo en voz alta avergonzadose segundos después, pues estaba muy a gusto sentado en la mesa familiar junto al esposo y los pequeños nietos de la señora Nam, esperando por el desayuno.

— Por ahora, solo come tu desayuno, JongIn... — Le respondio la mujer entregándole su correspondiente plato, él ya había desayunado más temprano en su casa pero el trabajo le daba apetito y a decir verdad no podía negarse a la deliciosa comida que allí le ofrecían.

Claro antes de comenzar a comer todo a su paso, tomo la cámara que colgaba tranquilamente por su cuello con ayuda de una correa y fotografió el armonioso ambiente a su alrededor, capturando para siempre aquel momento con su segunda familia, la familia de la Señora Nam.

❤️🐻📸

Capturing Love 📸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora