Lindo.

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🌳🐻❤️🐧🍎

"Era saludarlo, no asustarlo" pensó JongIn con un puchero, viendo como el muchacho se alejaba en su bicicleta. Luego del intercambio de palabras que tuvo con su cliente, que terminó siendo aquel jovencito que se estaba quedando en la casa de la señora Han, vecina de su "jefa", el castaño puchereo ante la idea de que tal vez, había exagerado un poco, tratando al pelinegro de una manera tan amable, incluso dándole una manzana extra, sonriendole de oreja a oreja y dando pequeñitos saltitos en el lugar mientras esté le pagaba y se alejaba. Pero no podían culparlo, estaba emocionado y todo fue tan rápido, tan sorpresivo, no se esperaba que su encuentro sea de tal manera, tan temprano, en su casa, mientras él trabajaba incluso, ni siquiera estaba arreglado decentemente para la situación, ¿Que impresión se habrá llevado de él? Quien sabe... Pero JongIn si se llevó una buena impresión del chico, más de lo que había imaginado, al tenerlo cerca confirmó lo guapo que era, con su pelo azabache y su piel blanquecina brillando por el sol, una bonita sonrisa en forma de corazón y su amabilidad, incluso algo de él había llamado tanto la atención de JongIn que este se estaba volviendo loco, poniendo sus mejillas coloradas de tan solo recordarlo. KyungSoo llevaba colgando en su cuello una bonita cámara, estaba casi escondida tras el saco de su ropa pero pudo visualizarla los pocos minutos que estuvo con él, ¿También le gustaba tomar fotografías? Ah... que lindo.

— ¿Señora Han? Buenos días... — Saludo KyungSoo entrando a la casa en donde la mujer antes nombrada le sonrió apenas lo vio. — Traje manzanas...

— Oh, cariño, no hacía falta... Vi tu nota, puedes tomar lo que quieras, eres un encanto. — Explico ella acercándose por la bolsa que traía su inquilino, dándole un pellizco en una de sus blanditas mejillas porque le parecía adorable lo amable que era siendo tan joven.

— Espere... le pedí solo cuatro... — Viendo como la mujer acomodaba la fruta dentro de una bandeja, visualizo cinco.

— Ese es JongIn, ese muchacho es tan amable como tú, te agrego una más...— Explico la señora Han a un extrañado KyungSoo, al parecer hablaba del joven granjero.

— ¿JongIn? — Pregunto con un ceño fruncido como si no entendiera la situación.

— Kim JongIn, el hijo menor de Jihyun, una querida amiga, ellos son los dueños de la frutería... El muchacho ayuda en todo el pueblo, pero principalmente trabaja para mi vecina, la señora Nam... — Explico otra vez la mujer, aclarando las aparentes dudas de su inquilino, quien asintió entendiendo al fin la situación.

KyungSoo le resto importancia o más bien fingió hacerlo, no le gustaba el hecho de que una de esas deliciosas manzanas en el centro de la mesa, sea regalada, ni siquiera se conocían él y el granjero como para dejarlo pasar como un acto de amabilidad, así que más tarde volvería y haría lo justo y debido, pagaría por ella. Por el momento se concentro en desayunar con la señora Han para luego hablar de cosas triviales, el pelinegro termino mostrandole una maravillosa foto que había tomado de un bonito campo con plantaciones de manzanilla, tan lindo y armonioso. Luego de ser felicitado una y mil veces por su trabajo, que según la mujer era increíble, el pelinegro se cambió de ropa por algo más cómodo (la misma ropa de ayer, pues no había traído una gran cantidad) y salió nuevamente afuera a tomar un poco de aire y acompañar a su casera, quien colgaba la ropa. Una vez con el sol tocando su piel, cerró su ojos y aspiro fuerte el fresco aire, ya no hacía tanto frío... Distrayendose un poco, miro a los alrededores y pudo visualizar al joven granjero de esta mañana, Kim JongIn... pues claro, según la información obtenida, trabajaba para la vecina.

KyungSoo no lo pensó dos veces y luego de un "ya vuelvo" para la señora Han, camino a paso rápido hasta la granja de al lado acercándose al chico, que lucía bastante diferente a como lo vio más temprano, al llegar cerca suyo, se paro frente de él con una distancia considerable, sin decir ni una palabra hasta conseguir su atención, pues no sabía como iniciar una conversación por su cuenta.

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