El Deseo de Utena

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Era una mañana como cualquier otra en la ciudad. La luz del sol acariciaba suavemente el parque, y el viento movía las hojas de los árboles en una danza tranquila. En el cielo, tres destellos surcaron brevemente, apenas visibles para los distraídos transeúntes. Sin embargo, una chica sentada en una banca del parque los vio claramente y sonrió, sumida en sus pensamientos.

Desde que tenía uso de razón, Utena Hiiragi había admirado a las chicas mágicas que protegían a la ciudad. Las veía como heroínas que nunca se rendían, sin importar cuán difíciles fueran las circunstancias. Frente a ella, un cartel de propaganda mostraba a su grupo de heroínas favoritas, Tres Magia: Magia Magenta, Magia Azul y Magia Sulfur. Eran poderosas, decididas, y siempre estaban al servicio de los habitantes de la ciudad.

—Si tan solo pudiera ser como ellas... —murmuró Utena para sí misma, suspirando con melancolía—. Mi vida sería tan diferente. Sería increíble.

Lo que no se dio cuenta fue que no estaba sola. A unos metros de distancia, un chico la observaba con atención. Cuando ella terminó de hablar, él sonrió ligeramente, inclinando un poco la cabeza hacia un lado.

—¿Eso es lo que te gustaría? —dijo con voz suave—. Tener poderes mágicos... Yo podría ayudarte con eso, Utena Hiiragi.

Más tarde, en clase, Utena se encontró dibujando en su cuaderno. Sus trazos delineaban a Tres Magia, con detalles minuciosos que mostraban su devoción por las heroínas. La profesora seguía hablando al fondo sobre ecuaciones y fórmulas que parecían lejanas en la mente de Utena.

El timbre sonó de nuevo, indicando el final de la clase. Utena comenzó a guardar sus cosas, pero en su prisa, dejó caer su cuaderno al suelo.

—¡Ay, qué tonta! —se reprochó en voz baja, agachándose para recogerlo.

Antes de que pudiera hacerlo, una mano ya había levantado el cuaderno. Al alzar la vista, observó que era el chico del parque, el cual no había visto antes.

—Esto te pertenece —dijo él con una sonrisa.

—E-eres muy amable. Gracias —balbuceó Utena, sorprendida.

—El placer es mío —respondió él, entregándole el cuaderno—. Utena Hiiragi, ¿verdad?

Ella asintió, aún algo nerviosa.

—Sí, esa soy yo.

—Encantado de conocerte —continuó él—. Soy Kenzo Yamamoto. Me siento al frente en clase.

Utena rió nerviosamente.

—Ah, sí. Yo me siento al fondo.

Kenzo miró la portada del cuaderno de Utena, donde uno de sus dibujos estaba a la vista.

—Veo que eres fan de The Marvelous Magical Girl.

—S-sí... —respondió Utena, ruborizándose un poco—. Me encanta ese anime.

Kenzo asintió con comprensión.

—A mí también me gustaba. Lástima que cancelaron la serie antes de terminar el manga.

Utena lo miró con sorpresa.

—¿En serio? No lo sabía... Qué mal.

—Sí, parece que el merchandising no vendió lo suficiente —añadió él, encogiéndose de hombros—. El estudio decidió no seguir.

—Eso es una pena... —dijo ella con un suspiro—. Compré tantas cosas...

—¡Yo también! —respondió él, sonriendo con entusiasmo—. Me gusta coleccionar figuras de varias series.

Look Up to Magical Girls (Mi versión de Mahou Shoujo Ni Akogarete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora