El día había transcurrido con una lentitud exasperante, y mientras me despedía de Vittoria y me dirigía a casa, la sensación de intriga que me había acompañado todo el día seguía sin disiparse. El encuentro con el extraño en la noche anterior había dejado mi mente llena de preguntas sin respuesta.
Al llegar a casa, dejé caer mi mochila en el suelo y me dejé caer en el sofá, sumida en mis pensamientos. ¿Quién era realmente aquel extraño? ¿Y por qué me había dejado tan inquieta su presencia?
Decidí dar un paseo por el vecindario para despejar mi mente. Mientras caminaba por las tranquilas calles, mi mente seguía dando vueltas en círculos, incapaz de encontrar una solución al enigma que me obsesionaba.
De repente, una figura familiar apareció en mi campo de visión. Era Elio, que venía caminando por la acera en mi dirección. Una oleada de alegría me invadió al ver a mi amigo, y corrí hacia él para saludarlo.
"¡Elio! ¡Qué sorpresa verte aquí!" exclamé, sintiendo cómo la tensión de la jornada se disipaba al estar con mi amigo.
Elio me devolvió el saludo con una sonrisa. "Helena, siempre es un placer verte", dijo con calidez. "¿Cómo has estado?"
"Ha sido un día extraño", admití, mientras caminábamos juntos por el vecindario. "Tuve un encuentro muy extraño anoche y desde entonces no puedo dejar de pensar en ello."
Elio levantó una ceja con curiosidad. "¿Un encuentro extraño? ¿De qué se trata?"
No quería preocupar a Elio con detalles sobre mi encuentro con el extraño, así que decidí no mencionarlo. "No es gran cosa", dije evasivamente. "Solo fue un encuentro casual en el parque."
Elio asintió con comprensión. "Entiendo. A veces, esas cosas pueden dejarte pensando durante horas."
Continuamos nuestro paseo por el vecindario, sumidos en nuestros pensamientos. A medida que avanzábamos, la conversación se desvió hacia temas más ligeros, pero la sombra del enigma que me atormentaba seguía presente en mi mente.
Cuando llegamos a la puerta de mi casa, me despedí de Elio con un gesto de gratitud. "Gracias por acompañarme, Elio", le dije sinceramente. "Siempre aprecio nuestra amistad."
Elio sonrió con calidez. "Lo mismo digo, Helena. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme."
Con un suspiro, observé cómo se alejaba por la calle, dejándome sola con mis pensamientos. Sabía que necesitaba seguir adelante por mi cuenta, sumergirme en la oscuridad y descubrir la verdad por mí misma.
Decidida a encontrar respuestas, entré en casa y encendí mi ordenador. Era hora de empezar a investigar sobre aquel extraño y desentrañar el misterio que me había consumido desde la noche anterior. Sin mencionar el encuentro con el desconocido ni el nombre de Angelo, me sumergí en la búsqueda de pistas, decidida a descubrir la verdad oculta tras aquel enigmático encuentro.
Las horas pasaron volando mientras me sumergía en la investigación. Exploré cada rincón de internet en busca de pistas que pudieran arrojar luz sobre la identidad del extraño. Sin embargo, mis esfuerzos no parecían dar resultado. No encontraba ningún rastro que pudiera conducirme hasta él.
Frustrada, me levanté de mi escritorio y recorrí la habitación de un lado a otro, tratando de encontrar una solución. ¿Cómo podía ser tan difícil encontrar a alguien que había dejado una impresión tan duradera en mí?
De repente, un destello de inspiración iluminó mi mente. Recordé el parque donde había tenido aquel encuentro fortuito con el extraño. Si podía recordar los detalles del lugar, tal vez podría encontrar alguna pista que me llevara hasta él.
Sin perder un segundo más, salí de casa y me dirigí hacia el parque. A medida que me acercaba, los recuerdos del encuentro volvieron a mi mente con una claridad asombrosa. Recordé el banco donde nos habíamos sentado, la luz de la luna brillando sobre nosotros y la sensación de intriga que me había invadido.
Al llegar al parque, me detuve en seco y miré a mi alrededor, escudriñando cada rincón en busca de algún indicio del extraño. Pero el parque estaba desierto, sumido en un silencio sepulcral que me heló la sangre.
Decidida a no darme por vencida, me acerqué al banco donde habíamos estado sentados y examiné el suelo en busca de cualquier pista que pudiera haber pasado desapercibida. Fue entonces cuando lo vi: un pequeño trozo de papel arrugado, atrapado entre las grietas del suelo.
Con manos temblorosas, recogí el papel y lo desplegué con cuidado. En él, encontré unas palabras escritas a mano con una caligrafía elegante y fluida:
"Nos volveremos a encontrar pronto."
El corazón me dio un vuelco al leer las palabras. ¿Qué significaban? ¿Era una pista dejada por el extraño, o simplemente una broma de mal gusto?
Decidida a descubrir la verdad, guardé el papel en mi bolsillo y me puse en marcha hacia casa. Había encontrado una pista prometedora, y estaba decidida a seguirla hasta el final.
Al llegar a casa, me senté frente a mi ordenador y comencé a investigar el significado detrás de las palabras en el papel. Busqué en cada rincón de internet, explorando foros, blogs y sitios web en busca de alguna pista que pudiera ayudarme a descifrar el enigma.
Las horas pasaron volando mientras me sumergía en la búsqueda de respuestas, pero lamentablemente después de todo ese tiempo no encontré nada. Cada pista que seguía parecía llevarme a un callejón sin salida, y la frustración comenzaba a apoderarse de mí.
Con un suspiro de resignación, cerré mi ordenador y me dejé caer en la silla, agotada y desanimada. ¿Cómo podía ser tan difícil encontrar alguna pista sobre el extraño que había aparecido en mi vida de la nada?
De repente, un destello de inspiración iluminó mi mente. Recordé el pequeño trozo de papel que había encontrado en el parque y que aún guardaba en mi bolsillo. ¿Podría contener alguna pista que se me hubiera pasado por alto?
Con manos temblorosas, saqué el papel de mi bolsillo y lo desplegué con cuidado. Las palabras escritas a mano seguían allí, mirándome con su enigmática caligrafía:
"Nos volveremos a encontrar pronto."
Las palabras resonaron en mi mente mientras las examinaba una y otra vez en busca de algún indicio que pudiera revelar su significado. ¿Qué quería decir con "nos volveremos a encontrar pronto"? ¿Era una advertencia, una promesa o simplemente un mensaje sin sentido?
Decidida a no darme por vencida, me levanté de la silla y miré por la ventana, observando el cielo oscurecerse lentamente. Sabía que no podía dejar que la frustración me abrumara. Tenía que seguir adelante y encontrar la verdad, cueste lo que cueste.
Con determinación renovada, me dirigí hacia la puerta de mi casa y salí a la calle. Aunque aún no tenía ninguna pista sólida sobre la identidad del extraño, sabía que no podía rendirme. Tenía que seguir buscando hasta encontrar las respuestas que tanto ansiaba.
Mientras caminaba por las solitarias calles del vecindario, mi mente seguía dando vueltas en círculos, tratando de encontrar alguna pista que se me hubiera pasado por alto. Pero por más que lo intentaba, no podía sacar de mi cabeza la sensación de que había algo más detrás de todo esto, algo que se escapaba a mi comprensión.
De repente, una voz familiar rompió el silencio de la noche. "Helena, ¿qué estás haciendo aquí fuera a estas horas?"
Me giré sorprendida y vi a mi vecino, el Sr. Rossi, mirándome con preocupación desde su porche. "Oh, Sr. Rossi, lo siento", dije con una sonrisa forzada. "Solo necesitaba salir a dar un paseo y despejar mi mente."
El Sr. Rossi asintió con comprensión. "Entiendo. Pero debes tener cuidado, especialmente en una noche como esta."
Le agradecí sus palabras y continué mi camino, sintiendo cómo la determinación ardía en mi interior. Aunque el camino hacia la verdad parecía cada vez más difícil, sabía que no podía rendirme. Tenía que seguir adelante, sin importar los obstáculos que encontrara en el camino.
Y así, con el corazón lleno de determinación y la mente llena de preguntas sin respuesta, me adentré en la oscuridad de la noche, lista para enfrentar cualquier desafío que el destino tuviera reservado para mí.
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La Obsesión De Mi Obsesión
Roman pour Adolescents"La Obsesión De Mi Obsesión" es un relato de amor y obsesión, donde las emociones intensas y los secretos oscuros se entrelazan peligrosamente. Angelo irrumpe en la vida de Helena como un vendaval, desatando un torbellino de emociones. Sin embargo...