𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧 𝐑𝐨𝐭𝐨

14

Cuando empezaste a recuperar la conciencia lo primero que notaste fue el fuerte hedor a sangre cuando obligaste a abrir los ojos.

Todo estaba borroso mientras intentabas mirar a tu alrededor y parpadeabas un par de veces para aclararlos.

¿Dónde diablos estabas?

Estaba oscuro. La pared de roca frente a ti te hizo pensar que estabas en una especie de sótano o castillo, pero no podías estar seguro.

"Ayúdanos. Por favor, ayúdanos".

¿Quién diablos era ese?

Miraste más abajo en la habitación oscura en dirección a la voz y tuviste que mirar dos veces cuando viste de dónde venía. Se te dio un vuelco el estómago y sentiste que ibas a vomitar mientras mirabas las tres cabezas femeninas incorpóreas sostenidas por hebras de carne a lo largo de la pared.

¿Qué carajo era este lugar?

Tenías la cabeza nublada y no podías pensar con claridad. Lo último que recuerdas es... ¿qué fue lo último que pudiste recordar?

Allí estaba el portal. Geralt le rompió las manos a Rience y luego... algo te dejó inconsciente.

Mierda.

El pánico comenzó a recorrer tu cuerpo mientras te sentabas en alerta, pero rápidamente te diste cuenta de que tus muñecas estaban atadas con cadenas y enganchadas al suelo.

¿Qué carajo?

Tiraste de las cadenas esperando que se rompieran bajo tu fuerza de bruja, pero el metal ni siquiera se movió. Lo intentaste de nuevo, pero fue inútil. Estabas demasiado débil y no tenías idea de por qué.

Todo todavía estaba un poco borroso, tu cabeza ahora daba vueltas después de intentar moverte.

¿Por qué estabas tan débil?

"Shh. Ya viene. Ya viene". Advirtió una de las cabezas al otro lado de la habitación.

Miraste hacia arriba, pero el mundo a tu alrededor se inclinó sobre sus ejes y caíste de nuevo al frío y duro suelo justo cuando unos pasos pesados ​​resonaron por la habitación.

"Ah, la bruja está despierta."

Una voz familiar gritó, pero no se pudo identificar a quién pertenecía.

Una figura alta apareció frente a ti, pero todo seguía borroso. No se podía ver a la persona con claridad, sólo se podía distinguir la capa oscura que colgaba holgada sobre su cuerpo. La persona se arrodilló a tu lado y de repente algo afilado te pellizcó el brazo. Miraste hacia abajo confundido y encontraste una aguja gruesa atravesando tu antebrazo.

¿Qué demonios?

De repente, la gruesa aguja comenzó a llenarse de un líquido rojo y tu cerebro nublado tardó un momento en darse cuenta de que era tu sangre. Esta persona estaba extrayendo tu sangre.

Una vez lleno el vial al final de la aguja, algo punzante te atravesó el cuello y en cuestión de segundos tus ojos se cerraban involuntariamente y perdías el conocimiento.

-

Minutos. Horas. Días. Todo se confundió.

Quien te había secuestrado era lo suficientemente inteligente como para saber que no podían mantener como rehén a una bruja con todas sus fuerzas, por lo que te mantenían drogado y noqueado la mayor parte del tiempo.

Había pequeños focos de ventanas donde uno flotaba entre la conciencia y la vaga conciencia de lo que sucedía a su alrededor. Una joven rubia aparecía de vez en cuando, pero no tenías idea de quién era.