𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧 𝐑𝐨𝐭𝐨

15

Afortunadamente, la cabaña de Anika en el bosque no estaba muy lejos.

Decir que estaba sorprendida de ver a Geralt después de todo este tiempo era quedarse corto, pero lo que más te sorprendió fue que Otto el Hombre Lobo viviera con ella.

Geralt y tú habéis sido contratados por los aldeanos hace muchos años para matarlo, pero conseguisteis encontrarle una cura improvisada. El frasco alrededor de su cuello le impidió moverse, lo mantuvo humano y en control. Lo salvó.

Anika pudo descubrir que la niña estaba bajo algún tipo de poderoso encantamiento de control mental, pero no tenía idea de quién poseería tal conocimiento para usar el Caos, la magia druídica y la antigua hechicería élfica en un hechizo singular.

Le dio a la niña un elixir de extracción para romper el control mental, pero tomaría tiempo para que surtiera efecto y tampoco había garantía de que funcionara.

Ahora, era sólo un juego de espera.

"¿Cómo estás, pequeña?" Preguntó de repente la suave voz de Geralt.

Miraste por encima del hombro y lo encontraste saliendo por la puerta principal de la cabaña antes de sentarse en los escalones del porche a tu lado.

"He estado peor." Lo admitiste. "¿Cómo estás?"

"He estado mejor." Él respondió con un profundo suspiro. "Anika me dijo que Visenna está muerta".

Tu cabeza se giró hacia él, "¿como en tu madre, Visenna?"

"Mmm." Él asintió, evitando tu mirada mientras contemplaba el bosque alrededor de la cabaña.

"Oh, Geralt. Lo siento mucho."

No estabas completamente seguro de qué más decir en esta situación, así que no intentaste decir nada más, en lugar de eso entrelazaste tu brazo con el de él y apoyaste tu cabeza contra su hombro. El cuerpo de Geralt estaba tenso, pero esa tensión se derritió con tu toque y te dio un suave beso en la frente.

Geralt estaba en conflicto con sus propios sentimientos internos. Había pasado tanto tiempo odiando a su madre por lo que hizo, pero al mismo tiempo, ella seguía siendo su madre y los recuerdos felices que tenía de ella, por pocos que fueran, seguían siendo recuerdos felices y él la amaba.

"Está bien estar triste. Ella todavía era tu madre". Susurraste.

Geralt suspiró: "Lo sé".

Ustedes dos cayeron en un cómodo silencio mientras se sentaban juntos. La cabeza de Geralt ahora descansa contra la tuya mientras contemplas los bosques circundantes observando los pequeños pájaros y animales en la distancia.

"Voy a cortar un poco de leña para Anika. Lo menos que puedo hacer para que nos ayude". - dijo de pronto Geralt.

Levantaste la cabeza de su hombro mientras él se levantaba y comenzaba a descender los escalones del porche antes de que un pensamiento te golpeara de repente.

"¿Dónde está Ciri?" Preguntaste, odiándote a ti mismo por no preguntar antes. "La verdadera Ciri. Nuestra Ciri. ¿Dónde está?"

"Ella está a salvo". Geralt lo tranquilizó al notar su repentino pánico. "Está con Yennefer en Aretuza".

La palabra seguro y Yennefer no pertenecían a la misma frase. La última vez que Ciri estuvo a solas con el mago, había intentado sacrificar a la niña para recuperar su magia.

"¿Ella cree que estar en Aretuza ayudará con el entrenamiento mágico de Ciri?" Preguntaste y Geralt asintió. "No me gusta. No... no confío en Yennefer, Geralt."