Cap 3.

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Jack es inteligente, educado y sobre todo muy astuto, así que sabe muy bien como utilizar sus dotes, en los momentos exactos, y aunque la idea no le agrade tanto, era mejor sacar provecho. Por último dio un suspiro, le sonrío un tanto dulce a la damisela que lo había arreglado, y decidido salió de la habitación divisando aquellas escaleras bajo la luz roja titilante, con gracia y elegancia él subió, escuchando de poco en poco la música que inundaba todo el lugar, al llegar, pudo sentir las miradas que le eran dirigidas, algunas eran llenas de deseo por monopolizarlo y una que otra de envidia, pasa saludando con una sonrisa y uno que otro gesto coqueto, algunos de los clientes ya son habituales, así que solo era más cordial, pues claro, estaban ahí por él,  aunque es un tanto desagradable sentir las manos de diferentes tipos en su cuerpo, debía soportarlo por Ann.
Después de terminar sus saludos y cortesías, tomo asiento en una de las tantas mesas del lugar, se puso cómodo, y a la vista de todos, dejando libre el paso al mejor postor, que más dinero derrochara, por la simple compañía del hermoso ser que esa noche vestía en tela sedosa de rojo carmín. Los clientes rápido lo rodeaban, coqueteando y tratando de estar a la altura de la mejor estrella del lugar, Jack simplemente rechazaba a los más desagradables, con gracia y educación, aunque no estaba siendo muy sencillo, ya que al parecer los "caballeros" no estaban cayendo de su gracia, fastidiado, se puso de píe con esa sonrisa tan sensual, casi natural, se sostuvo un momento sobre la mesa silenciando a su sequito de cerdos mal olientes.


- Me veo en la necesidad de buscar algo más emocionante, por mi...Como un buen vino, que seguir "desperdiciando su valioso tiempo", caballeros, ya que veo que ninguno de los colores que reflejan esta noche son apetitosos para mi...-

Y como si se tratara de una nube, Jack se retiro, dejando a más de uno con sus insípidas y vulgares "erecciones", era nefasto ver como rogaban, por la simple atención de él; si, su trabajo nocturno consistía en tener que soportar alimañas del bajo mundo, si es que se les puede llamar así, ya que los sujetos no eran más que masas, vulgares y sin educación, solo eran como bestias en busca de satisfacer sus más bajos instintos, ofreciendo sexo barato y sin una fuerte estimulación.
Claro que no era estúpido, sabía cuando y cómo retirarse de un lugar que no fuera agradable para él, nunca se intereso en saber si le gustaban los hombres o las mujeres, era confuso y un tanto irritante preocuparse por algo tan banal, oh eso pensaba, hasta sentir la mirada tan penetrante y un tanto lasciva de aquel sujeto sentado en la mesa del rincón, nunca había titubeado ante lo desconocido, oh sentido ese nerviosismo en su vientre, aunque ahora era consiente de esa persona decidió ignorarlo, se sentó en la barra pidiendo una copa de vino. Haciendo un inmenso esfuerzo por calmar su inquietud, sin embargo solo crecía cada vez más, trataba de actuar con naturalidad, pero esta noche estaba siendo difícil, por que aquél sujeto no paraba de mirarle, ¿Quién es? ¿O por qué lo ve de esa manera? eran las preguntas que no dejaban de rondar por su cabeza, y no solo era eso, podía ver como las "compañeras de trabajo" lo rodeaban, pero este ni se inmutaba, es más pudo ver que no estaba solo, aunque ni si quiera lograba distinguirlos por la luz del lugar. Esa noche estaba terminada, por más que trato de poner atención a los dos buenos clientes que podrían pagar bien por él, fue en vano, ya que su concentración total, ahora era de aquel misterioso, y nuevo hombre que había llegado al pueblo, decidió retirase por hoy y marcharse a su hogar. Fue de nuevo al camerino, ya vestido con sus prendas habituales, se despediría de Ann e iría a casa, tal vez esa era la mejor opción y así poder, dejar de tontear acerca del aparente, buen y cordial caballero que no podía sacarse de la cabeza.


- My lady, es momento de que me retire, por hoy creo que es todo, me siento agotado y...Desearía descansar en la comodidad de mis sábanas tibias... -

Clases Celestiales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora