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(Pov Margot)

EL HECHO DE TENER QUE subirse a un avión y que en cuestión de una semana tu vida cambiara completamente debería de ser algo salido de una película ¿No les parece?

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EL HECHO DE TENER QUE subirse a un avión y que en cuestión de una semana tu vida cambiara completamente debería de ser algo salido de una película ¿No les parece?

Pues no, ya que es justo lo que me pasa a mí.

Ni siquiera pude despedirme de mi mejor amiga » pensé tratando de contener la lágrimas que llevaban tiempo ahogandome.

Miré la pantalla de mi teléfono pensando en llamarla pero era imposible, me encontraba al otro lado del mundo.

Sin señal ni WiFi.

Hacía rato que me habían dejado sola.

Suspiré levantándome para desempacar, arrastré las maletas cerca del clóset.

Deje los tres pares de converse en la parte de abajo, los jeans junto a los abrigos; que era lo que en su mayoría usaba pues no me gustaba llevar ninguna prenda pegada al cuerpo, tambien unas cuantas camisetas y el único par de vestidos que tenían, no me gusta mucho usar vestidos.

No tarde más que un par de minutos en eso, lo contrario a desempacar la maleta con mis materiales de pintura; acomodé cada uno de mis marcadores, pinceles, colores y lapiceros por color junto a mis dos cuadernos de dibujo con sumo cuidado pues bastante caros me habían salido todos.

Con más cuidado aún, saqué el gran lienzo del fondo de la maleta; lo miré detenidamente, este lo seguía reservando para el día que me decidiera que pintar en el.

Suspiré dejándolo a un lado del escritorio, una vez terminé de empacar desplacé la mirada por toda la habitación sin poder evitar que se formara un nudo en mi garganta, sintiéndome completamente fuera de lugar.

Sin embargo todos los pensamientos que pudieron llegar a mí, se vieron interrumpidos por la alarma sonando en mi teléfono. Había estado temiendo este momento desde que aterricé esa mañana; apagué la alarma y tomando lo que necesitaba salí del cuarto a buscar la cocina.

-¿Que hacés? - Brinque ante la sorpresa, no había escuchado a Ciro.

-Solo... Vine a tomar agua - respondí con simpleza.

-Deja te lo sirvo - el pequeño buscó un vaso y en el mismo me sirvió - tomá - me lo entregó.

Se lo recibí - Gracias - saqué una pastilla del pequeño frasco que había traído conmigo y metiéndola en mi boca tomé agua.

-¿Para que es eso? - señaló el frasco de pastillas que guardé en el bolsillo de mi pantalón.

-Son para el dolor de cabeza - mentí.

-Aah - dejó el tema de lado - ¿Querés jugar conmigo un rato? - pidió.

-Claro, ¿Que quieres hacer? - pregunté.

𝗘𝗔𝗦𝗬 | Fermín López Donde viven las historias. Descúbrelo ahora