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La vuelta al rancho fue devastadora para todos, cargamos con el peso del mal rato que tuvimos que pasar con la gente de Walker y la verdad que ese encontronazo con Serena me descolocó.
¿Cómo es posible que se haya vuelto tan..., idiota? Tampoco es que Jackson sea la gran cosa como para cegarse tanto por él. Está bien que no somos hermanas biológicas al tope pero compartimos padre, sangre, ADN.
En fin, no pienso renegar más. Lo único que importa es pensar en su próximo movimiento porque se que esto es una guerra sin fin.
— ¿Qué carajos está pasando aqui?
Al escuchar a Troy eleve la vista para encontrar a unos metros de la entrada a Jake y Jeremiah alrededor de lo que parecía una fogata apagada.
Entramos al recinto y dejamos el vehículo frente al gazebo de vigilancia para bajarnos a preguntar.
— ¿Qué ocurre?
Madison inquirio acercándose a agacharse frente al ramerio quemado.
— Fue hecho a propósito, según la milicia hay veinte más como estos alrededor de las tierras. — Jake habló —. Creemos que fue...
— Walker. — Termino Madison la oración.
Yo que estaba unos pasos más atrás agudice el oído.
— No fueron hechas para quemar el lugar, todas están acomodadas para consumirse así.
— Claro, el advirtió que quiere que dejemos las tierras. No quiere todo en mal estado, lo quiere intacto.
La conversación de la rubia con mí cuñado ya no me interesaba, había escuchado lo que quería escuchar.
Solo habíamos estado fuera una noche y la gente hija de puta de Taqa había hecho este destrozó.
Me volví sobre mis pasos para irme hacia la casa, quería descansar, ducharme y comer algo. Pero antes de subir a la camioneta escuche su irritable voz acusadora.
— ¿No dirás nada al respecto? Era tu gente Mackenzie, y están haciendo estás locuras tan cerca de donde dormimos.
Negué levemente con la cabeza riendo sin gracia, agotada. Solo voltee medio cuerpo hacia Madison a pocos metros de mí.
— Si un par de fueguitos la asustan señora Clark, le recomiendo dejar esto en manos de la gente grande entonces — respondí irónicamente — ; nosotros, los de los pantalones puestos, no tememos a amenazas vacías y a fogatas de niños exploradores.
Dicho esto abrí la puerta de copiloto de la camioneta y me metí dentro bajo la mirada de los presentes.
Troy quien estaba más cerca imitó mí accionar y se metió en el vehículo para conducir hasta donde guardamos las provisiones.
