06 | el inicio del fin

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[...]



Me encontraba practicando tiro al blanco alejada de la multitud, desde la llamada por walkie con la base militar mi adrenalina es un sube y baja constante sabiendo que Troy estuvo en peligro.

Ser la mujer que espera a su hombre en casa me exaspera, definitivamente no es papel para mi vida.

—¡Mack, ya llegaron!

Escuche el grito a lo lejos y de la emoción deje caer los cuchillos al piso para salir corriendo en dirección al rancho donde divisé que una camioneta se parqueaba.

Troy había vuelto.

Y el muy maldito me debía muchísimas explicaciones, luego obviamente de que decapite a quien sea que le haya puesto una mano encima.

A tan solo unos metros lo vi bajarse del vehículo y claro lo primero que llamó mi atención fue la venda sobre su ojo. Dios santo.

Aceleré el paso aún más hasta que finalmente lo tenía frente a mi.

—Tranquila nena, estoy bien. De verdad—hablo rápidamente ante mi cara de espanto por lo que veía.

—Mas te vale haber matado al hijo de puta que te hizo esto o juro por dios que lo buscaré---

La—corrigió, apoyándose sobre la puerta de la camioneta—, la hija de puta. Fue una mujer. Madison Clark más precisamente.

—¿Qué?—dije atónita.

¿Una mujer? ¿Cómo eso pudo pasar? Solamente sería posible si él bajó la guardia. Otra razón más para quererla muerta y para querer poner mis manos alrededor de su cuello de una forma para nada pasional.

—Bien, Troy Otto, me debes muchísimas explicaciones—refunfuñe entre en un suspiro—, pero primero vayamos dentro..., será mejor que yo me ocupe de esa herida.

—Si, señora—contestó con una sonrisa ladeada en su rostro.

Rodee los ojos sabiendo que se había dado cuenta de cuánto me molestaba la situación y que una mujer le haya puesto una mano encima..., pf aún peor.

Una vez dentro pase de los llamados de Jeremiah y seguí el camino hacia nuestro dormitorio donde guardaba mi caja de primeros auxilios con todo lo necesario para fijarme en la herida del estúpido de mi novio.

Podía escuchar sus pasos detrás de los míos pero ninguno dijo nada en los metros que recorrimos.

—Siéntate—le ordene.

Troy se acomodo en la cama frente a mí, su mirada seguía cada uno de mis movimientos mientras yo ponía la caja a un lado de su cuerpo y sacaba lo necesario de ella.

'deep damage' | troy otto |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora