ATENEA
Al llegar al hotel, me fije en el suelo de madera oscura y las paredes blancas, la cocina conectaba con el salón y estaba a pocos pasos de la entrada principal, escogí esta habitación porque en el dormitorio, las paredes son de cristales y de noche se puede apreciar las bonitas vistas de Nueva York, este lugar de noche es mágico y más siendo Navidad.
Me quedé un rato pensativa, mirando por la ventana, viendo como la mayoría de las casas están decoradas con muchas luces en el exterior y árboles de navidad en los jardines, siendo feliz durante un breve periodo de tiempo, hasta que vi la hora. -Mierda, que son las doce y media de la noche ya, -Cuando vi que se me hacía tarde, me di una ducha rápida y me puse el uniforme de camarera, la parte de arriba es una camisa de pico con las mangas dobladas en la muñeca. además del doblé que tiene en el cuello y la parte de abajo son unos vaqueros negros básicos. Al tener el pelo largo, me hice un semirrecogido cogiéndome la mitad del cabello en forma de coleta y la otra mitad me la ondulé un poco con una plancha que me traje de la maleta.
Pedí un taxi para ir al casino, cuando entre, me quede en shock, era impresionante lo grande que era y la iluminación que hay, es un sitio muy atractivo, un lugar perfecto para quedadas para gente importante de este mundillo, por no hablar de la cantidad de juegos que hay, desde una sección que esta llena de tragamonedas, hasta apuestas de todo tipo y por lo que yo podía ver, tres de ruleta, cinco de blackjack, dos de pócker y otros tres de bacarrat, al seguir para delante, me encontré un una habitación contigua, en la que se hacen apuestas deportivas, tanto de futbol como de carreras de caballos. Si lo viera mi padre le encantaría tanto como a mi. Ojalá poder apostar y no estar aquí vestida de camarera.
Espera, joder, se me olvidó llamarle con las prisas de venir, bueno, le llamaré en cuanto llegue a al hotel, seguramente este enfadado o preocupado, en cualquier caso, me querrá arrancar la cabeza cuando le llame.
No me puedo centrar en eso, sino en Leo y de verdad que soy un desastre, como voy a encontrar a alguien que no se ni el aspecto que tiene, todo va de mal en peor. Me dirigí decidida a la barra libre para coger una bandeja con tapas para ofrecerles a los que apuestan. Después de darme vueltas por todo el casino, no les encontraba ni escuchaba a nadie hablar de ellos. ¿Me habré equivocado de casino?
Después de dar vueltas, ofreciendo canapés a todos los jugadores, me di cuenta de varias cosas, la primera es sobre los invitados, no sabía donde me estaba metiendo, pero esto es un casino privado, que cojones voy a hacer si me encuentro con el dueño, lo segundo es sobre el tipo de invitados que hay y por las conversaciones que he ido escuchando a lo largo de la noche, no son gente agradable así que debo intentar pasar desapercibida sea como sea, mi vida va antes que encontrar a Leo.
Tanta espera me daba hambre, mucha hambre, así que me comí la última tapa de mi bandeja cuando de pronto un hombre se dirigió a mi.
-¿Tienes hambre? -Me miro de arriba para abajo, era asqueroso, a saber lo que estaba pensando, me quiero ir de aquí, de repente me siento desprotegida, si fuera por mi le metía una paliza pero no puedo, debo de mantener la calma.
-No, antes tenía pero ya no. -Me di la vuelta al acabar la frase, estábamos quedando en evidencia, varias personas se acercaron, ojalá pudiera decirle cuatro cosas, pero este mundo es peligroso, nunca sabes lo que te puedes encontrar o a quien te puedes encontrar y teniendo en cuenta que la mayoría de personas que hay en esta sala son narcos drogodependientes, mejor que no.
Me cogió del hombro para evitar que terminará de darme la vuelta cuando de repente un hombre, le empujo y le metió un puñetazo en la cara, eso la verdad es que no me lo esperaba.
-Bryan, te ha dicho que no, ¿te has quedado con hambre, quieres otro gancho?, te niego el paso al casino indefinidamente, vete a joder con tus mierdas a otro lado.
-Ten cuidado conmigo, ya has conseguido sorprender a tu nuevo juguetito pero te recuerdo que nos tenemos que ver en el ring y ambos sabemos que te voy a machacar -Se fue soltando una carcajada y metiendo un portazo.
-Muchas gracias, ¿eres el dueño? -Por favor que no lo sea, que no lo sea.
-¿Trabajas aquí y no sabes quien es el dueño? -Cuando su boca pronuncio esas palabras supe que me iba a meter en problemas. -Es broma, te has quedado pálida -Que susto me lleve, menos mal que solo se quedo en eso. -Me llamo Leo, encantado, ¿y tu, quién eres?
Hubiera preferido que fuera el dueño del casino, lo que no entiendo es por que me acababa de ayudar, seguramente para intentar impresionarme o algo así, pero por lo menos ya va a empezar a funcionar el plan, a partir de ahora con pies de plomo. -Abril, me llamo Abril, encantada.
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El amor debilita
RomanceSinopsis: Mi padre casi nunca estuvo con mi madre y conmigo durante mi infancia, se centraba mucho en su trabajo, trabajo que nos ponían en peligro a nosotras dos, hasta que un día, lamentablemente vi como le arrebataron la vida a mi madre. Al princ...