¿Has venido?

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LEO

-Vamos Leo -Odio el boxeo, nunca me ha gustado practicarlo, pero no se le puede decir que no a mi padre -¿Te sabes el plan no?, si quieres tener más dinero debe de caer en la primera ronda, yo se que tu puedes.

-Claro padre, esta va a ser la última vez que compita, acabaré rápido. -No me gusta boxear y menos competir por esto, pero lo hago por obligación, desde pequeño mi padre me enseñó a boxear, a defenderme de cualquier persona y a evadir los sentimientos, como el entierra los sentimientos, me enseño a enterrarlos a mí y si salían, el hacía algo que me obligará a guardármelos de nuevo, a los catorce años me empezó a gustar una chica, siempre la veía enfrente de la casa de donde vivíamos a la misma hora paseando a su perrita Nala, con mucha ilusión se lo conté a mi padre y nos mudamos a otro país, me lo hizo tres veces, la tercera vez no se lo dije, no se como pero lo sabía, me decía que era por mi bien, que nadie es de fiar. 

Todo esto viene a que mi padre tuvo un compañero, le quería como si fuese de su sangre, para el era un hermano, hasta que un día un cliente de otro país quería la mercancía por barco, es muy peligroso hacer narcotráfico marítimo y más siendo solo dos compañeros, finalmente el cliente era un secreta de la policía y les pillaron con las manos en la masa, llevaban marihuana, coca, setas, de todo un poco, intentando huir la policía disparó a la mujer del compañero de mi padre, murió instantáneamente. A partir de hay, el otro hombre huyó con su hija en una barca y a mi  padre le encerraron, se quedó en la cárcel durante tres años hasta que encontró la manera de huir, desde entonces, esta en busca y captura.

-No lo puedes dejar, ahora no, estamos muy cerca de conseguirlo Leo.

-Padre, te he dicho mil veces que no me gusta estar metido en tus movidas ilegales, yo quiero estudiar, opositar para policía o para bombero, hacer cosas normales, solo tengo 23 años y tengo que estar boxeando para ganar dinero para ti, dinero que no quiero porque es ilegal.

-Hijo lose, podrás estudiar todo lo que quieras en cuando Lucas esté bajo tierra, me debe pagar estos tres años de cárcel.

-Esa venganza tuya no te van a devolver esos tres años de tu vida, por cierto, para cabrearte más, invité a una mujer a verme boxear. -Quiero sacarle de sus casillas, por eso la invité, quiero que se cabree, que haga algo mal, siempre le sale todo a la perfección y no quiero que siga controlando mi vida -Tu no controlas mi vida, tengo derecho de conocer mujeres para tener algo con ellas.

-Claro que si hijo, diviértete con tu nuevo juguete, eso si, como se enteré quienes somos realmente, yo mismo me la cargo de un tiro en la cabeza. -Me sigue asustando que se ponga tan serio con temas sin importancia, creo que será mejor no involucrar a nadie en mi vida, por ahora.

Salí a por un zumo de naranja, necesitaba relajar mi mente antes de salir al ring, al dar un buche escuche como me llamaban desde el altavoz, me lo bebí en dos minutos y acudí al combate.

-Chicos cara o cruz -Yo elegí la cruz, Bryan la cara, tiro la moneda para arriba, le calló en la palma de la mano y se la puso en la parte posterior de la otra mano, desgraciadamente salió cara.

-Vamos Bryan elije, que te quieres poner, ¿los guantes o el casco?

El escogió los guantes y yo me tuve que quedar con el casco, en este tipo de combate ninguno de los boxeadores tienen las mismas condiciones, uno se queda con el casco y el otro con los guantes, a continuación, se dejan dos minutos para que las personas apuesten por los competidores, la mayoría de ese dinero viene del mercado negro, en este tipo de apuestas, lo mínimo que se juega la gente son cien mil dólares, no hay un máximo.

Yo personalmente prefiero quedarme con el casco, las ostias que reparto con los puños no influyen con los guantes y así me protejo la cara, mientras que a el le puedo meter un gancho en toda la mandíbula y dejarle KAO en pocos segundos. Se terminó el tiempo de apostar y un cincuenta y siete por ciento aposto a mi favor. Le extendí el puño para hacer el saludo que siempre se hace antes de empezar el combate, pero el intentó pegarme en la cara, yo me eche para atrás y me puse un poco vacilón.

Cuando sonó la campana me coloqué en una posición defensiva, con los brazos cubriéndome la cara y los pies separados moviéndose al unísono, estaba muy concentrado en mi oponente cuando me fijé en el público que había detrás de Dylan, entre tanta gente, me fijé en ella, no podía creer que hubiera venido, pensaba que no iba a aceptar la invitación, pero cualquiera reconocería esos ojos color mar con esa melena tan perfecta, pero antes de poder concentrarme de nuevo, Dylan decidió dar el primer golpe, combinó un gancho en el costado izquierdo con una patada en mi pierna derecha y me caí al suelo, después de eso todo estaba negro.

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⏰ Última actualización: May 02 ⏰

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