Casino parte 2

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ATENEA


Dios mío Atenea espabila, te ha echo ese favor por el simple echo de quedar bien en frente de todos sus amigos, esto que acaba de hacer no significa que sea buena persona. -Encantada.

-Igualmente, espero verte pronto. -Antes de darse la vuelta me guiñó un ojo, pero este tío quien se cree, ¿se piensa que nos tiene a todas las mujeres en la palma de la mano o que?, haber una cosa no quita la otra, es muy atractivo y por eso se lo tiene tan creído, me fijé en el corte mullet con rizos que tiene como peinado, me saca dos cabezas y aparentemente se puede notar que va al gimnasio, tiene una camisa negra y unos pantalones de traje negros, parece que en vez de a un casino, viene a un funeral.

-Yo espero que no -Antes de darme la vuelta me cogió del brazo y me soltó de momento porque le miré cabreada.

-¿Estas son las formas de darme las gracias?

-No necesitaba ni necesito tu ayuda.

-Vamos fiera, guarda esas garras y escúchame, te quiero invitar a mi próximo torneo de boxeo, es la final y seguramente consiga el premio -Me extendió una tarjeta con el lugar del encuentro, la fecha y la hora junto con el asiento. - ¿A cuantas chicas más se lo has dado?, pregunto porque veo que tienes muchas tarjetas y no soy de ese tipo de chica.

-Por ahora solo a tí, no voy invitando a cualquieras a mis combates. -Me quede pensando, la verdad, me conviene ir porque así estaré más cerca de todo lo que se traen el y su padre entre manos.

-No creo que pueda ir, sinceramente estoy intrigada, nunca he visto un combate de boxeo y quiero ver como te dan una paliza.

-Tu piénsatelo -Se giró y se fue con su grupo de amigos pero antes de cerrar la puerta se dirigió hacía mí. -Hasta la semana que viene fiera.

Le tiré un canapé que había sobrado de la barra y le di en el hombro -No me llames así.

Tuve que continuar con mi puesto de camarera, quedaría un poco raro que me fuera, de todas maneras quedaba una hora para que terminará el turno, menos mal que no me fui porque nos dieron una paga, lo cuál me viene de perlas para poder pagarme el vuelo a París.

Al llegar al hotel caí rendida en la cama, seguía pensando en todo lo que había pasado y en que mañana tengo que llamar a mi padre, si o si y no se me puede olvidar, me di una ducha con agua caliente antes de acostarme y mientras me estaba secando me fijé en la tarjeta que me dio Leo, al darle la vuelta ponía su teléfono, no me lo puedo creer. Me puse mi pijama y decidí escribirle, quiero que le guste Abril, ganarme su confianza y cuando menos se lo esperé tenderle una trampa, pero para eso también quiero que su padre confié en mi y eso va a ser mucho más complicado.

-He decidido ir, espero con ansias que pierdas, será divertido ver como otro te humilla.

Lo decía enserio, quiero que pierda y quiero que le humillen, no habría mayor placer en el mundo que ver como le ganan en su propio terreno, pero realmente no creo que pase, todos lo años gana. Deje el teléfono en la mesita de noche y antes de cerrar los ojos vibró mi teléfono, lo cogí y vi que Leo ya me había respondido.

-Más quisieras fiera, descansa.

Se lo tiene muy creído,  pero al menos mi plan va surgiendo efecto, se nota que tiene interés en mí, aunque tiene mucha labia, es lo que tiene ser un mujeriego atractivo, pícaro y egocéntrico, haber la mayoría de lo que he dicho son suposiciones, pero esta claro, parece el hombre perfecto, hasta que te acuerdas que su padre provocó la muerte de tu madre, seguramente sea como el, precavido y sin intención de llamar la atención.

Cuando vaya tengo que tener cuidado, seguramente haya mucha gente peligrosa en el combate, a saber a que tipo de personas ha invitado.

El amor debilitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora