Capítulo 1. Samanta Ferrer. La clase.

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Sentada en mi escritorio veía entrar uno por uno a los estudiantes, analizando sus caras para descifrar quiénes habían realizado la tarea para la casa y quiénes no. Es una costumbre que ya había acogido para mi vida cotidiana por los gajes de ser detective. Sin embargo, estos no eran criminales, eran simples estudiantes aterrorizados por mi fama de despiadada que se corría por la facultad. A mi lado, el único estudiante que, a mi parecer, me soportaba porque era la única profesora de Medicina Forense por la cual él tenía cierta inclinación. Después de que todos los estudiantes entraran y se acomodaran, le pido a André que pase la lista para poder iniciar mi clase.

- ¿Hicieron la tarea?

- Dra. Samanta. –Dijo un estudiante. -No entiendo por qué nos puso esta tarea. No somos detectives, somos estudiantes de medicina y no resolveremos casos de asesinatos. Eso es trabajo de los policías.

-Tal vez piensen que esta materia es solo para aquellos interesados en un nicho específico de la medicina. -Dije levantándome del escritorio. –Pero no es así, esta materia no se trata de aprender a fondo lo que un médico forense realiza en su día a día. En esta clase intentaré expandir sus mentes críticas y que puedan ver más allá de lo obvio, indagando profundamente para poder descubrir la verdad. Es un ejercicio extraordinario que, si logran dominar, les servirá en sus funciones como médico general. Algunos estarán un poco desorientados por lo que estoy diciendo y es entendible, les colocaré un ejemplo. Entra un paciente cojeando a su consultorio, sin más datos clínicos ¿qué pensarían? –Miré a los estudiantes en busca de alguien que quisiera intervenir.

-Que tiene algún tipo de problema psicomotor, fractura, artrosis, son muchas las opciones. –Dijo André detrás de mí. –Vamos muchachos. Sé que lo pensaron, no es un examen, pueden intervenir. La doctora no muerde, se los prometo. –Miré sarcásticamente a ese chico adonis de pelo inmaculado y mirada segura, una cualidad que me gustaba mucho de él.

-Correcto. –Terminé diciendo. -Apenas al entrar el paciente, verán en su práctica médica, que podrán inferir diagnósticos diferenciales que podrán ir descartando durante el trascurso de la interrogación y examen físico. Eso se llama razonamiento inductivo, que asociado a su razonamiento deductivo, permitirá llegar a la conclusión correcta para un buen tratamiento del paciente. Sigamos, el paciente que entró tiene 60 años, cojea de la extremidad inferior derecha y tiene marcha álgida, se nota a leguas que usa calzado diferente en cada pie. Tiene la piel reseca y escamosa. Delgado y lánguido con la piel colgante. ¿por dónde se enfocarían ahora?

-Una patología sistémica. ¿Gota tal vez? -Dijo un estudiante tímidamente.

-Excelente deducción. Al acostarse y revisarle el pie, notan una úlcera fétida y en descomposición.

-¡Ahhh! -Gritó un estudiante por el fondo. -¡Pie diabético!

-Lo que quiero que entiendan. –Miré al estudiante bajando la cabeza en signo de aprobación. -Es que no tienen que esperar tener todos los exámenes complementarios para poder ir sacando una conclusión. Usen su cerebro para ir discerniendo los diagnósticos, están acostumbrados a que la respuesta les llegue por otros medios. No sean perezosos con su cerebros y estimúlenlos. Este es un ejemplo sonso, pero solo era para que entendieran el punto. Cuando les llegue una patología compleja, créanme que les será muy útil.  Ahora la tarea. ¡André!

-El caso que les dio la doctora la semana pasada, fue un caso real. -Dijo André levantándose de su silla con autoridad. -¿Alguno de ustedes descifró quién es el asesino con los datos suministrados? Espero que ahora entiendan por qué la doctora les puso esta tarea, quiere que usen su cerebro para sacar deducciones y que luego esas cualidades adquiridas las puedan usar en su práctica diaria como médicos. Estamos en un entorno sano que no perjudicará nada las decisiones que tomemos, solo es un ejercicio mental. Entonces ¿alguien?

SANTAS OFRENDAS MORTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora