Kirell ha despertado de lo que parece haber de un viaje interminable, fragmentos en su cabeza de sucesos pasados resurgen, pero nuevas facetas de su vida iniciaran mas pronto de lo que ella pueda pensar. En busca de una nueva vida, una diferente...
A las afueras del antiguo hospital de aquella tarde cesante, alguien observaba entre las sombras, esperando pacientemente a algo que posiblemente no llegaría. Las primeras gotas procedentes de los cielos empezaron a caer; un hombre, entre las sombras al fondo de un callejón oscuro con una vista perfecta del hospital.
Argo escuchaba los truenos más fuertes, las sirenas de las ambulancias saliendo a recoger heridos, junto las gotas de lluvia que se hacían presentes cayendo cada vez con más intensidad principalmente en el cabello, rostro y hombros del asesino, buscando resguardo debajo del pequeño techo de algún local con la puerta de metal con oxido y cerrada, la cual tenía puesto un cartel de "se busca" con el rostro de Argo en su descripción.
Este sin pensarlo dos veces lo arrancó de inmediato pisándolo y dejando que los recién generados charcos de agua de aquel callejón desvanecieran el cartel. Resguardado bajo techo, después de un leve suspiro el asesino puede pensar con mayor claridad.
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Argo: ... (Tengo presente que esto es muy arriesgado, al menos este sitio brilla por la ausencia de transeúntes cercanos... pero aun así tengo el presentimiento de que en cualquier momento algún policía me reconocerá y me vería obligado a tomar acciones).
(Todo esto lo podría haber evitado fácilmente, pero... pese a todo lo sucedido... parece que en serio necesito saber cómo está... el día de ayer pude verificar que ya había despertado... aunque tampoco creo que ella me pudiera notar estando afuera del hospital... ahora que estoy aquí, me siento un completo estúpido, ¿desde cuándo pienso las cosas de manera tan irracional?).
Pese a la lluvia, el asesino pudo identificar a alguien a lo lejos, sacándolo de sus pensamientos, un joven de chaqueta oscura salía del hospital, por sus aceleres se notaba que ya iba siendo hora de apresurarse a llegar a casa, poniéndose la capucha por la lluvia y saliendo del hospital.
El mismo chico que lo había perseguido el día de su escape del hospital. Mientras observaba los carteles luminosos de aquella tarde concluyente se empezaron a hacer presentes para el lluvioso anochecer.
Argo no le quito la vista ni por un segundo, y entonces vio una oportunidad única. Él había llegado intentando buscar la manera de poder ver a la joven de cabello blanco, pero sus planes dieron un giro. Aun así, pese a que había que formular un nuevo plan, Argo se encontró con una extraña complicación para más adelante.
Argo: ... (Puedo apostar a que fue por su culpa que ahora mi cara está en todos lados...)
El encapuchado iba dirigiéndose rápidamente hacia el parqueadero del hospital evitando pescar un resfriado. Tras tirar su cigarrillo al suelo y pisarlo, Argo procedió a moverse con cautela saliendo de entre las sombras del callejón ,teniendo ojos hasta en la espalda de por si alguien lo reconocía, afortunadamente una pequeña niebla de la lluvia empezaba a hacerse presente. A esas horas y con el iniciante aguacero, si lograba mezclarse como alguien más sin que vieran su rostro, supuestamente no tendría muchos problemas.
