Me adentre en el refugio, mientras seguía a Luka por pasillos estrechos y oscuros. El aire aquí dentro es denso, cargado de historias no contadas y secretos sepultados. La luz apenas se filtra a través de pequeñas rendijas, como si el mundo exterior hubiera quedado atrapado en un limbo perpetuo.
En una esquina, Isa y Brandon desaparecen en un ascensor moderno. Los observo con curiosidad. ¿Qué niveles ocultará ese ascensor? ¿Qué misterios aguardan más abajo? Pero antes de que pueda indagar más, un grupo de hombres se acerca a Leo, saludándolo con efusión. —Hola, Leo, ¿Cómo fue el rescate?— preguntan. Me siento incómoda bajo sus miradas inquisitivas. ¿Qué saben ellos?
Entonces, uno de los hombres señala hacia mí. —Y esa preciosura, ¿la salvaste tú?— Me incomodo, sintiéndome atrapada en un foco de atención no deseado. Leo, en cambio, frunce el ceño y se marcha. Luka me toma del brazo, alejándome de la multitud sonriendo. —Tengo a alguien que quiero que conozcas—, dice en voz baja-.
Juntos, pasamos por corredores estrechos, que de un momento a otro se volvían amplios. Contemplo lo que han logrado los sobrevivientes: un lugar donde la esperanza y el silencio coexisten, donde la vida lucha por abrirse paso entre las ruinas.
Así fue como logré liberarme de mis pensamientos. Mientras estaba junto a Luka, atravesé una puerta y me encontré en una habitación con un escritorio. Allí, alguien estaba concentrado escribiendo, ajeno a mi presencia. Le daba la espalda a la puerta. Mi mirada recorrió el perímetro hasta que el hombre habló:
—Oh, querido Carter, hasta que por fin llegas. Mira el dibujito que...—
Se detuvo abruptamente al verme. Lo que más me sorprendió no fue el dibujo infantil que sostenía en la mano, mucho menos el hecho de que haya llamado a Luka por lo que parecía ser un apodo u apellido; sino su rostro familiar. Y así, viajé en el tiempo, sumergiéndome en mis recuerdos. Me vi a mí misma, de niña, corriendo tras una pelota de volley. Llegué a un punto donde un hombre la tenía en sus manos.
—Hola, niña. ¿Esta pelota es tuya?— me saludo mientras sostenía la pelota—.
—Sí, señor. ¿Me la podría devolver?— respondí.-
—Claro—. Dijo mientras picaba la pelota en el suelo.
Me parecía un hombre joven serio y a la vez alegre; al verme agitada me invito a centarme en un banco que estaba cerca y allí fue cuando empezamos a hablar, o más bien yo empecé a hablar. Llevábamos un buen rato allí sentados, tanto que ya le había contado mi vida completa.
Cuando me di cuenta de lo mucho que había permanecido lejos de casa le avise que tenia que irme a lo que el contesto: —Sí, pero antes tienes que prometerme algo: no volverás a hablar con extraños—.
—Claro. Ahora mi pelota—. Este me devolvió la pelota he hizo como que se estaba por marchar—. Pero antes de irse, él me dijo ''adiós''. Yo no respondí. Volvió a decir ''adiós'', y esta vez me giré hacia él diciéndole:
—Disculpe, señor. Un amigo me aconsejó que no debía hablar con extraños...— Y así fue como empecé a ver todo borroso como si estuviese volviendo a salir de ese recuerdo y cuando recobré la conciencia, me encontré tumbada sobre el escritorio. Había perdido el conocimiento. Lo primero que vi fue a ese hombre acercándose con una botella de agua en la mano. Pero fui más rápida y me puse de pie antes de que pudiera ofrecérmela.
—Ah, mira, Carter, tu amiga se despertó— dijo este alejando el agua—.
—¿Te sientes bien, Andrómeda?— preguntó Luka—.
Le aseguré que sí, pero algo me desconcertaba: ¿ese señor no me reconocía? Me levanté del escritorio y Luka me observó, asegurándose de que estuviera bien. Fue entonces cuando el hombre nos interrumpió:
—Bueno, me presento. Mi nombre es Dante, Dante Alighieri—. Marcó un acento italiano al pronunciar su nombre y luego soltó una risilla. Yo me presenté como Andrómeda, pero justo cuando iba a decir mi apellido, solo dije mi nombre.
—Dante, Andrómeda es mi mejor amiga de la infancia—. Intervino Luka— Andrómeda, Dante era uno de nuestros vecinos, aunque no se dejaba ver mucho. Y ahora es nuestro comandante—. Añadió Luka—.
—Así es—, dijo Dante entornando una sonrisita en su rostro—. La sorpresa y la intriga se mezclaban en mi mente. ¿Cómo había pasado de ser un vecino invisible a convertirse en un comandante?
Después de aquella extraña presentación, me dirige a la salida con Luka.
—¡Luego tendremos tiempo para compartir— exclamó Dante—. Por cierto, pequeña Andrómeda, veo que sigues viva. Por lo tanto, tomaste muy en cuenta lo de no hablar con desconocidos—. Soltó Dante—.
Luka simplemente lo ignoró, pero yo... yo quedé estupefacta. Al principio, Dante se había hecho el desentendido, y ahora resultaba que sí me conocía. La sorpresa y la confusión se mezclaban en mi mente. ¿Quién era realmente Dante Alighieri? ¿Qué secretos ocultaba tras su enigmática sonrisa?
Cuando salí junto a Luka, este me saco de mis pensamientos, prometiéndome un lugar donde acogerme. El destino me había llevado a este extraño encuentro, y ahora, con más preguntas que respuestas, me adentraba en un nuevo capítulo de mi vida, porque todos los días me toca una nueva experiencia.
Nota de la autora:
Deberían estar felices ya que Andrómeda si podrá vivir esta aventura en compañía de Luka su mejor amigo tanto de ensueño, como de la realidad.
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DESPIERTA [#PGP2024]
Science FictionImagina que tu vida idílica resulta ser una mera proyección. Eso es exactamente lo que le sucede a Andrómeda, una joven que parece tenerlo todo: una familia que la adora, un amigo inigualable, reconocimiento académico y el cariño incondicional de su...