Prólogo.

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Prólogo


El Emperador Uzumaki

Prólogo.

Era medio día en la ciudad de (la que ustedes decidan) un grupo de amigos salían de un bar al que siempre iban cuando se reencontraban, Y también para recordar a su amigo fallecido. Estos amigos eran Mike, Juan, Diego, Leonardo y Bart. Estos chicos eran amigos desde la infancia, estuvieron en el mismo colegio, tocaban en la banda de su colegio, eran los mejores amigos y decidieron ir a la misma universidad para no separarse. Ahora mismo, estaban hablaban sobre como les había ido.

Juan: Y díganme chicos, ¿que tal les trata la vida?

Diego: Yo me encuentro de maravilla, mi esposa y yo vamos a tener a nuestro segundo hijo. Espero que sea niña.

Juan: Te felicito amigo.

Diego: Jeje, gracias.

Mike: Ahora tendrás un excusa para usar un arma para ahuyentar a sus pretendientes.

Leonardo: Es verdad, jajaja. En especial de sujetos como Bart.

Bart: Hey. Puede que persiga muchas chicas, pero no soy un degenerado. Solo espero a que sea mayor de edad para darle.

Diego: (Da un suspiro) No extrañaba tus comentarios.

Bart: Jajajaja, vamos. Se que soy algo insoportable, pero cuando no estoy, me extrañan. Soy como el alma de la fiesta.

Mike: Concuerdo con el pervertido

Bart: Ya te dije que no soy un pervertido. Soy un experto observador y analista de cuerpos femeninos.

Juan: Eso es lo mismo enfermo.

Bart: Ya no exageren. Tenemos que seguir celebrando en memoria de nuestro amigo Francisco.

Mike: Aun no puedo creer que ya han pasado años desde su fallecimiento. Aun parece que fue ayer cuando nos reuníamos.

Bart: Seh, recuerdo los buenos tiempos.

Diego: Cuando tocábamos música en su casa.

Bart: O cuando nos dejaba quedarnos en su casa después de una borrachera.

Juan: El siempre era el amigo elegido.

Diego: Él siempre me apoyó en mis relaciones, en especial con mi esposa.

Leonardo: O cuando jugábamos Call of Duty en su casa y después veíamos una película con una pizza que siempre él invitaba.

Bart: Buenos tiempos.

Los demás: Buenos tiempos.

Los amigos caminaron por las calles hasta llegar a un lugar de comida mexicana que atendía hasta la media noche. Comieron unos tacos junto con unos nachos y un par de tequilas, recordando a su amigo fallecido. Se quedaron recordando hasta que el local iba a cerrar y tuvieron que irse cada quien por su camino.

El Emperador UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora