(02). 炎の目覚め

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第2章:炎の目覚め!
第2章:炎の目覚め!
第2章:炎の目覚め!
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COMENCÉ A AMAR EL CANTO Y LA GUITARRA desde que Yumi me animó a seguir mis sueños, incluso cuando mis padres parecían decididos a ponerme obstáculos. Practicaba todos los días, descubriendo nuevas canciones y experimentando con diferentes acordes. El dolor del ballet y la decepción de mis padres no desaparecieron, pero al menos sentía que había encontrado algo que realmente me hacía feliz.

Sin embargo, todo cambió cuando mis padres decidieron que necesitaba más entrenamiento físico. Según ellos, ya era tiempo de que me enfocara seriamente en mi futuro como heroína. No tenía idea de cuánto iba a cambiar mi vida con esa decisión. Los entrenamientos se convirtieron en mi nuevo infierno, y todo lo que había logrado con la música parecía desvanecerse.

Una noche, mientras tocaba una canción suave en mi guitarra, mi padre entró en mi habitación sin previo aviso.

—Mai, ya es suficiente de esta tontería. Necesitas enfocarte en tu entrenamiento. Mañana comenzaremos un régimen más estricto —dijo, con su tono autoritario de siempre.

Dejé de tocar y miré a mi padre, confundida.

—¿Entrenamiento físico? Pero pensé que podía seguir con la guitarra y el canto —respondí, sintiendo que mi corazón se aceleraba.

—No más distracciones —dijo mi padre, cruzando los brazos. —Ya es hora de que te pongas seria. La gimnasia rítmica y el entrenamiento físico te harán fuerte. No podemos perder más tiempo con tus caprichos.

Las palabras "caprichos" y "distracciones" me golpearon como una bofetada. ¿De verdad pensaban que todo lo que me hacía feliz era un capricho? Sentí que mi mundo se desmoronaba, pero no había mucho que pudiera hacer. Mis padres siempre tenían la última palabra.

A la mañana siguiente, comenzó el entrenamiento. Mis padres me llevaron a un gimnasio especial donde me pusieron a hacer ejercicios agotadores. Sentía que cada músculo de mi cuerpo estaba al borde del colapso, pero ellos solo me decían que siguiera adelante.

—Vamos, Mai, no te detengas —me gritaba mi padre mientras me observaba con decepción. —Tienes que ser fuerte si quieres ser una heroína.

Los días se volvieron más largos y difíciles. Mi guitarra y mi canto quedaron relegados a un segundo plano, porque cada momento libre lo pasaba tratando de recuperarme del agotamiento físico. Sentía que mis sueños se desvanecían y solo quedaba la exigencia y la presión.

Mis padres querían que me concentrara en la gimnasia rítmica y el entrenamiento físico. Y eso solo fue el comienzo del infierno. Al día siguiente, me llevaron al gimnasio especial donde los ejercicios eran agotadores. 

Sentí que cada músculo de mi cuerpo estaba al borde del colapso, pero mis padres solo querían más.Una tarde, mientras intentaba controlar mis llamas, ocurrió algo inesperado. Estaba practicando con el fuego cuando de repente se descontroló. 

Las llamas crecieron rápidamente, y en un momento de pánico, intenté apagarlas, pero el fuego ya había causado daño. Sentí un dolor intenso cerca de mi ojo y en la mejilla. Caí al suelo, sujetando mi cara con las manos. 

El entrenador corrió hacia mí, pero mis padres solo observaban, preocupados por el accidente. Me llevaron al hospital, pero ya tenía una cicatriz debajo del ojo y a un lado de la mejilla.

Cuando regresé a casa, traté de ocultar la cicatriz con el cabello, pero cada vez que me miraba al espejo, recordaba ese momento.

 El dolor físico fue una cosa, pero el dolor emocional de saber que mis padres estaban más preocupados por mi entrenamiento que por mi bienestar me rompió el corazón. 

Yumi, fue la única que realmente se preocupó.

 Entró a mi habitación cuando yo estaba llorando y me abrazó con fuerza.

—Mai, lo siento. No tienes que pasar por esto sola —me dijo, con lágrimas en los ojos. —Yo haré lo que pueda para ayudarte. Si quieres aprender guitarra o canto, lo haremos juntas. No dejes que nuestros padres te hagan sentir menos.

La abracé con fuerza, agradecida de tener a alguien que me entendiera. Yumi siempre estuvo allí para mí, incluso cuando mis padres no querían escucharme. Y sabía que, mientras ella estuviera a mi lado, podría soportar el dolor y seguir adelante. Pero sabía que el infierno solo estaba comenzando, y no tenía idea de cuánto más podría soportar antes de quebrarme.

Yumi intentó ayudarme, pero incluso ella tenía sus límites. Los entrenamientos se volvían más intensos cada día, y mis padres solo querían que fuera más fuerte, más rápida, más disciplinada. Pero para mí, cada día era un nuevo infierno, y esto era solo el comienzo. No sabía cómo iba a soportarlo, pero sabía que, si no hacía lo que mis padres querían, las cosas solo empeorarían. Y eso me aterrorizaba.

𝑭𝒊𝒓𝒆'𝒔 𝑳𝒆𝒈𝒂𝒄𝒚: 𝑩𝒏𝒉𝒂 𝒙 𝒐𝒄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora