DOS

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—¿Y dónde está mi parte? —Pregunto, una vez que me he acercado lo suficiente.

Hoseok ha dejado de arder y en el cuerpo pálido de Agust hay marcas de piel quemada con la forma de sus manos que se curan tan rápido como fueron hechas.

Agust me sonríe altanero y sale del auto para pararse frente a mí y sujetar mis caderas. Sus manos grandes cubren mucho y puedo sentir sus dedos apretujando mi culo. Es lo que más le encanta de mi cuerpo. Mi enorme trasero apretado en el que se hunde cada vez que quiere y me llena hasta abrumarme con su vibra oscura. Hoseok se ha puesto a mi espalda y ha metido la mano entre Agust y yo, apretando mi polla dura y besando mi cuello. Sabe que es uno de mis puntos sensibles y muerde, lame y chupa, dejando moretones que desaparecen muy rápido y luego vuelve a hacerlos una y otra vez.

Ellos han saciado su deseo y están a punto de saciar el mío. Habiendo comenzado una tormenta que en algún lugar del mundo dejará una catástrofe y yo podré alimentarme. Así es el ciclo.

Ellos destruyen, yo recojo.

Me encanta sentir el sudor en sus pieles que se lava con la torrencial lluvia que ha comenzado a caer, pero no quiero que me tomen aquí, junto a los restos de nuestro último trabajo. Mañana habrá otro, pero por hoy; sólo quiero enredarme en ellos.

Adoro cuando se turnan para poseerme. Para enloquecerme y quemarme, pero más me encanta cuando lo hacen juntos, a la vez. Es un estallido de placer incomparable. Mi mente se nubla y un deseo imparable de asesinar a la humanidad me invade por completo para menguar cuando el ardor caliente de mi piel acapara todos mis sentidos. Sintiendo como las caricias queman cada centímetro y dejan un cosquilleo en mi piel.

—Vámonos —les digo, con la respiración inestable por la anticipación. Quiero un lugar diferente para lo que vamos a hacer.

En un parpadeo Ucrania se convierte en ¿Alemania?

Pfff... Agust tiene una fijación por los nazis. Se divirtió mucho con la mente de Hitler en sus mejores años y disfrutó de ver cómo Hoseok se hizo un patio de juegos con el genocidio que eso provocó. Yo me divertí más, con todas las vidas que tomé durante años. Pero un día tuvo que acabar y fue muy satisfactorio llevarme la vida del desgraciado aún si él no quería.

Agust hizo pucheros por una semana, extrañando a uno de sus juguetes preferidos.

En fin. A mí lo que me importa es saciar mis ganas de ellos, así sea en Vietnam de 1970, en Irak de 2005 o Troya antes de Cristo.

El Burg Katz es el lugar. Una de los cientos de habitaciones del castillo.

—¿Te gusta? —Pregunta Agust.

—Lo mejor para nuestro dulce amor. —Ayuda Hoseok.La muerte es una ofrenda que debe ser tratada como se merece.

Somos desastre y caos en movimiento, pero hay romance. O lo que podemos llamar romance, cuando la muerte, la locura y el vicio están en la ecuación. Pudo haber sido el auto en ruinas de antes, pero me gusta la seda fina bajo mi cuerpo cuando se trata de follar.

Hoseok enciende mi boca con un beso, untando su saliva como lava ardiente y deja un rastro de fuego desde mi cuello y hombros, hasta donde termina mi espalda. Ahí, Agust separa mis nalgas con dedos fríos que contrastan con el toque de Hoseok. La lengua de uno me folla la boca y la del otro, se entierra en mi agujero en lametones húmedos que me hacen gemir y gemir como una perra. Pero eso es lo que ellos quieren. Hacer chillar a la bella muerte hasta la saciedad.

La ropa se volvió cenizas hace rato y sólo me sostengo de pie por los dos cuerpos que me aprietan entre ellos. Disfrutando de cada toque, suspiro y extremidad que se adentra en mi por cualquiera de mis agujeros. Estoy cachondo y, joder si no los necesito más que a la siguiente catástrofe inminente.

Afuera del castillo sopla el viento en fuertes ráfagas tempestuosas, pero en la alcoba la temperatura no hace más que subir. Sobre las mantas, me abro de piernas tanto como puedo hacerlo, a la espera de recibir todo lo que quieran darme.

Agust y Hoseok vuelven a darme un espectáculo, de rodillas en la cama, uno frente al otro. Jalándose la polla, ambas duras como acero y yo acaricio la mía tratando de liberar un poco de la tensión que se acumula.

—Ummmm —gimo fuerte porque el escalofrío de necesidad que sube desde mis pies me supera.

Agust se voltea hacia mí y de rodillas, se inclina hasta que su aliento roza mi ingle. Abre la boca y chupa mi glande, muerde suavemente y lame las gotas claras de mi esencia. Sigue sintiéndose frío y me encanta. Cómo también me encanta que Hoseok ha llenado mi boca de nuevo, pero ya no con su lengua, sino con su propia polla. Al rojo vivo como hierro y lo suficientemente larga y gorda para estirar mis también gordos labios hasta su capacidad. Amamantar el duro trozo de carne es lo más delicioso. Sabe a almizcle, salado y amargo, pero dulce en mi lengua, que recoge todo lo que de su raja escapa.

Vuelvo a gemir con la boca llena a más no poder y la vibración en mi garganta hace gemir a Hoseok y al mismo tiempo mi agujero se aprieta sobre los largos dedos de Agust que me penetran fuerte, rápido y despiadado. Mancillando mi punto sin misericordia, llevándome muy alto antes de dejarme caer al abismo.

Pero no llego ahí todavía. Agust si retira justo a tiempo y me suelta la polla y el agujero con sonidos lascivos y húmedos. En cambio, Hoseok se aferra más, llevándose a sí mismo tan profundo en mi garganta que no puedo respirar y empuña con fuerza mis mechones grises para mantenerme quieto, apretando los dientes para no correrse demasiado pronto. Mis mejillas se humedecen con las lágrimas que escapan de mis ojos, pero es puro y crudo placer lo que las produce. El placer de sentirme poseído hasta la última molécula, cuando mi garganta se abre tanto que se nota en mi manzana de Adán y mi culo se estira tan deliciosamente.

Estoy siendo jodido por dos pollas a la vez y el viento se ha vuelto casi un tifón afuera de la ventana de la torre del castillo. Me recuerda al diluvio en tiempos de Noé. Fue el resultado de una orgía en la que participamos todos los males conocidos y hasta los que ni siquiera poseen un nombre.

El rugido que sale de los labios de Agust me prende aún más y sobre las lágrimas que empañan mi vista puedo ver qué mis chicos se comen la boca, al tiempo que me penetran y rompen mi cuerpo sin mesura.

Vuelvo a gemir porque estoy a punto de correrme, pero quiero que me llenen primero. Sentir como me reclaman con su esencia, alimentándome con ella, marcándome con el olor de su propio deseo y lujuria.

Otros males han deseado tenerme, pero sólo el más perturbador y el más peligroso me han atraído. Es lindo ver qué la vida abandona la mirada de los desquiciados y de los egoístas que se creen dioses incitando al odio. Ni siquiera conocen el rostro de mi querido Hobi y se creen que ellos pueden sustituirlo.

La polla de Agust me folla y me folla, haciendo saltar mi trasero sobre el colchón y Hoseok me mantiene abajo con cada empuje dentro de mi boca. Mis manos solo pueden aferrarse con fuerza a las sábanas y los dedos de mis pies se curvan cuando siento, por fin, los calientes chorros de semen que bajan por mi garganta y escurren por los bordes de mi agujero y yo exploto sobre mi vientre en tiras blancas del más delicioso placer.

Pandora′s Box |YSM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora