137 INFIERNO

16 0 0
                                    


— Jane, despierta. ¡Mírame!—

Ramaine abrazó a Jane, que estaba tosiendo sangre.
Los párpados que habían estado cayendo en un tic se levantaron con dificultad.
Sus ojos negros, manchados de lágrimas, brillaban mientras contenían a Ramaine

— Señora...—

La voz que salió dolorosamente arañó el pecho de Ramaine.

—Mi nombre es...  Sylvia Carrot, no Jane. —

Una mano delgada, temblorosa y fría agarró con dificultad la mano de Ramaine

— Palabras... ... Siento no poder dárselo.—

—Shh. Está bien.—

Ramaine parpadeó para secarse las lágrimas que brotaban por encima de sus ojos, que se atenuaron y luego se agudizaron, vio un alfiler de mariposa brillante en la parte superior de la cabeza de Jane.

—Me sentí bien porque sentí que me reconocían como la persona del propietario—.

Jane es originalmente mi persona.

La conversación que había sido compartida con una clara sonrisa pasó
de largo.

No te preocupes. Si te pasa algo, me aseguraré de salvarte.–

–Entonces, cuando vengas a rescatarme, asegúrate de usar una horquilla. Para que pueda reconocer a Jane de inmediato.–

Bueno. Fuiste ese tipo de persona para mí desde el principio.
Solo estando juntas, pensé que estaba agradecido de tenerte en quien confiar.
Pero yo no sé nada. Solo soy la persona de la señora para mantener esa promesa. Aunque lo sabías todo, nunca te apartaste de mi lado ni por un momento.

Las lágrimas brotaron de sus ojos y eventualmente corrieron por sus mejillas.

—Jane. No. Silvia. No te preocupes.—

—... ... .—

—Te salvaré con mis propias manos—.

Ramaine soltó la mano temblorosa de Sylvia y la colocó sobre su pecho.

Ese momento en que presioné la palma de mi mano en la herida donde todavía brotaba sangre.

— ¡Señora! ah... ... No es posible.—

Sylvia, que había tosido sangre entre los dientes, agarró la mano de Ramaine.

Exhalando un ligero suspiro como un hilo, puse mi mano en la mejilla
de Sylvia mientras ella me abofeteaba con todas mis fuerzas.

— Ah... No, por favor,  señora.—

Sus ojos estaban desesperados por bloquear su habilidad que no había
usado antes.

En ese momento, tragué el dolor que atravesaba mi pecho y abrí la boca
lentamente.

— Sylvia. Escucha cuidadosamente.—

Hice contacto visual con Sylvia, cuyos pálidos labios temblaban.

—Esto no es lo que yo quería—.

No usé mis habilidades.

La razón más desesperada ha desaparecido.

—No quería lastimar a la gente. No es así.—

Así que ya no había razón para esconderse, no había razón para
lastimarse por ella.

Ramaine susurró suavemente en su oído y colocó su mano sobre el pecho
de Sylvia.

ELLA ES UNA VILLANA, PERO SU ESPOSO ES GUAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora