CAPÍTULO 1

18 2 0
                                    

JULIET

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JULIET

Guardo los últimos platos y vasos que quedan. Saliendo de la cocina me encuentro con una inquieta Alice la cual no para de acomodarse la falda.

—Ya se irán, cálmate —le hablo acercándome.

—¿A qué hora? Llevamos esperando mínimo dos horas a que bajen, son unos irrespetuosos —responde molesta.

—Apenas pasaron 15 minutos, Alice.

—¿Y? ¡Necesito que se vayan ya! —grita alzando los brazos y capto movimiento a mi izquierda.

—Como que ya no me entusiasma mucho ir a esa reunión, Christian. Nos quedamos.

Volteo y sonrío al ver a mi tía Karen envuelta en un precioso vestido color crema bajando las escaleras con ayuda de mi papá, también vestido elegante, quien sonríe disimuladamente cuando Alice suelta un grito estrangulado al oír las palabras de su hermosa madre.

—¡Mamá!

—Eso mismo es lo que soy, jovencita. ¿Se puede saber por qué mi hija me echa de mi propia casa?

—¿Te digo el motivo cochino o la verdad suave? —suelta Alice sonriendo con malicia.

—Te juro por Dios, Alice, como encuentre una de las habitaciones oliendo a sex…

—¡Mamá, asustarás a Juliet! —la interrumpe y pone ojos de gato inocente—. Es sólo una pequeña reunión, vendrán mis amigos, los conoces.

Frunzo el ceño. Espero que Alice no piense que soy virgen porque no lo soy. Además, no es el sexo lo que me preocupa, sino la gente, los amigos de Alice que ya deberían estar viniendo.

—Porque los conozco es que digo, en especial ese tal Ethan —sus ojos se suavizan cuando me mira—. Si esto se vuelve una jungla de simios, no dudes en agarrar mi sartén nuevo, ¿de acuerdo, cariño?

Niego con la cabeza sonriendo.

—Estaré bien, Tía Karen —la tranquilizo.

—Llámame si sucede algo, hija —mi papá me mira de forma significativa y le repito lo mismo que le dije a Karen.
Ahora vivimos acá, en Londres. Nos mudamos hace dos semanas porque papá, Christian Jones, fue desempleado debido a que la empresa para la que trabajaba quebró. Sin embargo, no tardó en encontrar empleo gracias a la ayuda de su hermana, Karen Jones, que nos invitó a que nos instalemos en su gran casa ya que aquí solo viven ella y Alice.
Tía Karen es como una madre para mí, y la aprecio demasiado al igual que a Alice.
Estoy muy agradecida con ambas, sin embargo, me hubiera gustado que Alice no intentase tanto hacerme sentir cómoda en la nueva ciudad, ya que la reunión de hoy con sus amigos fue porque las pocas amistades que tenía las dejé en Liverpool.
Me gustaría haberle dicho que no era necesario o que preferiría correr una maratón a tener que conocer gente.
No soy antisocial, sólo que… no es tan fácil, no para mí.

Resguardando Su Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora