CAPÍTULO II.

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LOS GRITOS DESGARRADORES INTERRUMPIERON EL SILENCIO DE LOS PASILLOS DE RED KEEP UN AÑO DESPÚES

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LOS GRITOS DESGARRADORES INTERRUMPIERON EL SILENCIO DE LOS PASILLOS DE RED KEEP UN AÑO DESPÚES. Naenia se encontraba en sus aposentos saliendo de unas infernales seis horas de trabajo de parto a su primer hijo, aunque fue el peor dolor que pudo experimentar durante toda su vida solo sintió alivio cuando pudo escuchar el llanto de su bebé, era una carga menos cuando le confirmaron la total salud del niño.
Y cuando ella al fin pudo descansar era incapaz de quitar sus ojos de su precioso hijo que, según muchos, era la viva imagen de su padre cuando era bebé. La joven, ahora madre, sentía como el amor maternal se apoderaba de ella, podía perderse en los hermosos ojos violeta de su bebé, sentir su calor lleno de adoración durante horas y jamás se cansaría de cuidarlo.

—Mi lady, la reina y el príncipe Aegon han venido a visitarla —anunció una criada antes de retirarse de la habitación.

La figura de Alicent fue la primera en entrar, vestía de su típico color verde con detalles y joyas doradas, su hermoso cabello rizado, con un peinado recogido; Aegon fue el segundo en entrar, se veía muy cansado, tenía un pequeño moretón en la mejilla, su cabello ahora corto hasta la nuca y vestido de un traje negro.

—¿Cómo te encuentras? —quiso saber la reina acercándose a paso tranquilo.

—Agotada —soltó Nae en un resoplido.

Aegon tomó asiento en la orilla de la cama, cerca de su esposa, mirando la  pequeña figura que cargaba en sus brazos.

—¿Puedo verlo?

La joven madre pasó a su hijo con cuidado a los brazos de Aegon, este último entró en un estado de shock al ver la belleza y ternura de su hijo. Alicent lo miraba por encima del hombro de su hijo sonriendo.

—Se parece mucho a ti cuando eras bebé —comentó la reina poniendo una mano en el hombro de su hijo mayor. Esa mención hizo que los dos padres sonrieran; habían estado algo distanciados desde la noticia del embarazo ya que surgió una ligera tensión a raíz de el shock de el príncipe al saber que se convertiría en padre tan joven y que ahora se sentía menos pesada por este momento tan eufórico para los dos— ¿Ya tienen un nombre?

—Daeron —contestó Naenia.

No había mucha necesidad de pensar el nombre del bebé, lady Naenia tenía pensado ese nombre desde hace unos meses y ya que Aegon no estaba tan presente en su proceso de embarazo sintió que tenía el derecho de la decisión, aunque él no se mostró en desacuerdo en ningúna ocasión.

—Un bello nombre, ¿tú lo escogiste?

Naenia asintió sonriendo un poco.

—Una buena elección de nombre, diría yo —opinó Aegon volviendo a verla con una suave sonrisa que fue correspondida.

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Los usurpadores: la traición a la corona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora