PRÓLOGO

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Margot

A los 15 años

Mi padre estaba alterado de nueva cuenta por el alcohol que recorría por todo su sistema, luego de destruir objetos que se encontraban en la sala y el suelo repleto de cosas hechas trizas a causa de su descontrol e ira; pero esta vez estaba aún más fuera de control como de costumbre.

 Él me miraba lleno de ira luego de dejar a mi madre en el suelo con golpes y débil; mi madre intentaba volver a ponerse de pie para que mi padre no me hiciera daño. Dió pasos firmes y sonoros hacia mí, no sabía qué hacer al verlo acercarse. Reaccioné y corrí como pude hacia la salida para poder buscar ayuda.

Para mí desgracia y mala suerte, me logró tomar mi brazo con firmeza y rudeza sintiendo como sus dedos apretaban mi brazo derecho causandome dolor. Forcejeaba una y otra vez para poder soltarme de su agarre pero era inútil, ya que era más fuerte y tenía el doble de tamaño corporal yo.

 –¿A dónde crees que vas, mi pequeña?.–  dijo con un tono de voz grave y gélida, con sus ojos llenos de ira y una sonrisa de burla.

–S..suéltame – lo miraba teniendo la esperanza de que me soltara y pronto acabara esta pesadilla. – P..porfavor.– lo había dicho más como un susurro.

 Cerré los ojos con fuerza soltando las lágrimas acumuladas en mis ojos cayendo por mis mejillas. Esperaba con miedo lo que estaba por venir, pero de pronto escuché cristal rompiéndose en mil pedazos. Abrí los ojos observando a mi madre detrás de él con los dos brazos alzados dando por hecho que le habría quebrado un objeto de cristal en la cabeza. 

Mi padre cayó al suelo inconsciente frente a mis ojos. Entré en shock con la respiración profunda pero agitada al verlo caer al suelo. Lo único que podía escuchar era la voz de mi madre hablándome y sacudiendome pero estaba absorta a lo que ocurría a mi alrededor

Más lágrimas seguían cayendo por mis mejillas y mi respiración irregular junto con mi cuerpo tembloroso del miedo y la ansiedad que sentía. Solo mantenía la vista en el cuerpo inconsciente de mi padre que yacía en el suelo. Él tenía la frente cubierta de sangre a causa del golpe que mi madre le había proporcionado a causa del objeto de cristal.

Lo que me sacó del trance fue mi madre tomando rápidamente de la mano para luego salir de casa sin mirar atrás cruzando la calle para llegar con los vecinos.

Mi padre se volvió alcohólico y un hombre agresivo con nosotras, habíamos soportado todo desde que tenía tan solo 8 años, justo un año después de mudarnos a Bronxville, New York.  Cuando solo contaba con la edad de 7 años, mis padres para probar más suerte laboral decidieron vender lo que teníamos en mi país natal que era Baltimore, Maryland y empezar desde cero.

 Hasta este momento.

 Él se introdujo en el mundo del alcohol a causa de su despido en su trabajo de mecánico automotriz. Eso desató las constantes peleas entre mis padres hasta llegar a los maltratos de parte de mi padre hacía mi madre. Siempre escuchaba cosas romperse, gritos desde mi habitación y yo solo podía hacerme un ovillo en la esquina de mi habitación esperando que todo terminara. Cuando las peleas subían de tono, lo único que hacía era cubrir mis oídos para no tener que escuchar los insultos de mi padre hacía mi madre o las cosas romperse. Al calmarse las cosas yo esperaba a mi madre en mi cava cada noche para dormir juntas, yo lo había descifrado como una manera de protegerme de mi padre por si se le ocurría ir a mi habitación. 

 Algunas veces, la luz de la lámpara de mi mesita de noche alumbraba de manera tenue la habitación; al dormir mi madre junto con la luz que no alumbraba por completo el espacio, se apreciaban perfectamente sus moretones nuevos junto con otros que ya tenían algunos días. Incluso en ocasiones, escuchaba la puerta principal cerrarse entendiendo que mi padre se había marchado por esa noche a beber más. Cuando bajaba y veía la escena de mi madre levantando los destrozos con sus ojos llorosos y lágrimas cayendo por su rostro lastimado me partía el corazón.

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