Nueva Orleans, Luisiana, 1909
En una vieja casa abandonada se encontraban dos niños pasando el rato contemplando las estrellas en el viejo tejado.Todos pensarían que era una salida normal y que sus padres sabrían donde y con quién estaban sin tener la preocupación de que algo les pasara pero desafortunadamente ese no era el caso.
Alastor Leroux, nacido del seno de una familia de clase baja. Era un niño con buenos modales que siempre estaba sonriendo sin importar cuál era la situación, algunos lo llamaban raro porque odiaba el contacto físico pero a él le daba completamente igual, sólo le permitía a dos personas que lo tocaran, su madre y su querida Charlotte. Alastor adoraba pasar tiempo con su mejor amiga aunque si eso significaba merecer una reprenda por parte de su patrón o sermón pero siempre valía la pena si se trataba de ella.
Charlotte Magne, de un linaje bastante prestigioso pero con un pasado oscuro. Algo que la caracterizaba era su forma de ser con los demás ya que ella amaba ayudar a quién más lo necesitaba siempre con una actitud amable, nunca fue a la escuela así que su padre decidió que lo mejor sería contratar a un maestro que le diera clases en casa por lo que no tenía amigos hasta que conoció a Alastor como ayudante en la finca de algodón, pocas veces lograron interactuar pero hubo un día en el que gracias a un malentendido se volvieron inseparables.
Culparon a Alastor de robar las joyas de la señora Magne pero tanto Charlotte como él tenían una idea de quiénes fueron, Seviathan y Helsa von Eldritch futuros enemigos de Alastor y Charlotte, pese a que Charlotte no conocía del todo a Alastor sabia que decía la verdad así que decidió estar de su lado cosa que no agradó mucho a sus padres, Alastor le estuvo profundamente agradecido por ser la única persona que le creía pero lamentablemente las joyas nunca regresaron y cómo consecuencia de esto le prohibieron a Charlotte tener interacción con el joven pero ella decidió romper las reglas. En un acto de rebeldía empezó a frecuentarlo a escondidas de sus padres tanto como él a ella en una casa antigua no muy lejos de la ciudad ubicada al borde del bosque, aquel lugar se convertiría en su pequeño secreto.
-Oye...Alastor.-la niña se acostó
de lado para ver al joven niño con curiosidad recargando su cabeza en su mano.-Dime.-el chico aún recostado no apartó la vista del hermoso cielo estrellado que iluminaba la zona dónde estaban ambos.
-¿Cuando seamos mayores tú y yo nos casaremos?.-la inocencia abundaba en ella y era lo normal para una niña de 8 años que creía que de esa forma estaría con su mejor amigo para siempre y claro que el estar casado implica una unión entre dos personas que se aman hasta el fin de sus días, pero la pequeña aún era muy joven para comprender o conocer con totalidad el alcance de su amor por él.
-¿Eh?.-al oír eso Alastor se giró rápidamente para ver el rostro de Charlotte con sorpresa.-Charlotte ¿A qué viene eso?
-Pues...dicen que cuando alguien se casa estará toda la vida con esa persona que la hace feliz y tú me haces muy feliz ¡porque eres la persona que me hace sentir bien!.-diria lo último con emoción provocando que se levantara del piso de sopetón dando pequeños saltitos alegremente.
-Yo....-pero antes de que pudiera decir algo escuchó el chirrido de la puerta abrirse de la planta baja, Alastor inmediatamente se levantó para tomar la pequeña muñeca de Charlotte.-¿Que pasa?.-Alastor no respondió y se escondieron detrás de unos contenedores de basura cubriéndose con una manta para que no los vieran. Él la abrazó para brindarle protección y darle una señal de que todo estaría bien mientras le dedicaba una sonrisa gentil.
-Shhh...-Alastor hizo un gesto con su dedo para que Charlotte guardara silencio entonces escucharon pasos que subían las escaleras para llegar a la azotea, la puerta se abrió y escucharon unas voces hablar.
-¿Seguro de que estaban aquí esos pequeños roedores?
-¿Crees que soy un mentiroso? ¡Esas sabandijas se están refugiando en esta maldita casa! No sé porqué nos ponen a vigilar a la mocosa de Lucifer para que no vea a ese estúpido niño.
Los dos hombres prendieron sus linternas para iluminar el lugar y empezaron a buscar por los alrededores si había algo inusual, uno de ellos iluminó los contenedores de basura y vió que detrás de ellos estaba una parte de la manta que cubría a ambos chicos e inmediatamente llamó a su colega para que se acercara.
-¡Hey!Creo que encontré algo.
Uno de ellos caminó lentamente hacia la dirección de los niños e iluminó el pequeño escondite y acercó su mano para retirar el contenedor pero cuando estaba a punto de hacerlo un sonido proveniente del piso de abajo los alertó.
-¿Que ha sido ese ruido?.-los dos hombres se voltearon a ver y rápidamente bajaron las escaleras dejando el lugar, Alastor soltó un suspiro de alivio cuando se dió cuenta de quién había hecho alboroto en el último piso, bajó lentamente la manta para salir detrás de los contenedores y mirar por los alrededores para comprobar si ya no estaban.
-Está despejado ven, querida.-Alastor le tendió su mano a Charlotte para que se pusiera de pié la cuál aceptó con un poco de miedo pues de una cosa estaba segura, esas personas descubrieron el lugar y en el tenían una idea en dónde podrían estar ambos.
-Tengo miedo...-Alastor se acercó a ella y la abrazó colocando su mano con suavidad en la cabeza de la niña acariciandola para tranquilizarla.-No quiero que termine nuestra amistad... me pone triste que no dejen que hable contigo por lo que pasó...-Charlotte se aferró más al cuerpo de Alastor y este se separó de ella para verla directamente a los ojos.
-Mientras esté aquí nadie podrá hacerte daño, es una promesa, mi pequeña Charlotte.-Alastor se inclinó para besar su frente y sonreírle.
-¿Te quedarás conmigo para siempre?.-preguntó la niña.
En ese momento Alastor recordó la pregunta que Charlotte le había hecho unos minutos atrás sobre casarse, no sabía que responder apenas era un niño de 12 años pero estaba seguro de que no quería dejarla sola, se convirtió en una persona muy importante para él, no soportaría tener que alejarse de ella por un malentendido absurdo como ser culpado de "ladrón".
Un pequeño clic despertó en su interior, por fin se dió cuenta de sus sentimientos hacia ella. El amor que le tenía era tan grande y puro que inconscientemente asintió con la cabeza, dando alusión de que sí, la había aceptado. Las palabras sobraban en ese momento, solo las acciones importaban.
Estuvieron abrazados por unos minutos cuando la preocupación desapareció, Alastor decidió ir a revisar el lugar si estaba todo en orden, terminando le tendió la mano a Charlotte para bajar las escaleras, Alastor estaba al frente bajando con cautela,detrás de él le seguía Charlotte que no soltaba para nada su mano. Ya por fin en la planta baja tomaron sus cosas que estaban escondidas dentro de un viejo buró al lado de la puerta. Charlotte salió primero del lugar mientras que Alastor se quedó unos minutos mirando al piso susurrando.-Gracias amigo.
En eso la voz de Charlotte lo llamó y rápidamente se dirigió hacía ella no sin antes echar un vistazo debajo de sus pies.-¿Que estás viendo?.-preguntó la niña con curiosidad a lo que Alastor le dió un ligero golpecito en la nariz con su dedo índice mientras sonreía.-No es nada, volvamos a casa, nuestros padres no tardarán en darse cuenta de que nos hemos ido de nuevo.-Charlotte asintió con la cabeza mientras suspiraba y empezaron a caminar, lo que no sabía ella a excepción de Alastor es que la sombra de él los estaba vigilando.
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Carmine
Fanfiction¿Hasta dónde llegarías por amor? ¿Matarías por ella? ¿Harías cualquier cosa con tal de tenerla a tu lado nuevamente? Él juró encontrarla. No importaba si tenía que vender su alma o ser ejecutado en la silla eléctrica, sólo anhelaba verla una vez má...