Capítulo 2: Valentía

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Al día siguiente me levanté temprano para registrar otra cacería, al lado de la puerta había un adolescente sentado escuchando música. El Viejo me recibió con una amabilidad extraña, incluso si había hablado muy poco con él. Algo se tramaba.

—Buenos días hombre enmascarado, me alegra verlo aquí hoy ¿Dormiste bien?

—Buenos días señor, sí, dormí bien ¿Usted durmió si quiera? Es bastante temprano, son como las 5 de la mañana.

—Claro, tomo siestas a lo largo del día, ya no tengo la misma energía de mi juventud.

—Entiendo. Bueno, voy a hacer otra cacería.

—¿De verdad? Todavía tienes siete días más para ir a hacer otra.

—Me da igual, mientras menos entidades haya, es mejor.

—Me parece correcto. Bueno, ya que estás por salir de cacería, necesito pedirte un favor.

—¿De qué se trata?

—¿Afuera de la oficina viste un muchacho bajo, de pelo rubio y con audífonos?

—Ah sí, ese niño, sí.

—Necesito que lo lleves contigo.

—Yo no llevo equipo, son muchas pérdidas humanas sin motivo.

—Mira, ese chico que está afuera es como un nieto para mí. Está por cumplir 18 años y por obligación debo echarlo de aquí en cuanto lo haga, no podemos gastar recursos en personas que no aportan al refugio.

—Entiendo, es un inútil y quieres que se meta de cazador para no tener que echarlo.

—Sí, pero no lo digas así. Escucha, si lo llevas contigo te pago el triple de la recompensa.

—Trato hecho.

—Sígueme, quiero que se conozcan.

Me llevó a donde estaba el chico, se llamaba Carl; usaba un chaleco y un pañuelo azul alrededor de su cuello, me pareció algo extraño, pero no soy nadie para decir qué es raro o qué no.

El viejo: Bueno, los dejo- Entró a su oficina y cerró la puerta detrás de él.

Nos miramos un rato, Carl nunca se quitó sus audífonos y tenía una cara de enojo y prepotencia, lo cual me fastidió un poco. Me le acerqué y lo miré directamente a los ojos, la luz arriba de mí era la suficiente como para que pudieran apreciarse mis ojos y boca debajo de la máscara sonriente, una imagen que asustaría a cualquiera, en especial a un niño inútil como él. Su rostro y su actitud pasaron a una de completo terror, luego se cayó de su silla.

—Mira niño, lo que verás a partir de la cacería de mañana será todavía peor. Sinceramente dudo que si quiera sobrevivas. Pero tengo un trato importante con El Viejo, él te aprecia mucho ¿Lo sabes? Así que estás bajo mi cuidado a partir de ahora.

—A... Ajá, sí, como tú digas, por favor nunca más vuelvas a mirarme así —se levantó con dificultad y me extendió la mano, se la di de regreso. Por lo menos era educado.

—Saldremos a las 2:00 a.m. así que mejor vete a dormir. Mañana será un día duro desde el inicio.

Desde la perspectiva de Carl.

El señor Benavídez me llamó a su oficina y me dijo que esperara afuera, me dejó tomar una silla y me puse a escuchar música. Luego de un rato esperando salió con un tipo muy raro, tenía una máscara con una cara feliz, los agujeros de los ojos y la boca eran grandes, pero por alguna razón también eran oscuros, como si algo estuviera censurando su rostro. Después de aterrorizarme con una mirada muerta, tuvimos una breve conversación, que más bien parecía amenaza. Traté de irme a dormir, pero tuve múltiples pesadillas, cada que cerraba los ojos veía esa imagen de ese rostro que no era del todo humano, como un "valle inquietante".

Máscara sonrienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora