Capítulo 5: Rabia

3 0 0
                                    

Desde la perspectiva de Carl.

El día de mi segunda cacería había llegado, mis quemaduras habían dejado de arder, Víctor seguía esposado a la camilla y no había pronunciado una palabra desde que se despertó. Tomé mi escopeta, mi casco y veintidós cartuchos, me sentí muy aterrado de la nada pero también estaba muy emocionado por salir.

—Estoy listo, hombre.

—Eso veo, aunque la entidad que vamos a cazar no se puede matar solo con esa escopeta que tienes, menos con tu puntería actual.

—¿Entonces por qué la elegiste?

—Es lenta, muy lenta.

—¿Para tus estándares? ¿O para los estándares generales?

—Hm, buena pregunta. Para los míos.

—Entonces es rápida.

—No, todavía podrías correr si es necesario ¿Puedes correr por veinte minutos o más?

—Creo que no.

—Vas a tener que ponerte a entrenar después de esto, necesito que seas capaz de sobrevivir por tu cuenta, va a haber un día en el que no voy a llegar a tiempo. De hecho, es una pésima idea que vayamos a cazar en tu estado actual, tanto físico como mental.

—¿Pero sí vamos o no?

—Claro, claro, solo que esta vez no te voy a dar el crédito completo.

—Oh, bueno, peor es nada.

—Vamos entonces.

Me sentí un poco insultado, pero también reflexioné acerca de mi estado físico, nunca me había puesto a pensar en el hecho de que nunca hice la suficiente actividad física a lo largo de mi vida. En el camino noté raro al enmascarado, se movía de forma anormal, como si se estuviera aguantando el dolor, ya habíamos avanzado un buen tramo no dejaba de acomodarse los hombros.

—¿Estás bien hombre?

—Sí, no te preocupes, solo me duelen un poco los hombros.

—No te creo, tú estás mal, tu última pelea te dejó más herido de lo que te gustaría admitir.

—Eres perspicaz, pero no me importa lo que digas, estoy bien.

—También sientes rabia hacia las entidades ¿No? Por eso insistes en salir a cazar casi sin pausa —paré de caminar, él también.

—Yo...

—Es mejor que volvamos, todavía no te has recuperado del todo.

—Je, vaya que eres perspicaz, me alegra que sepas cuándo no es buena idea salir a cazar. Vamos, hay que enseñarte cómo usar apropiadamente esa arma, además de que hay que sacar algo de carne en ese manojo de huesos.

—Claro, todo esto fue una prueba, señor sensei.

—Cree lo que quieras creer, volvamos al refugio, todavía estamos cerca.

—Está bien, volva... —una entidad salió de la nada y atacó por sorpresa al enmascarado, él reaccionó al instante y no se dejó derribar. Yo tomé mi arma y apunté, pero tenía miedo de darle sin querer al hombre.

—¡No puedo disparar!¡No quiero darte un tiro sin querer!

—No te preocup... —la entidad le dio un golpe en la máscara y lo hizo rebotar contra el suelo. La entidad media alrededor de 1.80 o 1.90 metros, era bastante más pequeña que el monstruo de cuatro metros que había visto esa misma semana, sin embargo exhibía una fuerza superior a la del enmascarado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Máscara sonrienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora