-Donde coño estoy.
He seguido la dirección del GPS pero no reconozco la zona. Y encima está oscureciendo. Solo a mí se me ocurre ir de excursión al monte y sin mirar rutas, solo porque hoy la estúpida de Mary ha hecho alarde de su vida fitness y te has sentido mal contigo misma, que el máximo deporte que has hecho esta semana es ir a por garrafas de agua al súper.
-Soy gilipollas, y encima no tengo cobertura, estupendo. -Me resigno a pensar que hoy no llegaré para la cena.
Estoy perdida en medio del monte, sin cobertura y agotada físicamente, después de andar durante dos horas, por fin, encontré el coche. Casi pierdo una zapatilla en la bajada de la senda, me ha picado algo en una pierna y por si eso no fuera suficiente, ahora me pierdo con el GPS. El día no puede terminar peor.
Ja.
No tenía que haber dicho eso.
He pinchado una rueda.
-Noo!
Medito durante unos segundos antes de bajarme del coche. Respira. Cojo aire por la nariz, despacio, y lo suelto por la boca, despacio, respira. Otra vez.
Me bajo del coche para ver el desastre, y si, he pinchado una rueda. Creo recordar que pasé por un chiringuito de camino a la ruta, no puede quedar muy lejos. Cojo mi bolsa del asiento trasero y compruebo dos veces que haya cerrado bien el coche.
Vale, no me queda otra que irme andando.
Empiezo mi nueva ruta buscando algo de cobertura o algún resquicio de vida, en general, para poder pedir ayuda. No llevo andando ni doscientos metros cuando me tropiezo con una rama baja en la orilla del camino y me caigo hacia delante, golpeándome la cabeza al caer.
-Uff, qué dolor. -me quejo, llevándome la mano a la frente. Sangre, apenas unas gotas pero lo suficiente como para alarmarme.
Me pongo de pie como puedo y me doy cuenta de que ya ha anocheciendo, he de haberme desmayado por el golpe. No sé qué hora es, no encuentro mi teléfono. Intento tantear a ciegas, pero me cuesta ver en la oscuridad.
El coche, voy a volver al coche. Estaba aquí detrás, no me jodas que no está. ¿Me lo han robado? ¿Esto es un chiste?
Doy vueltas por la carretera pero no hay rastro de rodaduras de coche ni nada. Esto es muy raro. No hay marcas, no hay nada.
Empiezo a hiperventilar, me está dando un ataque de ansiedad. No, ahora no, tranquila. Respira. Respira. Respira. Consigo tranquilizarme lo justo para apoyar la espalda en un árbol y sentarme en el suelo, voy a esperar aquí. Una vez vi un documental que decía algo así, ¿no? Cuando estás perdido hay que quedarse en el mismo sitio para que te encuentren. Eso es, me quedaré aquí sentada...
Algo me está reptando por el brazo, lo intento apartar de un manotazo y me levanto como si el suelo fuera lava, tan rápido que me mareo y doy dos pasos hacia un lado, buscando un apoyo, no lo encuentro y caigo de rodillas.
-Joder. -quiero llorar.
Levanto un poco la cabeza y me parece ver algo de luz que viene hacia mi por el sendero de tierra, y parece que se acerca alguien.
Empiezo a gritarle ayuda pero la persona me mira desde lejos y me da mal rollo. Hay algo en su postura que no me gusta. Además la luz es ¿una antorcha?
-Eh, perdona, necesito ayuda ¿Puedes llamar a emergencias? He perdido mi móvil y...
-Vaya, vaya, qué tenemos aquí, ¿te has perdido muchacha? Estos bosques son traicioneros para las damas solitarias.
-Perdón, solo quiero llamar a emergencias. ¿Me presta su teléfono?. -Le insisto, cada vez me da peor rollo.
-No se que es lo que dices, pero te puedo enseñar por donde ir al pueblo.
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Sin Cobertura (+18)
Romance-Dedicado a tod@s aquell@s que no han hecho una mamada- No soy una chica deportista, y para una vez que salgo me tropiezo con un playboy que me secuestra, pero hay algo extraño en él y empiezo a sospechar que no me encuentro en el mismo día que salí...