Huida

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Vuelvo a despertarme sola en la cama, voy a tener que hablar con este hombre seriamente.

Estiro la mano sobre las sábanas y aún siento su calor, no puede haberse levantado hace mucho. Sonrío como una tonta, y me tapo la cara con las manos, me estoy sonrojando al recordar lo que hice ayer.

Tal vez, no esté tan mal quedarse a vivir aquí, después de todo.

Brodic me trata bien,aunque sigo siendo su prisionera, le demostraré que puede confiar en mí. El tiempo pone a todos en su lugar. Y mírate, podría ser peor, podría encerrarte en las mazmorras, en vez de estar calentando su cama.

Y sé sincera contigo misma Catherine, te hace sentir deseada y te lo demuestra a diario, de todas las formas posibles y que tú, ingenua, jamás llegaste a imaginar.

Por primera vez en mi vida siento mariposas en el estomago y creo que estoy enamorada de Brodic McLeod, lo que me hace sentir cuando estoy con él y sobretodo cuando no estoy a su lado me hace replantearme si alguna vez quise a Charles, era un gilipollas, estuvo ahí tras la muerte de mi padre y yo lo vi como mi salvador, pero jamás me hizo sentir mariposas.

Acabo de tener una revelación, nunca quise a Charles, y ahora me doy cuenta que agradezco que me dejara por otra. Que lo disfrute. Era imbécil y un pésimo amante, su postura favorita era el misionero y con la luz apagada. ¿Cómo pude aguantar dos años con él?

En fin, será mejor que haga algo durante la mañana, nunca he sido ociosa y quedarme divagando en la cama está bien, pero quiero ir al pueblo y pasear un rato. Tendré que buscar a Brod para comentárselo. Aún no quiere que salga sola.

Me levanto con esfuerzo, aún tengo partes íntimas de mi cuerpo bastante doloridas. Me aseo con el agua de la palangana junto a la chimenea y me pongo un vestido que han vuelto a dejar sobre la cama. Junto a él están mis ropas, las mallas, el top y el sujetador. Estoy tentada de ponérmelo pero sé que Brod es muy capaz de arrastrarme hasta aquí de vuelta para hacerme cambiar de ropa. Tal vez más tarde le sorprenda, cuando estemos a solas.

Me asomo por la ventana y solo hay un par de grupos de soldados entrenando, y otros tanto haciendo patrullas por la muralla. ¿Dónde estará?

Estoy saliendo al pasillo del primer piso cuando veo que la puerta del despacho de Brod está entre abierta, seguramente esté ahí. Me encamino a buscarlo cuando oigo que está discutiendo con Fergus, estoy a un paso para alcanzar el pomo de la puerta y entrar cuando me quedo petrificada en el sitio. No puede ser lo que acabo de oír.

-Entonces el mensaje del rey es claro, te impone un casamiento.-es la voz de Fergus, duda de sus palabras.

-Si, así es, en un par de meses quiere descasarme. -no puedo creer que Brod acabe de decir que se va a casar con otra, me tapo la boca para no gritar y sigo espiando.

Estoy paralizada, no puedo moverme. Un montón de pensamientos intrusivos me pasan veloces por la mente. Se va a casar con otra, el rey lo impone.

-Me ofreció un par de candidatas bastante rentables, ayer envié mi respuesta con sus hombres.

Los hombres de ayer, los de las capas, los que estaban en el patio y recibieron el mensaje de Brod, eran hombres del rey. Sabía que me sonaba de algo su escudo. Pero no puede ser, él mismo ha elegido a su futura esposa y después me ha usado para su propio placer. No.

-¿Y qué vas hacer con tu prisionera? Todo el mundo sabe que calienta tu cama, ¿le gustara a tu futura esposa?.-hasta Fergus piensa que soy su zorra.

No puedo seguir escuchando, doy dos pasos atrás y salgo corriendo escaleras abajo, casi me mato al llegar abajo, me tropiezo con un mueble junto a la pared y se cae un florero, lo llena todo de agua y trocitos de porcelana, pero me da igual. Necesito salir de aquí, necesito irme. Volver. Ha sido una estupidez enamorarme de este hombre, dejarlo que use mi cuerpo y entre en mi alma y mi corazón.

Sin Cobertura (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora