Ban sin explicación alguna empieza a sentir algo extraño hacia King, y es que cada vez que lo ve su mirada acaba en sus labios y las ganas de acercarse lo máximo pasible a besarle empiezan a crecer.
-¡Déjame tranquilo Ban!
-No quiero-
-¡Haré lo que...
-¿Por qué te besaría a ti?¿Y por qué quieres que lo haga?- con un notorio sonrojo
-Solo quiero comprobar algo- dijo Ban
-¡¿Comprobar?!-
-Si, dame un beso y te daré la estúpida almohada- dijo Ban
-¡Me niego! ¡No lo haría ni muerto!- dijo finalmente King
-Pues no tendrás a chastiefol-
-¡Agh!- King subió las escaleras y se encerró en su habitación que compartía con Ban.
Los demás pecados llegaron a la noche y algunos no tardaron de darse cuenta de que King no se encontraba con ellos.
-¿Y King?- le preguntó Diane a Ban
-¿te interesa mucho grandullona?- dijo ban
-Pues si, es mi amigo- dijo ella
-¿Seguro que solo eso?- dijo Ban con un notorio molesto.
-¡¿Que te pasa?! Solo te he preguntado donde está King- dijo ella
-¡Arriba en la habitación!- dijo Ban tirando la jarra a un lado y saliendo de la taberna.
Fuera se respiraba un aire agradable y tranquilizador, pero cuando pensaba en controlarse, él aparecía de nuevo en su mente ¿Qué haría con el?
-Si no te dan lo que quieres róbalo- dijo el cerdito
-¿Qué?-
-Robale ese beso, si no te lo quiere dar lo único que tienes que hacer es robarle ese beso que tu quieres- dijo Hawk
-Eso haré- dijo Ban con una sonrisa traviesa.
Ban subió por las escaleras ignorando a los demás que ahora estaban tomando, y como no, no se molestó en llamar a la puerta de la habitación, en esa taberna no había intimidad ninguna.
-¿No te he dicho que llames a la puerta?- dijo King quien había encontrado su almohada.
-¿ la has encontrado?- dijo Ban
-Si, algo sobresalía de la cama- dijo él
-Mira sobre lo de antes, si no me lo das lo haré yo- dijo Ban
-Si te explicases te entendería- dijo King
-Luego soy yo el tonto- dijo Ban acercándose a el de forma peligrosa, King ni siquiera se había percatado de eso.
King iba a decir algo, pero se vió interrumpido por los labios de Ban, quien le había atraído a el y lo había dejado sin ninguna movilidad.
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