23. Primer beso

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Cuando se dio cuenta que estaba enamorado de Kageyama, ya estaba demasiado perdido como para dar marcha atrás

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Cuando se dio cuenta que estaba enamorado de Kageyama, ya estaba demasiado perdido como para dar marcha atrás. Fue como aventurarse a nadar en la playa, primero quemándose los pies al correr por la arena en llamas hasta llegar al mar y lanzarse con el impulso de la adrenalina y el anhelo a la frescura. Cuando su cuerpo entró en contacto con el agua, pasó a una fase donde se redujo a un peso ligero y pudo deslizarse como si estuviera flotando entre almíbar. Se caracterizaba por su velocidad en el terreno sólido y su gran alcance en las alturas, pero en el agua también destacaba su destreza y avanzaba irrefrenable a un ritmo acelerado. Y antes de que pudiera notarlo, había avanzado tanto que sus pies ya no podían tocar el suelo.

En su tercer año les tocó compartir salón. Llevaban dos meses saliendo, porque al parecer, por algún predestinado motivo, Kageyama también había saltado al mar y ambos se terminaron encontrando en el mismo punto. De cierta forma, se lo esperaba. No existía otro desenlace posible, a decir verdad.

Llevar una relación con ese tipo no era exactamente romántico o diferente de lo que tenían antes. Tampoco esperaba un gigantesco cambio teniendo en cuenta su personalidad y tacto para con los demás, pero...

—Kageyama, ¿cuándo me dejarás besarte? —reclamó Hinata apoyando los codos sobre el escritorio de Kageyama, enfrentándolo cara a cara para demostrar su determinación.

Kageyama le tapó la boca y lo miró molesto.

—Tu voz, idiota —se quejó, porque al parecer era un secreto y recién se enteraba.

—A esta altura ya lo sabe toda la escuela, no eres tan sutil, Bakayama. —Y se ganó un intento de apretón de cabeza, pero lo anticipó y lo esquivó con sus reflejos.

Llevaba esperando demasiado tiempo ese beso, porque el idiota de su novio era demasiado casto y pudoroso y cada vez que intentaba tener un acercamiento lo frenaba. "No es el momento", era su excusa. Aunque, ¿cómo se suponía que supieran cuándo era el dichoso momento? Hinata no creía que las cosas debían suceder por arte de un destino mágico y premeditado en un ambiente pomposo y brillante que se daba al espontáneo. Era de los que no esperaban por la oportunidad, sino que creaban la oportunidad sin importar el tiempo o el ambiente.

Y quería ese puto beso.

—Sucederá cuando tenga que suceder, ya te dije.

Hinata rodó los ojos ante ese bobo argumento.

—Voy a morir virgen si tengo que esperar de esta forma sólo por un beso —lo dijo en serio, pero también porque le gustaba avergonzar a su novio, porque Kageyama tenía la piel clara y se le notaba con mucha facilidad cuando se ruborizaba. Un hecho que había comenzado a suceder bastante seguido desde que empezaron a salir.

—¡I-idiota, n-no digas esas cosas en voz alta!

—Pero tú eres el que está hablando alto. —Hubo otro intento de golpe, pero se volvió a anticipar.

Por uno más | Kisspril [KageHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora