24. Esquimal

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Hacía frío

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Hacía frío. El año había avanzado hasta alcanzar una estación donde los estudiantes iban enguantados, con gorros y bufandas. La lógica decía que, si la temperatura era demasiado baja, entonces el ser humano necesitaría resguardar su calor bajo capas y capas de ropa. Sin embargo, Hinata era un inútil que no se apegaba a ninguna lógica y no podía mantenerse abrigado apropiadamente. Y Kageyama sólo quería arrancarle los ojos mientras se sacaba de quicio e intentaba protegerlo de sí mismo.

—Eres un idiota —repitió por quinta vez. La práctica y la práctica extra habían finalizado hace unos minutos. Afuera de las puertas del gimnasio, donde el calor del juego y la protección del lugar cerrado ya no podían resguardarlos, Hinata no tardó en empezar a temblar.

—Ya, Kageyama, estoy bien —respondió abrazándose a sí mismo, pero el muy terco idiota respiró entrecortado unas tres veces antes de estornudar.

—Sólo a ti se te ocurre salir sin abrigo en invierno.

—Es que cuando voy en bici no tengo frío porque voy súper rápido y entro calor.

Fue observado por unos segundos antes de recibir un zape. Pero antes de que Hinata pudiera contratacar, Kageyama le envolvió el cuello con su propia bufanda, casi estrangulándolo en el acto, tan bruto como siempre. Y aunque quiso reprocharle su agresividad, le invadió una agradable calma en cuanto percibió la calidez de la tela alrededor.

Kageyama se agachó a su altura para terminar de anudarle aquella bufanda azul. Hinata prestó atención a la expresión en su rostro, las cejas tensas, frunciendo el ceño y los labios como cuando estaba molesto o se concentraba demasiado. Tenía pestañas largas y podía notar que sus facciones eran un tanto refinadas incluso con esa mueca fea. Las chicas de su salón solían decir que Kageyama Tobio era guapo, se impresionaban por sus habilidades físicas y alegaban que sería el novio perfecto si tan sólo no tuviera ese mal carácter. Aunque había un par que todavía elegía quedarse en el juego albergando esperanzas para declararse en San Valentín o antes de la graduación.

Pero es un idiota del vóley, jamás les haría caso, pensó para sus adentros. Y algo en ese pensamiento le generó satisfacción. Entonces Kageyama levantó la mirada y Hinata se encontró de frente con esos ojos intensos y azules que alborotaban las hormonas de sus compañeras. Y contuvo el aliento de golpe, porque lo estaba viendo demasiado cerca y demasiado intenso, ya que sus ojos se veían incluso más profundos en la noche.

Supo que podría perderse allí.

—¿Tienes fiebre?

¿Qué?

—¿Qué? —dijo en voz alta, porque no estaba seguro de haber escuchado un sonido y mucho menos de entenderlo. Al parecer su cerebro se había reseteado.

—Tienes la cara roja —dijo Kageyama mirándolo fijo.

—¿Eh? ¿En serio? —Se tocó la cara como si así pudiera verse, avergonzado de cómo las reacciones físicas de su cuerpo lo traicionaban, aunque lo normal sería pensar que había sido por el frío.

—Si te enfermas ahora te mataré —amenazó con un tono para nada amenazante, aunque sí se podía notar cierta inquietud en su voz. En ningún momento se alejó, al contrario, pegó su frente contra la de Hinata y se quedó ahí, chocándole su respiración contra la piel y llenándolo de su aroma personal.

Kageyama no parecía tener ni la menor idea de cómo tomar la temperatura, así que sólo se apegó con más fuerza y chocó contra su nariz, maldijo por lo bajo y ladeó la cabeza para la izquierda, luego para la derecha y luego de nuevo a la izquierda, generando un roce seguido contra su nariz, casi suave, casi dulce.

¿Qué estamos haciendo?

No, obvio que el idiota no tenía noción de lo que había hecho, por eso había seguido como si nada luego de separarse y volver a maldecir por ver la cara de Hinata todavía más roja.

—Estúpido, ¿cómo se te ocurre enfermarte antes de las nacionales? —Pero no lo volvió a golpear, aunque claramente se estaba conteniendo—. Si no te recuperas pronto lo tomaré como otra victoria a mi favor y te patearé el trasero aunque estés moribundo, ¿oíste? —Y lo señaló como si quisiera amenazarlo otra vez.

Pero en serio nada sonaba creíble cuando Hinata andaba tan inmerso en las pulsaciones frenéticas que lo estaban dejando con un pie en el otro mundo luego de ese repentino ataque.

Genial, eres igual que tus compañeras.

Repito que no se me puede juzgar porque estoy subiendo todo de un tirón, eh 😔🤟

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Repito que no se me puede juzgar porque estoy subiendo todo de un tirón, eh 😔🤟.

Aclaración: Tal como en el flufftober que dejé a medias hace tanto tiempo, aquí también tenemos días que están relacionados entre sí otros que no. Dejo a su interpretación estas relaciones, pero creo que se entiende dentro de todo.

Ojalá les sea disfrutable, porque voy a estar subiendo todo seguido. Ya se la saben, síganme para más tips de cómo no ser una escritora pro.

Por uno más | Kisspril [KageHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora