🍁 Capítulo 8🍁

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Sandra:

Nos detenemos en la entrada del callejón, la oscuridad es tan espesa que puede tocarse.

- Seguro que salimos de esta — digo.

- O morimos —dice él.

-¡ No seas tan pesimista! Hombre de poca fe.

- No soy pesimista, pero es la realidad, no podemos confiarnos y caer luego en sus trampas. Y si tengo fe , esto que digo es por sabiduría.

- Eres fuerte Damian, se que lo lograremos.

- Bien, ¡ entremos !

Damian toma mi mano , me sonrojo con el corazón agitado y entramos en el tenebroso callejón. El silencio es incómodo, tanto que puedo escuchar nuestras respiraciones y el latido de nuestros corazones. No nos hemos adentrado mucho cuando vemos a una hermosa mujer frente a nosotros.
Viste un vestido rojo antiguo y su cabello está atado en un peinado tradicional japonés, el rostro maquillado también tradicional. Se acerca a Damian sin que pudieramos percibirlo y abrazándolo acerca su rostro al de él .

Damian no puede evitar observarla , tiene unos ojos hermosos y unos tentadores labios rojos muy bien definidos que resaltan a la perfección con el contraste de la piel blanca maravillosamente sedosa.
Yo sin dudarlo lo empujo lejos de la seductora mujer.

-¡ Corre a la salida Damian!— grite abriendo los brazos a ambos lados parada frente a la hechicera.

-¿ Enserio crees que si el corre a la salida escaparan de nosotras?— dice la mujer —de verdad eres ingenua .

Unas enrredaderas con espinas envuelven mi cuerpo , Damian saca su espada y la blande contra las enrredaderas pero en vano, no logra cortarlas , estás cada vez más aprietan mi cuerpo provocando mis gritos de desesperación.

-¡¡ Ahhh!!, Damian ...hulle ...no permitas que te cacturen . Ve a rescatar a tu amiga.

-¡¡ Jamás me iría sin ti !!¿ Me oyes ?, jamás .

-¿ Por qué eres tan terco ? ¡ Ve por Mai!

-¡ No , calla no digas estupideces!—
Damian me mira , luego a su espada y luego a su brazo izquierdo, cierra los ojos y respira profundo antes de cortarse el brazo sin pensarlo dos veces— tch... Dios, como duele.

-¡ Damian que...!— abro los ojos como platos al ver la terrorífica escena .

-{{ ¿ Por qué hizo algo así , por qué? Pudo haberse ido y dejado aquí , al final iría con la mujer que ama}}

Damian me hace una señal de que corra nada más que las hechiceras se distraigan , agarra su brazo del suelo y lo lanza a un lado del callejón.
Las mujeres rápidamente corren a dónde callo el brazo dejándome libre de las enrredaderas que ya se me han encajado en la piel , corro hacia Damian que se sujeta el hombro adolorido, la sangre brota de su herida como fuente rota.

- Dami...¿ te duele?, ¿ Pero qué pregunta la mía ? Claro que te duele. ¿ Por qué hiciste algo tan loco?.

- Ahora no es momento para preguntas y respuestas, no tardarán mucho en comerse mi brazo. Salgamos de aquí.

- ¡ Sí!.

Salimos corriendo del callejón lo más rápido posible, nos detenemos cerca de unos muros de rocas muy altos que dividen el pueblo de la fortaleza.
Damian se deja caer en el suelo arenoso sin poder resistir más el terrible dolor que está sintiendo.

Damian:

No puedo soportar más el terrible dolor que estoy sintiendo y la sangre cada vez se me escapa más , me quedaré sin sangre si Sandra no actúa rápido.

-¡ Venga Sandra! Usa tu don de  sanidad.

- Es que estoy muy nerviosa.

- Pues relajate o moriré desangrando.

- Ok, vale , vale.

Ella coloca sus manos a unos centímetros de mi brazo, o más bien lo que queda de el , respira profundo para tomar concentración y poco a poco va orando  y mi brazo va reapareciendo , el don de sanidad recorre todo mi cuerpo. Una vez curado ...

-¿Por qué hiciste eso imbécil? —me pega un puñetazo.

- ¡ Aho Sandra que...!

- Imbécil, ¿ Cómo pudiste? — dice y por cada cosa que dice me pega con los puños cerrados en el pecho.

- Sandra yo...

-¡ No quiero excusas! —llora y mi corazón se parte en dos —me asusté mucho Damian, no lo vuelvas a hacer.

- Lo hice porque confío en ti , sabía que me curaría Dios ...pero no lo volveré a hacer...pero escucha—me mira — si es para salvarte lo volvería hacer .

-¿ Eh?—se recoje el largo cabello rubio y sedoso .

- Lo que oyes Sandra. Si estás en peligro y tengo que cortarme los dos brazos o ambas piernas para salvarte...lo volveré hacer.

- Damian...

Ambos nos miramos fijamente a los ojos , puedo ver el hermoso color azul de los ojos de ella , mientras nuestros rostros se fueron acerando poco a poco. Cuando nuestros labios están a punto de tocarse me detengo ...

- Paremos esto Sandra.

-¿ Qué?—enarca una ceja.

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