Hoy iban a venir unos señores al orfanato según lo que escuché, son muy adinerados y tienen cinco hijos. No entiendo por qué vienen a adoptar teniendo cinco niños que mantener. Cosas de ricos, supongo. Solo es para que alguien "desafortunado" (como ellos dicen) derroche su dinero y no sientan tanta culpa por lo mierda que son con la gente pobre.
-¡Mocosa insolente, ¿me estás escuchando?! Ponte lo mejor que tengas y baja, ¡es una orden! -Me grita Dolores, haciendo que pegue un brinco del susto. Nunca le caí bien; en realidad, me detesta y no entiendo por qué. Nunca le hice daño. Al principio pensé que era mi culpa, pero con el tiempo me di cuenta de que no era así, ya que yo no tenía la culpa de que envidiara lo bonita que soy.
Rápidamente me puse un vestido floreado, color rosa pastel, de tirantes finitos, que ya estaba un poco desgastado, pero era lo más lindo que tenía, y después unos guaraches color blanco.
Bajé lo más rápido que pude y justo cuando me paré al lado de las demás niñas, se abrió la gran puerta del orfanato, dejando ver a una pareja. El hombre llevaba un traje azul marino demasiado costoso, a mi parecer, y la mujer un vestido muy elegante, color blanco. Se veían imponentes y su aura era demasiado densa, hasta el punto de sentirme asfixiada, aunque creo que las demás no lo notan.
Escucho una voz a lo lejos, sin embargo, no presto mucha atención, ya que la pareja frente a mí se llevó toda. Me estaban mirando como si pudieran leer mis más oscuros secretos, y eso no me gustaba, ya que me hacía sentir nerviosa, y no me gustaba ese sentimiento.
-¡Catherine! -Salgo de mi ensoñación cuando escucho que Dolores grita mi nombre, enojada-. ¿Estás escuchando? No importa, discúlpenla, señores Ivanov, es una niña un poco distraída.- Tengo que admitir que sí soy un poco distraída, a veces me pierdo en mis pensamientos y dejo de prestar atención a lo que dice la gente. Es algo que estoy tratando de arreglar-. Síganme, los llevaré al jardín para que puedan conversar.- Se dirige a la pareja y veo que se alejan, mientras me quedo parada en la entrada del orfanato. Dolores, al ver que no la sigo, me da una mirada llena de odio. Es la única señal que necesito para saber que también se dirigía hacia mí, así que troté lo más rápido que pude para alcanzarlos. Llegamos a un lugar con una mesa y sillas. Dolores les hizo una seña para que se sentaran y se fue, dejándome sola con la pareja, que me veía de forma intimidante, haciendo que me sienta chiquitita con su mirada.
-Siéntate, corazón, no vamos a comerte -la mujer fue la primera en hablar. Su voz se escuchaba muy suave, con un toque divertido. Supongo que fue porque parecía un cachorrito asustado, ya que estaba temblando, debido a que su imponente aura y la de su marido me intimidaban demasiado. Desconfiada, decidí que, en efecto, era mejor sentarme. No quería que me dolieran mis piececitos por estar mucho tiempo parada.
-Bien, déjame presentarnos. Me llamo Vladimir Ivanov y ella es mi querida esposa, Anastasia Ivanov -lo miré y, sin pensarlo, contesté.
-Mi nombre es Catherine -nerviosa, bajé la vista hacia mis manos. No me gustaba lo intimidantes que eran, y sé que lo repito mucho, pero es que son demasiado imponentes.
-Lindo nombre, cariño. ¿Por qué no nos cuentas un poco de ti? -suspiré y volví a subir mi mirada, encontrándome con la de Anastasia.
-Me gusta dibujar, el color rosa, el bosque, los libros y la música -me detuve a pensar qué más me gustaba-. ¡Oh! Y las flores. Me encantan las flores. Amo los claveles y las nubecitas. Son mis favoritas. Me gusta cuidarlas -la pareja sonrió con ternura al ver que me emocionaba hablar de ese tema. Me avergoncé un poco, ya que había sido muy infantil de mi parte casi gritarlo, pero me era imposible no emocionarme, ya que las flores eran lo más lindo del mundo. En realidad, la naturaleza en general es hermosa.
Hablamos un poco más. Me enteré de que vivían en el pueblo cercano a la ciudad en la que estamos, un pueblo que está fuera del mapa, ya que vive mucha gente adinerada y que pocos conocen. También me dijeron que tienen cinco hijos: cuatro varones y una chica.
Ya se había hecho muy noche, y la pareja se tenía que ir. Se despidieron de mí, y muy a mi pesar, yo también. No quería que se fueran. La plática que tuve con ellos se sintió tan amena que, por un momento, olvidé que estaba en el orfanato, hablando con dos completos extraños como si los conociera de toda la vida.
-Lo lamento, pequeña, nos tenemos que ir. Prometemos que vamos a regresar.-Anastasia era la mujer más dulce, y su esposo, aunque tuviera la mayor parte del tiempo mala cara, también era dulce, al menos conmigo.
-¿Lo prometen? -¿Soné ridícula? Sí, pero Dios, estuvimos hablando por horas, y sentí una conexión inexplicable, algo que nunca había sentido, y me trataron como nunca nadie me había tratado. Era como si me estuvieran quitando algo preciado. Mis ojos se pusieron llorosos, y sin darme cuenta, las lágrimas ya mojaban mis mejillas.
-Lo prometemos, cariño -los dos me abrazaron. Vladimir limpió mis mejillas, pero por más que lo hiciera, las lágrimas salían sin control de mis ojos. Me dieron un beso cada uno en mis cachetes, se separaron de mí y fueron directo a la salida del orfanato.
Me sentía vacía. Había creado una conexión con ellos demasiado rápido y ahora tendría que vivir con ese sentimiento hasta que regresaran, si es que lo hacen. Arrastrando mis pies, empecé a caminar hacia mi habitación. Solo quería acostarme en mi cama y dormir hasta la mañana siguiente.
Continuará...
Me alegra que se hayan quedado a leer el capítulo. Si vieron alguna falta de ortografía, háganmelo saber.
Hay que aclarar que no soy la mejor escritora y que se me pueden pasar algunas cosas como la ortografía y diversas cosas más. Antes de que sigan, esta historia no va a ser un cuento de hadas ni va a tener un romance sano, así que si estás acostumbrada o acostumbrado a leer libros "vainilla", te equivocaste de libro, corazón. Y si quieres darle una oportunidad al dark romance, adelante, pero con una condición: si no te gusta mi libro, no hagas comentarios desagradables, solo no lo vuelvas a leer.
Ya que todo quedó claro, si les gustó, denle a la estrella y síganme.
Palabras: 1122
Att. Su futura escritora favorita.
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| ~ Adoptada ~ |
Short Story-Adoptada?- Mi voz suena incrédula. Tenía 16, quien en su sano juicio querría a una adolescente en vez de a un bebé? -Sí empaca tus cosas y baja, te están esperando.- La voz de Dolores se escuchaba enojada como si le diera envidia que pudiera salir...